Mañana, en la tarde del incipiente verano británico, dos hombres en lucha por la cima del tenis se olvidarán de las raquetas para sumergirse en una pasión compartida, el fútbol, y en un partido específico, España-Suiza.
Mañana, en la tarde del incipiente verano británico, dos hombres en lucha por la cima del tenis se olvidarán de las raquetas para sumergirse en una pasión compartida, el fútbol, y en un partido específico, España-Suiza.
“Lo vivo a la distancia, porque el Mundial cae justo entre Roland Garros y Wimbledon”, dijo Roger Federer, número dos del mundo, que ruega por un empate de Suiza mañana ante España y ve a Argentina como seria candidata a ganar el Mundial.
“Rafa vuela mañana a Londres, y lo hace especialmente en un vuelo a primera hora para poder entrenar y luego ver el partido”, señaló Benito Pérez Barbadillo, portavoz de Rafael Nadal, número uno del tenis.
Es altamente improbable que en el móvil de Nadal se escuche mañana la siguiente frase: “Eh, Rafa, ¡venite a casa y vemos el partido juntos!”. Nadal y Federer se llevan más que bien, pero el tenis profesional impone sus límites, y la vida de ambos no podría ser más diferente.
Buenos futbolistas ambos en su juventud, hoy por hoy sólo tienen en común que alquilan casa en la misma zona de Wimbledon, a pocas calles una de la otra y a tiro de piedra del torneo más prestigioso del mundo, que se inicia el lunes en Londres.
El resto son diferencias. A Federer, tras entrenar por la mañana, le servirá un almuerzo tardío su esposa Mirka, que no dejará de echarle un ojo a las gemelas Charlene Riva y Myla Rose, con las que volaron el fin de semana a Londres directamente desde Halle, Alemania.
Nadal compartirá una casa con Pérez Barbadillo, con su tío-entrenador, Toni, y con su fisioterapeuta, Rafa Maymó, entre otros. En principio no se espera a Xisca, su novia.
España es la gran favorita para ganar el Mundial, posición que ratificó en su último amistoso laminando 6-0 a Polonia. Federer lo sabe, y por eso aspira a poco para el partido de mañana en Durban.
“Me habría gustado jugar ante España en el final, porque quizás (ellos) se cuidaban un poco más. En el primer partido van a estar extra motivados, intentarán dar el máximo”.
“No tenemos nada que perder con España, son súper jugadores, así que un empate no estaría nada mal...”, se consuela el suizo, cuya madre es sudafricana.
Nadal, que cada vez que nombra a Federer extrema el respeto, evitó jactarse de la superioridad española.
“Tenemos oportunidades de ganar, pero cuando todo se decide a un partido, puede pasar cualquier cosa. España tiene un equipo increíble, muy completo desde el portero a los defensas o los atacantes”, analizó la semana pasada el español.
Federer, que recuerda la derrota de 3-0 en los penales ante Ucrania en Alemania 2006, preferiría evitar que Suiza se jugara algo desde los 11 metros en Sudáfrica 2010.
“¡Sí, no metimos ni uno!”, dijo riendo. “Pasaron ya muchos años, no debería permanecer en la cabeza. Es como si me acordara de cuando perdí 7-6 en el tercero en 1999 y me volviese eso a la cabeza durante la final del US Open”.
Descartada Suiza, Federer ve a “España y Brasil con una gran chance” y también a Italia, “que cuando juega mal gana y cuando juega bien pierde”.
Y tiene un ojo puesto en la Argentina de Diego Maradona y Leo Messi. “Es difícil decir si (Maradona) es buen entrenador o no. Es poco importante, porque es un ídolo, un ícono en Argentina, al que los medios aman, aun cuando alguna vez les haya dado duro”.
“Puede ser muy inspirador, va a ser interesante ver como los argentinos atraviesan la fase
de grupos, pero el equipo, con Messi a la cabeza, es extraordinario. Argentina es uno de los muy
grandes favoritos. Pueden hacerlo”.