Apple está en alerta. Las bajas expectativas de venta de su producto estrella, el iPhone, han repercutido en el valor de la empresa. Apple ha perdido más de 400.000 millones de dólares de cotización de mercado en tres meses. La razón es simple: el iPhone tiene competidores cada vez más agresivos. Y además el usuario fiel del celular más "cool" han descubierto que no es necesario comprar cada modelo nuevo que saca la compañía y que se pueden estar más de dos años con el mismo teléfono. La durabilidad legendaria de los productos Apple le juega así en contra a la famosa empresa de Cupertino,California.
La enorme pérdida de capitalización citada es importante, aunque la firma se mantiene en la lista de las grandes tecnológicas, y cerró el año con 84.000 millones de dólares de ingresos, lo que sin embargo representa una caída de 4,5 por ciento respecto al año anterior.
Lo más curioso de todo es que la empresa de la manzana venía de un ciclo de récords. Varios son los factores que determinan las posibles razones por las que la acogida de sus nuevos terminales no ha sido como se esperaba. Y ante una situación atípica, estrategias atípicas. Tim Cook, máximo responsable de la compañía, ha tenido que asumir los problemas en un extraño e inesperado comunicado dirigido principalmente a inversores en donde reconoce que los nuevos modelos, los iPhone XS, XS Max y XR, no han tenido «un comportamiento tan fuerte como se pensaba».
Entre las razones más destacadas de este escenario desfavorable se encuentra la coyuntura del mercado del teléfono móvil inteligente, el smartphone. Desde que hace un año el negocio alrededor del smartphone cayera por primera vez en su historia la situación se ha venido agravando: las previsiones apuntan a una contracción del 5 por ciento, según diversos analistas. Las más optimistas, en cambio, la sitúan en una caída en torno al 1 por ciento.
En 2018 ha coincidido, además, con un punto de inflexión para el gigante estadounidense. Por primera vez desde que lanzara el primer modelo de iPhone, en 2007, Apple no es ni siquiera la segunda marca que más teléfonos vende en el mundo. Ese puesto lo ha dejado en favor de Huawei, que ha escalado posiciones rápidamente. Aunque es casi impensable afirmar que la firma de Cupertino pueda ceder aún más frente a sus rivales, existe el miedo a quedarse fuera de las batallas por las cuotas de mercado pero está por ahora descartado un castigo similar al sufrido por HTC o LG, condenados a la irrelevancia comercial en este sector.
Apple se ha enfocado, por regla general, más a un público premium y a lograr mayores réditos económicos en lugar de acumular cuotas de mercado pasajeras que, en realidad, sirven de espejismo a un sector maduro que superó hace mucho tiempo la franja de los mil millones de teléfonos vendidos en el mundo. Encontrar países emergentes que vuelvan a comprar sus productos a mansalva es cada vez más complicado y la tasa de actualización de los productos cada año es todavía una quimera por parte de los fabricantes.
China y los precios bajos
El del smartphone es un mercado maduro y sobresaturado en donde los consumidores buscan optan cada vez más por los precios más bajos. Es simple de explicar. Si existe una realidad en estos momentos es que China es el seno de varios fabricantes que se han hecho un nombre fuera de sus fronteras gracias a su política de productos de altas prestaciones a precios contenidos. Y con ello han empezado a cautivar al público.
Pagar mil dólares por un celular nuevo es difícil de aceptar por muchos. Ni hablar en Argentina, donde los precios se más que duplican (ver recuadro). La gama media ha dejado de existir, porque por unos 300 dólares o euros se pueden encontrar dispositivos solventes y fiables que satisfacen a la mayoría de consumidores. Esa horquilla es la que ha favorecido a marcas como Huawei, Oppo, OnePlus o Xiaomi, que han logrado entre todas arrebatarle el primer puesto a Apple en China en los últimos años.
Esta caída en el gigante asiático, curiosamente el lugar donde se fabrica el iPhone, le ha pasado factura a los últimos resultados económicos de Apple. Y la brecha puede ser más pronunciada de lo que se espera a tenor de los pronósticos. Varios analistas apuntan incluso a un retroceso del 19 por ciento en las ventas. China ha dejado de ser su principal mercado. Inevitablemente se tenía que notar de alguna forma. Tampoco le ha favorecido las peleas legales y vetos por culpa de su trifulca con Qualcomm, enmarcada además con un capítulo en la ardua batalla comercial entre Estados Unidos y China. El encarcelamiento en Canadá por pedido de Estados Unidos de la hija del fundador de Huawei, Meng Wanzhou, también ha repercutido negativamente en los compradores de China, lógicamente.
Pero Apple no es la única que ha sobrecargado el precio de sus equipos. Samsung también lo ha hecho a lo largo de 2018. Y ambos fabricantes se han dado un golpe contra la triste realidad; sus últimos modelos no han triunfado.
Ni la respuesta del iPhone XR ha hecho palanca entre los consumidores como sí ocurriera el año anterior con la llegada del iPhone X, durante varios meses el teléfono más vendido del mundo. A ojos de muchos consumidores se aprecia a este modelo como un lanzamiento menor. Su alternativa es muy variada, con modelos como Huawei Mate 20 Pro o Pixel 3 XL.
Aumentar nuevamente los precios de salida era comprensible para obtener mayores márgenes de beneficio, pero se ha saldado con una reducción de las ventas directas. Como se esperaba, la firma ha vendido menos unidades. Algo normal, puesto que por ejemplo el iPhone XS Max con las configuraciones más altas supera en el mercado europeo los 1.600 euros. Un exceso en los tiempos que corren.
Percepción negativa
A esta estrategia comercial se debe sumar, además, la percepción general entre los consumidores de que los nuevos modelos no están a la altura. Se acusa a Apple de falta de innovación y de replicar ideas consolidadas. Para el perfil de comprador medio, los nuevos iPhones son buenos y bonitos pero demasiado parecidos a los del año anterior. Esta situación ha derivado en el debate acerca de si este año deben ajustar los precios, algo sin embargo que no suele asociarse a la política de ventas de la compañía.
Es clave en este escenario añadir un factor adicional que tiene que ver con el comportamiento de los usuarios: cada vez tardan más en renovar sus teléfonos. No tiene sentido hacerlo cada dos años, como era la norma. Los iPhone son productos caros que cuentan con una gran durabilidad mucha más que la media de sus competidores. Muchos consumidores han optado incluso por adquirir modelos como el iPhone 6 y iPhone 6 Plus, lanzados en 2014. Son de gran fiabilidad que siguen funcionando perfectamente. La tendencia de comprar celulares reacondicionados, con batería nueva, sigue en aumento. Y Apple no ha encontrado su lugar todavía en este nuevo hábitat.