La remota isla del Atlántico Sur, Santa Helena, conocida por ser el lugar donde murió Napoleón, se abrió al mundo el pasado sábado gracias al aterrizaje de su primer vuelo comercial y regular.
El aeropuerto, bautizado como "el más inútil del mundo", recibió a unos 60 pasajeros procedentes de Johannesburgo. Alrededor de cien isleños se acercaron al aeródromo para observar el aterrizaje de este primer vuelo internacional.
Y es que la programación de una línea aérea regular a Santa Elena supone un gran cambio para esta comunidad de apenas 4.500 habitantes. Hasta el momento y desde 1990, la única manera de acceder a esta isla volcánica de apenas 122 km2 era en barco, una travesía que duraba unos cinco días desde Ciudad del Cabo.
El Royal Mail Ship (RMS) conecta, cada tres semanas, a sus residentes con el resto del mundo, encargándose también de proveerles de aquello que necesiten para su sustento. Con este nuevo servicio en marcha, se espera que este buque se jubile en febrero de 2018.
La encargada de terminar con el aislamiento que duró siglos es la compañía sudafricana Airlink, que se aventura a programar un vuelo semanal, cada sábado, entre Johannesburgo y Ciudad de Cabo, haciendo escala en Windhoek (Namibia). Un trayecto de unas seis horas que cuesta entre 900 y 1.700 euros.
Santa Elena es el segundo territorio de ultramar británico más antiguo después de las Bermudas. Fue descubierto por los portugueses en 1502 y colonizado por Gran Bretaña en 1658. Se sitúa en medio del océano Atlántico, a unos 1.800 kilómetros de la costa de Angola y a unos 4.000 de Río de Janeiro.
La isla es conocida por ser el lugar en el que Napoleón Bonaparte fue desterrado tras perder la Batalla de Waterloo en 1815 y en la que moriría tras seis años de exilio.
Sin embargo, esta herencia napoleónica no es el único atractivo turístico de Santa Elena. La isla suma una costa prístina, un paisaje escarpado, abundante vida marina, una tortuga gigante llamada Jonathan -hay quienes afirman que tiene 185 años- y Jacob's Ladder, una escalera de 699 peldaños que conduce desde un valle hasta una colina en la capital Jamestown.
En 2016, casi 600 turistas visitaron este recóndito lugar, una cifra que dista mucho de los 30.000 visitantes que esperan las autoridades británicas gracias a la inauguraciónde esta nueva ruta aérea.