Argentina y Brasil fueron seleccionados para crear los primeros centros de desarrollo y fabricación de vacunas con tecnología de ARN mensajero en Latinoamérica, anunció la Organización Panamericana de la Salud. La tecnología de ARN mensajero es la que desarrollaron Pfizer y Moderna, y que ha demostrado una alta eficacia y a la vez facilidad para su producción a gran escala y alta velocidad.
“Podemos trabajar todos juntos para beneficiar a todos los países de la región’’, expresó el subdirector de la OPS, Jarbas Barbosa. “Esto es una inversión estratégica’’, destacó al efectuar el anuncio en una conferencia virtual de la que participaron los ministros de ambos países y también funcionarios de la Organización Mundial de la Salud.
Por Argentina fue elegida la empresa farmacéutica Sinergium Biotech. Se asociará con la biotecnológica mAbxience. Esta última produce el principio activo de la vacuna de AstraZeneca. Ambas empresas pertenecen al Grupo Insud, del empresario Hugo Sigman. Insud es accionista de las los laboratorios Elea, Biogénesis Bagó, Maprimed, Chemotécnicae Inmunova, además de las citadas Sinergium y mAbxience. Biogénesis Bagó es el mayor productor y exportador argentino de vacunas. La producción de la vacuna de AstraZeneca ha sufrido importantes retrasos, lo que derivó en una investigación judicial. Pero todo indica que el fallo se produjo en el socio mexicano, Liomont, que está a cargo del proceso de “formulación” de la vacuna a partir del principio activo enviado a granel desde la Argentina.
En el caso de Brasil fue seleccionado el Instituto de Tecnología en Inmunobiológicos de la Fundación Oswaldo Cruz (FIOCRUZ). Esta fundación con sede en Río de Janeiro se presenta como “la más destaca institución de ciencia y tecnología en salud de América Latina”. Inaugurada en 1900 para fabricar vacunas contra la peste bubónica, la institución experimentó un desarrollo directamente vinculado al de la Salud pública en Brasil. El joven bacteriólogo Oswaldo Cruz, que da nombre a la institución, fue el responsable de la reforma sanitaria que erradicó la peste bubónica y la fiebre amarilla de Río de Janeiro. El instituto produce actualmente vacunas para la fiebre amarilla, Haemophilus influenzae tipo B, meningitis A y C, poliomielitis y triple viral, entre otras.
La selección de la OPS se hizo por medio de un grupo de expertos independientes que evaluó más de 30 propuestas de países y empresas interesadas en participar en una plataforma de transferencia de tecnología de las vacunas de ARN mensajero. La plataforma, una iniciativa conjunta de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la OPS, fue lanzada en agosto con más de 200 participantes. Otra plataforma similar ya está en marcha en Sudáfrica y se espera que ambas colaboren.
Cualidades superiores de la tecnología ARNm
La tecnología de ARN mensajero es la utilizada en la fabricación de las vacunas Pfizer y Moderna. Se trata un nuevo tipo de vacuna, que no contiene virus y no puede causar una infección accidental. Emplea parte del código genético del coronavirus para enseñar al sistema inmunológico a reconocer al virus y atacarlo en caso de contagio. Además de lograr una eficacia superior a las demás vacunas, esta tecnología no cultiva células ni virus, lo que permite aumentar la escala de producción con relativa facilidad y alta velocidad.
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Una vacuna tradicional inyecta el virus que causa la enfermedad atenuado o inactivado. Las vacunas de ARNm, en cambio, “enseñan” a las células a producir una proteína del coronavirus, la “Espiga” o S, que desencadena la respuesta inmunitaria del organismo. Las vacunas de “vector viral”, como la de AstraZeneca, también usan esta estrategia, pero recurren un tipo de virus, un adenovirus, para introducir los genes de la proteína S. Esto obliga a cultivar estos adenovirus. Este paso se ha convertido en un verdadero cuello de botella en el caso de la segunda dosis de la vacuna rusa Sputnik V, cuya producción se ve mermada por las limitaciones para cultivar el adenovirus 5 que usa de vector. La vacuna de ARNm usa en cambio una microscópica burbuja de grasa (lípido) para “empaquetar” el ARm de la proteína espiga. Y el segmento de genoma se logra multiplicándolo por replicación en contenedores con las condiciones ambientales óptimas.
La OPS no especificó cuándo empezarían a funcionar estos centros, ni cuántas vacunas fabricarán. Los funcionarios dijeron que se trata de un proyecto a largo plazo, que busca también el desarrollo de insumos farmacéuticos y médicos necesarios para la manufactura de las dosis. “Estamos apostando a que estos dos centros contribuirán a la transferencia de conocimiento y tecnología en la región. Se busca extender las capacidades productivas regionales y fortalecer una cadena de valor regional” para vacunas.