Posadas- Un pastor evangelista de 42 años fue condenado por el Tribunal Penal de Oberá, Misiones, a 15 años de prisión, al haber sido hallado culpable de violar y abusar de sus tres hijas desde que éstas tenían 10, 8 y 5 años.
Posadas- Un pastor evangelista de 42 años fue condenado por el Tribunal Penal de Oberá, Misiones, a 15 años de prisión, al haber sido hallado culpable de violar y abusar de sus tres hijas desde que éstas tenían 10, 8 y 5 años.
La condena fue impuesta por el tribunal de esa ciudad misionera tras un juicio oral a puertas cerradas.
El condenado es un pastor de la Iglesia Evangelista Asamblea de Dios, de importante arraigo en la zona, quien había sido denunciado por su esposa en 2007.
El hombre, según afirmaron fuentes judiciales, al momento proclamar su inocencia ante el tribunal se habría encomendado a Dios y atribuyó la acusación de su esposa e hijas a un interés por apropiarse de sus bienes.
Sin embargo, los magistrados Amalia Lilia Avendaño, Francisco Aguirre e Ivonne Heppner encuadraron los hechos en los delitos de “abuso sexual con acceso carnal en dos hechos y abuso sexual simple, en concurso real y calificados por el vínculo”.
El caso, que conmovió a la comunidad de la zona centro de Misiones por los antecedentes religiosos del involucrado, salió a la luz a mediados de 2007 por una denuncia de la esposa en la Comisaría de la Mujer de Oberá.
El detonante, según se supo, fue la intención de la mayor de las víctimas, que en la
actualidad tiene 21 años, y luego de sus hermanas, de 19 y 17, de abandonar el hogar, a raíz
del calvario al que eran sometida por su padre desde pequeñas, cuando su madre estaba
ausente.
Según se expuso durante el proceso, ante esa actitud de su hija mayor, la mujer le
preguntó los motivos de su decisión de alejarse de la familia, circunstancia en que la chica
relató sus padecimientos y los de sus dos hermanas, frente a los abusos sexuales de su
padre.
La mujer denunció a su esposo ante las autoridades y fue detenido hasta que la causa
llegó a juicio con la condena posterior, un trámite en el cual declararon la denunciante,
miembros de la Iglesia Evangelista, investigadores y profesionales, además de las
víctimas que, según se supo, habrían expresado que no guardaban rencor por los hechos a su
padre.