El músico santiagueño Víctor Manuel "Vitillo" Abalos, protagonista -con el quinteto Hermanos Abalos- de una parte esencial de la historia de la música popular argentina, murió ayer a los 97 años.
El músico santiagueño Víctor Manuel "Vitillo" Abalos, protagonista -con el quinteto Hermanos Abalos- de una parte esencial de la historia de la música popular argentina, murió ayer a los 97 años.
Vitillo nació en una familia de músicos el 30 de abril de 1922 y era el único sobreviviente de la emblemática formación folclórica. A los 12 años descubrió los secretos del arte popular folclórico en la compañía del investigador Andrés Chazarreta, que en la década del 20 sorprendió con su espectáculo criollo a la intelectualidad porteña.
Junto a sus hermanos Machingo, Adolfo, Roberto y Machaco revolucionó la manera de difundir la música nativa, a través de sus danzas, su repertorio y los discos "Nuestras danzas" Vol. 1 y Vol. 2 (1952). En esos trabajos aparecen creaciones que atravesaron varias décadas y perduran hasta hoy, como "Chacarera del rancho", "Nostalgias santiagueñas", "Agitando pañuelos" y "Carnavalito quebradeño".
Desde 1937 y hasta 1997, Los Hermanos Abalos se destacaron en la música nacional con su modernismo tradicional y esa formación de piano, guitarra, bombo y zapateo que le dio un sonido distintivo. "En aquella época había más pianos que bandoneones en Santiago del Estero", recordó Vitillo en una entrevista brindada al diario La Nación.
Sólo él puede contabilizar la oportunidad de haber cantado para dos Papas, participar de un videoclip junto a Roger Waters, de un programa televisivo en Japón junto a Los Beatles y Arthur Rubinstein, en 1966, o zapar con el gran trompetista Louis Armstrong en un café de Manhattan, en la ciudad estadounidense de Nueva York, durante la gira del grupo, en 1951.
"A dos cuadras del hotel había un barcito. Tomábamos café con leche con tostadas. Había un piano vertical y Machaco se puso a tocar. Yo lo acompañaba con mi bombito. En otra mesa había tres muchachos de raza negra y uno saca una trompeta y empieza a tocar a su manera. Era Louis Armstrong. Lástima que no había celulares para sacarnos una foto", rememoró.
Luego de la muerte de sus hermanos, Vitillo se hizo cargo de seguir con la tradición familiar. "Sigo haciendo planes para seguir difundiendo el arte popular argentino y poner leños para que no se apague nunca ese fogón", expresaba en 2018.