Apenas se casó, una italiana se escapó con el amigo de su esposo
Una novia italiana se escapó tras la boda con el amigo del marido, al que dejó plantado junto a
los invitados en un restaurante en Trieste (noreste de la península). La boda tuvo lugar el sábado
pasado entre Andrea, un empleado de banca de 34 años, y Sara, una chica de 30, empleada en una
financiera de Montefalcano, tras diez meses de relación.
29 de mayo 2009 · 01:00hs
Una novia italiana se escapó tras la boda con el amigo del marido, al que dejó
plantado junto a los invitados en un restaurante en Trieste (noreste de la península). La boda tuvo
lugar el sábado pasado entre Andrea, un empleado de banca de 34 años, y Sara, una chica de 30,
empleada en una financiera de Montefalcano, tras diez meses de relación.
Sara llegó puntual a bordo de un automóvil guiado por el amigo de su marido al
Ayuntamiento, en la plaza de la Unidad, y vestida de color marfil fue recibida por el novio y por
una treintena de invitados. Una ceremonia modesta en la que no tenían previsto ni siquiera viaje de
novios.
Después del sí quiero, de las fotos de rigor y del lanzamiento de arroz, la
novia pidió ir a cambiarse para estar más cómoda en el banquete y marchó acompañada por el amigo de
su marido, quien desde hacía meses jugaba al fútbol con él y que la había llevado en el coche hasta
el Ayuntamiento.
El marido y los invitados fueron al restaurante y allí, mientras esperaban,
brindaron una y otra vez por la felicidad de los novios, hasta que al cabo de una hora y sin que
llegara la novia, empezaron a sospechar de que algo no iba bien y comenzaron las llamadas al
celular móvil de Sara. Estaba apagado.
Poco a poco "se fue creando un ambiente de funeral" en el restaurante, según
recordaron testigos.
Tras un par de llamadas al amigo del novio, al cabo de hora y medio respondió y
pasó el teléfono a Sara: "He comprendido que he cometido un error. Lo siento, mi corazón me lleva a
otra parte", dijo al estupefacto marido.
La nueva pareja partió en viaje de luna de miel hacia Grecia, mientras que al
marido no le quedó otra que quitarse el anillo y dirigirse a una abogada para conseguir, además del
divorcio, resarcimiento por daños materiales y morales.
Práctico
"Ha transformado un sentimiento de amor en odio", afirmó Andrea, y añadió muy
práctico: "Se lo podía haber pensado antes, al menos no habríamos gastado tanto dinero en semejante
puesta en escena"