Cañada de Gómez.- El transportista Roberto Tesoro eligió el camino del trabajo y
la decencia para su vida. Con esos valores que formaron parte de su educación, devolvió, sin
siquiera dudar, 30 mil pesos en efectivo que halló en el interior de un sobre en las afueras de su
trabajo, una planta de silos ubicada a unos cinco kilómetros al este de la ciudad santafesina.
La acción solidaria tuvo matices que Roberto jamás olvidará: primero el sabor
ingrato del productor al que se los devolvió, un propietario de campos que sólo le dijo gracias al
recibir la elevada cifra, pero luego obtuvo la posibilidad de conservar su trabajo en un momento
donde la empresa iba a prescindir de él a causa de la fuerte caída de la actividad.
Desvinculación. "Ya íbamos a arreglar mi desvinculación del establecimiento,
pero de pronto ante mi gesto de entregar el sobre con el efectivo me miraron con otros ojos. Yo
creo que pensaron: esta persona es de confiar", y así fue que al día siguiente (por ayer) emprendió
un viaje con el camión cerealero desde Cañada de Gómez a la zona de los puertos del Gran
Rosario.
El gesto lo enaltece aún más si se considera que el camionero vive con lo justo
en una humilde casa ubicada en la zona sur de Cañada de Gómez, en calle Saavedra al 1.700. Y que
además tiene cinco bocas para alimentar, cuatro hijos además de su esposa que se ocupa de las
tareas domésticas de la casa.
"No estoy roto, pero con ese dinero podría haber hecho muchas cosas. Por suerte
lo único que pensé en ese momento fue que esa plata no era mía y que la tenía que devolver", relató
al diario.
La tía de Roberto es quien lo educó luego de que se radicara definitivamente en
esta ciudad. Con visible emoción en los ojos dijo que su sobrino, mendocino de nacimiento, tuvo una
vida dura. A los dos años perdió a su madre y a los cinco a su padre.
"Yo lo ayudé todo lo que pude y por suerte optó por la senda correcta, por el
camino más difícil que es el de la honestidad. No se quedó con ese dinero y debe ser ejemplo de la
sociedad", dijo orgullosa.
Un día distinto. El martes, Roberto se levantó triste, como alguien que sabe que
va a perder su empleo. Tomó mates con su esposa Virginia (26) y miró como dormían sus hijos,
pensando en el futuro de ellos. "Ya va a salir algún otro empleo, no te preocupés", le dijo su
esposa para darle ánimo antes de salir.
Como no tenía dinero para poner nafta a su Renault 12 se fue a trabajar en la
moto. Al llegar observó que había un auto estacionado y que su empleador estaba ocupado atendiendo
a un cliente. Roberto dio unas vueltas por el lugar y en esa espera (donde a veces se mira con
mayor detenimiento por el hecho de no estar haciendo nada) encontró el sobre con el dinero.
"¿Qué hice? Muy simple: entré a la oficina y pregunté de quién era. El cliente
que estaba con mi patrón se tocó el bolsillo y dijo que era de él, entonces se lo entregué y me
dijo gracias", contó el transportista.
Gesto. "Para mí ese gesto fue más que suficiente porque no hago las cosas para
recibir algo a cambio", admitió Tesoro.
"Reproduzco las palabras de Francella: Al menos tengo trabajo", se ríe Roberto
desde el teléfono mientras espera a que descarguen lo que lleva en su camión en el puerto de
Rosario. "Recién mañana regreso a Cañada, pero mis seres queridos ya me están saludando por
teléfono", resaltó.
Y añadió que lloró mientras emprendía el viaje de regreso por la ruta 9. "No sé
si por bronca o de los nervios, pero no podía dejar de llorar", dijo Roberto, tras admitir que "al
día siguiente ya estaba más tranquilo".