El cuerpo médico de un hospital de Florida se enfrentó a una situación insólita: al atender a un hombre que había llegado inconsciente y en estado de embriaguez encontraron tatuada en uno de sus frases la frase "no resucitar".
El hecho quedó documentado en la revista médica "New England Journal of Medicine", y refiere al caso ocurrido en un hospital de Florida, donde los médicos optaron por seguir adelante y no hacer caso de la frase tatuada, ya que no habían podido contactar con los parientes y no sabían si el tatuaje expresaba realmente los deseos del paciente.
Los profesionales se encontraron ante una complicada situación ética: aunque parecía que el hombre no quería ser revivido, no era una solicitud oficial.
"Inicialmente decidimos no honrar el tatuaje, invocando el principio de no seguir un camino irreversible en caso de incertidumbre", escribieron los autores del caso médico. "Esta decisión nos dejó en conflicto, debido al extraordinario esfuerzo del paciente para dar a conocer su presunta petición; por lo tanto, solicitamos una consulta de ética".
Greg Holt, el autor principal del caso, señaló que el mayor interrogante era el aspecto legal. Florida tiene leyes muy estrictas sobre la práctica de no reanimación y un tatuaje definitivamente no cumple con esas pautas. La solicitud tiene que estar registrada en papel, y el médico y el paciente deben firmarla con anterioridad a que se dé la situación de vida o muerte.
Finalmente, el personal del hospital encontró la documentación del testamento vital que el hombre había firmado con anterioridad y los médicos cumplieron el deseo del paciente, que murió.