La incertidumbre y el misterio rodean a la desaparición de Alejandro Pizarro, un muchacho de 18 años de la ciudad de Vera, quien tras tener un accidente en la zona rural el 1º de septiembre último, nunca más se lo vio. La intensa búsqueda del joven no ha dado resultado alguno, salvo por un escaso indicio hallado por perros rastreadores, por lo que crece cada vez más la desesperación de sus familiares, que a tres semanas de no verlo, ya no se arriesgan a lanzar hipótesis.
"Chiqui", tal como lo apodaban sus allegados debido a su contextura física menuda y su rostro que denota una edad menor a la que en realidad tiene, se accidentó a bordo de una camioneta Ford Ranger perteneciente a una familia amiga de apellido Petroli, sobre la ruta provincial Nº 83-S, a unos 14 kilómetros de la comuna de Fortín Olmos y a unos 50 kilómetros al noroeste de la ciudad de Vera, pasando el paraje Santa Lucía.
Según se estima, entre las 16.30 y las 17.30, en momentos en que cruzaba un puente, perdió el control del vehículo, cuyos propietarios hallaron horas más tarde destrozado, con un vidrio roto, las llaves puestas, y deslizado fuera del camino, con las ruedas traseras sobre la cuneta. Pero no había rastro alguno de Alejandro.
"Nosotros calculamos que venía rápido, y que por esquivar algo, tumbó, pegó en la punta del puente y la camioneta se fue arrastrando hasta caer derecha en la cuneta. Lo raro es que encontraron partes rotas de atrás, como el paragolpes, acomodadas detrás del asiento. También nos llama la atención que están las patinadas de las ruedas como que quisieron sacarla y no pudieron", relató a La Capital Carla Pizarro, hermana de Alejandro".
Ultima vez. "La última vez que lo vi fue el 23 de agosto, cuando festejamos el cumpleaños de papá. Calculo que a los dos o tres días se fue a la casa de la familia Petroli -vinculada a la madre de Alejandro, que también vive en la zona rural-, que lo consentía y a donde él iba seguido desde los cinco años, y también se quedaba parando. Como dejó la escuela, él iba y venía de la casa de papá a la de esta gente, que fue la última que lo vio con vida, y que niega haber juntado las partes e intentado arrancar la camioneta", señaló la joven. La casa de campo de esta familia, ubicada cerca del lugar del accidente y en cercanías de Fortín Olmos, fue allanada sin resultados, aunque "nos llama la atención que después del día del accidente no aparecieron más", deslizó Carla.
Entre las primeras versiones, se habló de que Alejandro usaba en ese momento la Ford Ranger para hacer mandados para esa familia, "pero después nos enteramos que la había sacado sin permiso. Por eso se pensó al principio que se podría haber asustado por la macana que se mandó y que por eso se habría escapado, pero si es así, no se hubiera tomado el trabajo de juntar lo roto y tratar de sacarla: hubiese disparado directamente a esconderse a la casa de algún amigo o en alguna tapera de las que hay en el monte por ahí. Y de ser así, a los pocos días hubiera recapacitado y vuelto, por eso pensamos que le hicieron algo", sospechó la hermana del muchacho desaparecido, que teme lo peor.
Sobre las hipótesis que se barajaron en un principio y que poco a poco se fueron desvaneciendo, estaba la de que el muchacho habría sido despedido del vehículo por el impacto, y caído al agua de la cañada que hay en el lugar. "Es playito, no hay forma de que se lo haya llevado la corriente. Por eso decían que podía estar fondeado con el agua incrustada en el barro. Pero la policía hizo un rastrillaje, buscó por todos lados, y no estaba", recordó Carla. La búsqueda se extendió por varios kilómetros a la redonda a pie, a caballo, con helicópteros desde el aire, sin resultados positivos. También se habló de que Alejandro fue asistido en un dispensario del paraje rural Charrúa, en jurisdicción de Fortín Olmos; que lo vieron caminando solo en la localidad de Margarita, también en el departamento Vera.
Los perros. Lo único cierto hasta el momento es el dato arrojado por los perros de la policía que señalaron un rastro que da a entender que el joven caminó desde el lugar del accidente a lo largo de cuatro kilómetros, hasta una garita abandonada en el paraje conocido como Cuatro Bocas, cerca de Margarita. Hasta allí llega el olfato de los canes adiestrados, por lo que se estima que alguien lo recogió en ese lugar. "Suponemos que habrá ido hasta ese lugar a pedir ayuda, pero por ahí no anda casi nadie. ¿Quién lo habría alzado?", se preguntó la hermana de Alejandro.
Por lo pronto, "no está con los amigos, no está en Buenos Aires ni en Rosario, donde tenemos tías. Tampoco en las taperas cerca del lugar del accidente. Se fue con lo puesto, no llevaba encima ni siquiera el celular porque lo había dejado cargando en la casa de la familia Petroli, y no tenía los medios para irse así. Yo lo conozco bien, nos llevamos ré bien y tenía sus travesuras pero no creo que fuera capaz de hacer una cosa así. Por eso lo vamos a seguir buscando para encontrarlo como sea y donde sea", concluyó Carla.
Tragado por la tierra. "Es como que se lo tragó la tierra, estamos desorientados, no sabemos nada y a medida que pasa el tiempo sabemos menos. Pero no vamos a perder las esperanzas de encontrarlo con vida", declaró abatida a este diario Mabel Cainelli, la actual esposa del padre de Alejandro, que lo ama "como si fuera propio".
Pese a que amigos del joven desaparecido hicieron marchas en reclamo de su pronta aparición, la familia Pizarro asegura estar conforme con la investigación y búsqueda de su paradero, en la que intervino hasta el momento el gobierno provincial a través de la Subdirección de Aeronáutica provincial, de Protección Civil Zona Norte, la Secretaría de Derechos Humanos y el Ministerio Público Fiscal, a cargo de Martín Gauna Chapero.