En el año 2014, las Naciones Unidas proclamaron el 21 de junio como Día Internacional del Yoga.
En el año 2014, las Naciones Unidas proclamaron el 21 de junio como Día Internacional del Yoga.
En este noveno festejo internacional, la práctica del yoga cobró mayor relevancia por las consecuencias negativas de la pandemia del pasado 2020: muchas personas sufrieron ansiedad y depresión, aspectos de la salud tan importantes como el bienestar físico que llevaron a la búsqueda de nuevas disciplinas para estar en eje.
Existen distintos tipos de yoga algunos más dinámicos y otros estáticos, la elección de cada estilo es muy personal. Cuando alguien piensa en empezar a practicarlo, lo mejor que puede hacer es probar y ver donde se siente más identificado: eso va a tener que ver con sus propias necesidades y capacidades físicas y mentales.
El yoga que más triunfa en occidente es el físico -que se basa en seguir secuencias de postura, “asanas”-, aunque ahora existen corrientes y maestros que reivindican volver a los orígenes, a una espiritualidad más profunda, estudiando su filosofía y conceptos como fundamentos de valor entendiendo que el yoga autentico es una multitradición cultural, un camino espirituaL, no se reduce solo a la práctica física.
Los beneficios principales que esta disciplina aportan son, entre otros:
Reduce la ansiedad y el estrés.
Aumenta la calidad del sueño.
Se trabaja mejor. Un estudio hindú que analiza cinco indicadores del rendimiento laboral (satisfacción, compromiso, resultados, implicación emocional y relaciones sociales con los compañeros) ha demostrado que los beneficios del yoga se apreciaban para el trabajador en todos los puntos estudiados.
Mejora el rendimiento y la atención académica.
Fortalece huesos y músculos, aumentando la flexibilidad y la movilidad de las estructuras anatómicas. Un cuerpo sano es el que tiene buena movilidad.
Contribuye a aliviar dolores crónicos y posturales.
Respiración consciente y correcta, ralentiza el ritmo cardiaco y reduce el tono muscular.
Reduce los niveles de cortisol y colesterol en sangre. Contribuye a deshacer los nudos hormonales que el estrés organiza en el organismo elevando el nivel de cortisol, ya que combina en una misma práctica movimiento y relajación.
El yoga es mucho más que una secuencia de posturas sincronizadas; es una tecnología que consigue restaurarnos por fuera y resetearnos por dentro.
Tiene el poder de conectar cuerpo, mente y respiración, trabajando las fascias, tejido conectivo, impactando en el sistema nervioso central, ayudándonos por medio de técnicas antiguas, a salir de ese bucle de ansiedad y estrés que nos rodea a diario, entre la hiperconectividad e hiperproductividad a la que nos vemos sometidos, silenciando por un rato nuestro interior.
Maia Glikstein
Holistic healthcare foundation Society
Mat 12705/18
Maia Glikstein (37), Rosarina, instructora de Ashtanga y Hatha yoga formada en India, representante en Latinoamerica de Holistic Healthcare Foundation Mat 12705/18.
Comenzó este camino de autoexploración, volcada al mundo del arte y movimiento hace más de veinte años, trabajando en compañías de danza, en el año 2009, mientras trabajaba en la ciudad de Tokyo, Japón, todo viró hacia la práctica de Yoga,
Radicándose en la capital de India durante dos años sin moverse, se dedica solamente a ahondar en el estudio y la auto-investigación del Hatha yoga, Ashtanga Yoga, Bhakti yoga y a desarrollar y estudiar junto a su Gurú M. Karki programas de estudio para instructores OCCIDENTALES siguiendo una escuela tradicional india con sus contenidos ancestrales y por sobre todo, filosóficos teóricos.
Hoy es la única profesora autorizada de Latinoamérica
(Mat. 12107/18) por Holistic Healthcare foundation society INDIA, para otorgar a través de dicha institución la certificación formal de instructores de Hatha clásico, programa completamente Indio traducido al español.
Si bien ha estudiado y practicado muchos estilos con diferentes maestros (viajando incluso a la ciudad de Mumbai, Pune, Goa, Haridwar, Mysore) su práctica personal es ASHTANGA YOGA, estilo que comparte bajo la tradición de su maestra Saraswati Jois, directora del KPJAYI, en la ciudad de Mysore.
En India, trabajó en programas de Corporative Yoga (Indian Railway) y dio clases como voluntaria en campo de refugiados afganos y tibetanos en Jagnpura, Delhi, para el alto comisionado de Naciones Unidas, Unhcr (links en redes).
De regreso en la ciudad de Rosario desde el año 2019, en su shala instalado en una casona de 104 años en el microcentro rosarino, dicta clases regulares de Ashtanga, Hatha y seminarios continuos de filosofía del yoga. Retorna a India constantemente, comprometida con todos aquellos interesados en la expansión tradicional de esta disciplina.