Pablo Musse, el hombre a quien días atrás un control policial le impidió el ingreso a Córdoba pese a que tenía los permisos para despedirse de Solange, su hija agonizante, dijo que le hubiese gustado abrazarla “con vida, no en un cajón”, al participar del sepelio de la joven en la ciudad cordobesa de Alta Gracia.
“No alcancé a cumplir su deseo, que era abrazarla y estar con ella”, expresó el hombre sobre el pedido público que había efectuado su hija en una carta consciente de que estaba por morir.
El caso Solange conmovió al país. Tenía 35 años y había viajado a Córdoba en febrero para someterse a una bioterapia, alternativa, con la esperanza de revertir la fase 4 de su enfermedad. Sufría de cáncer de mama con metástasis en los huesos y en el hígado. Su mamá, Beatriz, la pudo acompañar en la provincia mediterránea pero su papá, Pablo, se quedó en el sur.
Sabiendo que estaba en una etapa terminal de su enfermedad, Solange había escrito una carta en la que pedía que le permitieran a su padre visitarla en sus últimos días. “Ver a mi papá es lo que más quiero en este mundo. Lo necesito para poder seguir el tratamiento”; “quiero que entiendan que mientras viva tengo mis derechos, quiero que sean respetados”, rezaba el pedido que la joven tuvo que escribir porque ya no podía hablar.
Musse pudo recién ingresar ayer a Córdoba desde Neuquén para participar del velatorio y sepelio. Habitante de la localidad neuquina de Plottier, Musse había emprendido el fin de semana pasado un viaje en su automóvil, junto a su cuñada, para ver a su hija. “Pasé por La Pampa, me pararon la Policía y Gendamería, y no tuve ningún tipo de problema. Llegué a Huinca Renancó, donde hay un control de ingreso a Córdoba, y el personal del COE (Centro de Operaciones de Emergencia) me tomó los datos y me realizó el test serológico", relató. Luego de ese control y de instalarse una aplicación del gobierno de Córdoba, continuó viaje rumbo a Alta Gracia. Pero las autoridades le advirtieron que debía repetir la prueba porque el primer test serológico había dado “dudoso”.
“Me pinchan el dedo y a la media hora me llaman para decir que debía regresar a Neuquén, y que un patrullero me iba a escoltar hasta el límite provincial”, agregó.
Manejó los 1.100 kilómetros de vuelta y, a pesar de estar desempleado, pagó los 8.500 pesos por un hisopado privado, que le dio negativo. Mientras esperaba el nuevo permiso de circulación, se enteró del fallecimiento de su hija.
En efecto, Solange sufrió una descompensación el viernes a la mañana siendo derivada al sanatorio Allende, de la ciudad de Córdoba, donde murió a poco de ingresar.
El coordinador del COE de Córdoba, Claudio Vignetta, se había manifestado “muy sentido” por el deceso y aseguró que lo que hicieron las autoridades sanitarias fue “cumplir con el protocolo de ingreso” a Córdoba que necesita un certificado de hisopado negativo.
El viernes, para que el hombre y su cuñada Paola Oviedo pudieran transitar desde Neuquén e ingresar a Córdoba sin inconvenientes, el juez federal Ricardo Bustos Fierro emitió una resolución que los habilitó a circular por las rutas provinciales y nacionales de Neuquén, Río Negro, La Pampa y Córdoba.
A raíz de esta situación el diputado nacional del radicalismo cordobés, Diego Mestre, presentó ayer un proyecto de resolución de “repudio” en contra del COE local, al considerar que la decisión de haber impedido que Solange Musse vea a su padre es un “atropello de los derechos humanos”.
“No podemos permitir que en una República del sistema democrático no se respeten los derechos humanos, ni de los padres a despedir a sus hijos”, sostuvo en uno de los párrafos que fundamenta la iniciativa parlamentaria.
Habló la mamá: "Solange se desmoronó al enterarse"
Beatriz Oviedo, mamá de Solange Musse, quien sí pudo acompañarla en sus últimas horas, se mostró profundamente dolida por la situación y por cómo repercutió en la salud de su hija: “Después de que Sol se enteró de lo que pasó con su papá, que no lo dejaron pasar en la frontera para venir a verla, ella se desmoronó, se descompensó. Anímicamente fue tanto el bajón que cayeron todas sus defensas y se dejó estar, se entregó”.
La mujer dijo que a Pablo Musse, papá de Solange, “lo trataron como a un delincuente, no como a un padre desesperado que quería ver a su hija enferma. No los dejaron descansar ni siquiera una hora y para hacer sus necesidades los obligaron a ir a los yuyos. Mi hermana Paola es discapacitada y a las autoridades les importó un carajo, como tampoco que Pablo estuviera agotado y pudiera tener un accidente en la ruta”.
Explicó que los policías del retén “lo demoran dos horas y media hasta que llegaron los del puesto sanitario, que le hicieron dos test pero no quedó claro el resultado. Entonces le prohibieron la entrada a Córdoba, a lo que Pablo, desesperado, pidió que se le hiciera un hisopado, que se le negó”, detalló Beatriz.
Finalmente lo escoltaron de regreso a Plottier (Neuquén). La madre de la joven insistió en que toda esa situación fue determinante en el deterioro final de la salud de Solange. “Su psicóloga, que la vio estos días, me contó que su deterioro fue vertiginoso. Qué horror, que falta de humanidad de parte de la gente que nos gobierna... Le pisotearon los derechos a mi hija”, cerró la mujer.