Benedicto XVI ha concedido mayores poderes a la Congregación para el Clero para que pueda
castigar de manera más severa a los sacerdotes que no mantienen el voto de castidad y viven en
concubinato o se casan por civil sin haber recibido antes la dispensa para pasar al estado laical.
Así lo manifestó ayer el arzobispo Mauro Piacenza, secretario de la
Congregación para el Clero, a Radio Vaticano, que precisó que se trata de una directiva para ayudar
a los obispos a afrontar “situaciones particulares” del clero, que contempla incluso la
reducción del sacerdote al estado laical como castigo.
“Por desgracia hay que reconocer que muchas veces se verifican
situaciones de indisciplina por parte del clero en las que los intentos de superarlas no dan
resultado y se corre el riesgo de que la situación se prolongue excesivamente con grave escándalo
de los fieles y daño al bien común”, afirmó el prelado.
Piacenza afirmó que el Papa ha concedido a su Congregación la facultad
de tratar los casos de abandono del estado clerical in poenam, es decir, como castigo, de los
clérigos que se hayan casado aunque sólo sea por lo civil y que amonestados continúen “con la
vida escandalosa e irregular”.
Ese mismo castigo se podrá aplicar también a los clérigos
“culpables de graves pecados contra el sexto mandamiento que manda no cometer actos
impuros”.
El catecismo de la Iglesia Católica subraya que el sexto mandamiento
atañe, además del adulterio, a las ofensas contra la castidad, incluida la homosexualidad.
El arzobispo añadió que también podrá su dicasterio infligir “una
justa pena o penitencia” por la violación “de la ley divina o canónica” y que en
casos urgentes, en los que se vea que el “reo” no tiene intenciones de regenerarse se
podrán aplicar penas perpetuas, incluida la reducción al estado laical.
Piacenza agregó que los clérigos que hayan abandonado el ministerio por
un periodo superior a cinco años consecutivos podrán perder el estado clerical, aunque no será una
cosa automática, sino que será estudiado caso por caso.l