La pareja Anderson-Demichelis está en el candelero hace semanas. Primero se habló de una crisis
de pareja cuando ella viajó a Buenos Aires para participar de “Bailando por un sueño”;
luego comenzó el Mundial y no estuvieron ausentes las críticas al defensor de la Selección, sobre
todo en el partido contra Corea de Sur. Por último, un suegro inexperto en medios de comunicación,
hizo declaraciones polémicas sobre su rubia nuera, y ella, ducha en estas cuestiones de “él
dijo, ella dijo”, salió a explicar que estaba todo bien y había sido todo un chiste.
Para terminar con los rumores de separación, “Eva” viajó junto con su suegro, rumbo
a Sudáfrica para presenciar el partido contra México el último domingo y con la esperanza de
quedarse hasta el 11 de julio. Llegaron el sábado y se están alojando junto a otros familiares en
una casa en un barrio privado de Pretoria.
La de “Eva” era una de las llegadas más esperadas, ya que el resto de las esposas de
los futbolistas se encuentran en Sudáfrica desde el comienzo de la competencia –salvo por
Eliana Guercio que no puede viajar por la edad de su beba y la imposibilidad de vacunarla–.
De ahí que los rumores de crisis se acrecentaran.
En el Soccer City Stadium, Anderson compartió tribuna con Chiara, la novia de Javier Pastore,
formando una dupla botinera de lujo que se robó las miradas de más de un hincha. El árbitro pitó
dando comienzo al partido y la banda de Demichelis desplegó una bandera con la frase: “¡Vamos
Micho!”, y firmada por su mujer, su papá, su hijo Bastián, Geor y Fabi, sus hermanas, y Fran,
su cuñado. “Eva” no paraba de sacarse fotos y de alentar al equipo; cantó, saltó, y no
paró de gritar cuando los parlantes nombraron a su marido. El pequeño Bastián, abrigado para la
ocasión, pasaba de los brazos de su madre a los de sus tías sin ningún problema. Como es habitual
en las esposas de los futbolistas, “Eva” lució la camiseta de su marido mientras el
nene llevaba los colores de la Argentina en un gorrito de lana.
“Sudáfrica es impresionante, la gente es muy amable y simpática, son súper cordiales. Por
ahora hicimos poco turismo, pero ya me subí a un elefante gigante y mañana voy a conocer a los
leones”, comentó en una entrevista con la revista 7 Días.
-¿Cómo fue el reencuentro con Martín?
-El enano no se despegaba de él, lo extrañaba mucho a su papá. Y nosotros nos dimos un fuerte
abrazo (risas). Martín estaba como loco porque Basti está dando sus primeros pasitos y cuando le
tiró un besito casi nos morimos.
-¿Cómo vivieron el partido?
-Con muchos nervios, muchísimos. Pero para mí fue una experiencia única, había muchos
argentinos, el estadio era maravilloso. La verdad es que fue súper emocionante.
-¿Le molesta que juzguen el desempeño de Martín?
-La verdad, sí. Este medio es muy cruel, y si bien yo no tengo por qué andar diciendo a los
cuatro vientos su carrera profesional, está a la vista que es el mejor defensor de la Argentina. Me
gustaría ver a todos esos críticos jugando en el lugar que está él, que se lo ganó con mucho
esfuerzo. Y si Diego lo puso ahí, se lo merece.
-Veo que es bastante cuida... ¡Que no lo toquen a Martín!
-No, que no me lo toquen. Es que algunos periodistas son demasiado injustos en este país. Cero
respeto, no lo puedo creer. Estamos hablando del 2 de la Selección argentina, una vergüenza. Pero
acá es así, hoy te aman y mañana te odian. De igual manera hay mucha gente coherente que valora
mucho el buen juego que hace Martín. La vez pasada metió el gol que nos hizo ganar el partido, y
después todas las flores fueron para el otro jugador que metió el gol. Obviamente, lo digo sin
desmerecerlo, ojo, que admiro mucho a Palermo, pero es así. Martín relajó el partido haciendo el
gol del triunfo.
-¿Cómo andan las relaciones familiares? ¿Limaron asperezas con su suegro?
-No, nunca hubo asperezas, nos llevamos muy bien gracias a Dios. Si no, imaginate conviviendo
bajo el mismo techo (risas). El papá de Martín es lo más.
-¿Se quedan hasta que la Selección se quede?
–¡Sí!, o sea, hasta la final.