La UE busca impulsar fuertes inversiones en iniciativas de energías limpias y renovables, aunque la inclusión de centrales nucleares y de gas promovió agrias discusiones entre los miembros del bloque. La Comisión Europea anunció la adopción del proyecto que otorga un sello de sustentabilidad a inversiones en energía, presentado como un etapa hacia la neutralidad de carbono y que incluye la generación nuclear y de gas.
El reglamento busca impulsar fuertes inversiones en iniciativas de energías limpias y renovables, aunque la inclusión de centrales nucleares y de gas promovió discusiones entre algunos miembros de la Unión Europea. “Deberíamos acelerar la eliminación de fuentes de energía más dañinas, pasar a una combinación energética basada principalmente en energías renovables, Pero los estados de la Unión Europea tienen diferentes puntos de partida”, escribió en Twitter el vicepresidente de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis. “Entonces, bajo condiciones estrictas, el gas y la energía nuclear pueden actuar como un puente hacia un sistema energético más verde como actividades de transición”, agregó. Con el ambicioso objetivo de conseguir la neutralidad de carbono en menos de 30 años, la Comisión Europea aprobó un plan de etiquetado “verde” para inversiones en fuentes energéticas limpias y renovables, que incluye centrales nucleares y de gas natural. El reglamento busca impulsar fuertes inversiones en iniciativas de energías limpias y renovables.
Pero, si bien solo las energías renovables (eólica o fotovoltaica, por ejemplo) se clasifican como inversiones verdaderamente “sostenibles”, y son el objetivo prioritario de la política energética europea, el plan incluye centrales nucleares y de gas. El documento, que ahora iniciará un largo proceso hasta su implementación plena, fue aprobado este miércoles por el colegio de Comisarios Europeos, en medio de las críticas en la implementación del gasoducto Nord Stream 2, un colosal proyecto de dos tuberías que permitirá duplicar el envío de gas ruso hacia Alemania a través del mar Báltico. Hasta ahora solamente inversiones en energías renovables podían beneficiarse de este “sello verde” de la Comisión.
A partir de ahora comienza a correr un plazo de cuatro meses (que se podría extender dos meses más) para que el Parlamento Europeo trate el texto. Se trata de la construcción de nuevas centrales eléctricas y obras de ampliación de las centrales existentes, así como de la investigación para el desarrollo de tecnologías que minimicen el impacto de los residuos. Sin embargo, el documento no menciona la gestión del ciclo del combustible (extracción y enriquecimiento de uranio, o el procesamiento del combustible nuclear ya utilizado). Además, el plan fija un plazo para el reconocimiento de la energía nuclear, una tecnología nula en en emisión de carbono pero considerada una solución “transitoria”, al igual que las centrales generadoras movidas a gas. Para las nuevas centrales nucleares, este reconocimiento es “transitorio” y afectará a los proyectos que hayan obtenido un permiso de construcción antes de 2045.
Aunque no todas las actividades del sector nuclear están reconocidas en la lista de inversiones que pueden beneficiarse de las ventajas de las inversiones verdes, la iniciativa no fue bien recibida por entidades ambientales no gubernamentales y hasta algunos gobiernos de la propia UE.
Enojo de Austria y Greenpeace
En Viena, la ministra austríaca de Medio Ambiente, Leonore Gewessler, adelantó que el gobierno está dispuesto a ir a la justicia europea contra el proyecto. El canciller Karl Nehammer apuntó en Twitter que “la energía nuclear no es verde ni sostenible. No puedo comprender la decisión de la UE”. El eurodiputado verde francés Damien Careme señaló que el plan “mina seriamente la credibilidad de la UE”. Ariadne Rodrigo, especialista de finanzas sostenibles en la ONG Greenpeace, denunció “un intento de robo. Alguien está tratando de desviar miles de millones de euros de las energías renovables y hundirlos en tecnologías que no hacen nada para combatir la crisis climática”, apuntó. Esta denuncia parece ignorar que la energía nuclear no produce gases de efecto invernadero, como sí los producen la extracción y consumo de gas natural (metano).
La idea de establecer un cuadro normativo a las inversiones “sostenibles” en energía fue inicialmente recibida con apoyos generalizados, pero la inclusión de las centrales nucleares y de gas puso un brusco freno al entusiasmo. La inclusión de la energía nuclear y el gas en el proyecto es defendida por varios países encabezados por Francia, quienes alegan que las fuentes renovables (como la solar o eólica) no permitirán cubrir las necesidades de electricidad en el bloque. La energía nuclear supone el 70% del consumo de electricidad de Francia. Gracias a sus 58 reactores atómicos, Francia destaca especialmente en la producción de energía baja en emisiones pese a que su porcentaje de energías renovables sea inferior que el de España, por ejemplo. El objetivo del gobierno francés es reducir el porcentaje de la energía nuclear al 50% para 2035. En tanto, la matriz energética europea es hoy en un 77% de combustibles fósiles (petróleo, carbón y gas natural), según la Agencia Europea de Medio Ambiente, con datos actualizados a marzo de 2021.
En contrapartida, Alemania, un país altamente dependiente del gas para mover su industria, encabezó el grupo de países que se opone a la inclusión de la energía nuclear en el programa de inversiones “sostenibles” y defiende la inclusión del gas. En tanto, Austria, Dinamarca, Suecia y los Países Bajos publicaron una carta conjunta en oposición a la inclusión del gas natural, que es una fuente de energía fósil como el petróleo y el carbón pero de impacto ambiental mucho menor. Pero el proyecto recibió el apoyo de Polonia y la República Checa, que precisan substituir sus altamente contaminantes centrales de carbón.