Tiene el típico encanto francés, o mejor, en-canto francés. Zaz o Isa llega a la charla exclusiva con La Capital por zoom, sin imaginar que, paradójicamente, será la primera entrevista del nuevo suplemento Zoom. Zaz está en su casa vestida de entrecasa, con traje de Isa, título de su último disco, que responde al apócope de su nombre original Isabelle. Con el cabello atado, informal, sentada cómodamente en el sillón de su casa parisina, se la ve lejos de cualquier pose de estrella. Más allá de su carrera exitosa que lleva adelante desde 2010, con cinco discos de estudio y dos en vivo, Zaz habla con la misma naturalidad con la que canta en sus canciones, en las que la libertad, la igualdad, la diversidad y su repudio a la ostentación suenan tan alto como su enfrentamiento al poder y los poderosos del mundo. Pero ella se corre de toda etiqueta. “Mi color político es el ser humano”, le dirá a Zoom, con esa mezcla de convicción y sutileza que siempre fluye en sus interpretaciones.
—Desde mi casa en París, y estoy muy a gusto.
—¿Por qué surge el nombre Zaz?
—Porque son las primeras y últimas letras del alfabeto, pero es también el inicio, el final, el renacimiento, es el círculo de la serpiente que se muerde la cola. El Alfa y el Omega, la primera y la última letra del alfabeto griego, que representa el principio y el fin de algo.
—Aquí hay un grupo de rock argentino que se llama Zas, termina con s a diferencia de tu nombre. Lo lideró Miguel Mateos, que sigue como solista, y fueron furor en la década de los ochenta ¿Tenías idea que alguien podría confundir tu nombre con el tuyo?
—No, no, no tenía ni idea...(risas).
—¿Conocés algún cantante, banda o artista de la Argentina que te interese o que hayas escuchado y te atrajo alguna vez?
—Primero que soy muy mala en retener nombres y apellidos y nunca me acuerdo de quién era el que escuché o qué era lo que me gustaba, pero cada vez que fui a la Argentina vi muchas bandas de rock y de heavy metal, pero por cierto no te podría decir un nombre de un artista en particular.
—Tu música es una combinación de la chanson francaise y el gipsy jazz. ¿Te sentís heredera artística de autores como Jacques Brel, Georges Brassens o Edith Piaf?
—En realidad vengo del jazz y después descubrí la canción francesa, y más iba cantando y la gente más me pedía cantar esas canciones francesas. Me ha ocurrido sin que lo hubiera pensado, es algo que la gente lo ve claro y me lo pide sin que yo me haya etiquetado así.
ZAZ - Je veux (Clip officiel)
—”Je veux” (Quiero) es tu primer gran éxito. Ahí decís: “Quiero amor, felicidad, buen humor. No es tu dinero el que me hará feliz. Yo lo que quiero es morir con el corazón en la mano”. Esa canción es de 2010, pero ahora, ya con otra vida, casada, con hijos, con 42 años, ¿tenés los mismos ideales que a los 30?
—La notoriedad y ser famosa ha tenido un poco el efecto de una tormenta en mi vida, porque cuando tienes el spotlight y las luces tan puestas en ti, se ve mucho más tu sombra detrás. Y es como que hay muchas cosas que no me esperaba, pasé por momentos muy duros, y hubo muchas fases de mí misma que se han revelado y nunca pensé que iba a tener que pasar por esto. Yo cambié, no soy la misma, he pasado de tener una visión más naif del mundo y de la gente a tener una mirada con más matices, pero en el fondo mi visión del mundo es la misma, es decir que siempre me pondré en proyectos para un mundo mejor y no he perdido este deseo y esta luz. Pero lo que sí he dejado es intentar salvar el mundo y me enfoqué a pensar en salvarme, porque me di cuenta que antes de salvar el mundo tenía que salvarme yo primero. Y eso es lo que importa realmente, luego vienen los otros, el mundo, el planeta, pero si no sabés curarte a ti mismo primero, no vas a poder hacer nada bien.
—Mucho de lo que contás tiene que ver con tu último disco “Isa”, en el cual se corresponde esto de volver a tu esencia y a tu raíz. Pero llama la atención que en algún reportaje revelaste que querías matar a Zaz , a tu alter ego. ¿Era para tanto, o sea, era tan fuerte la búsqueda de tu esencia que tenías que matar a Zaz para ser Isa?
—(Se ríe y hace el gesto de matar con el cuchillo en alto, como la imagen de la ducha de la película “Psicosis”, de Alfred Hitchcock). En verdad soy un poco excesiva en mi manera de pensar y de funcionar, y me di cuenta que Zaz tomaba tanto espacio hasta tan nivel que había un poco olvidado cuál era mi vida personal y quién era Isa, entonces cuando me enfoqué en Isa, me decidí a pensar en blanco o negro: si me enfoco en Isa tengo que matar a Zaz (risas). Pero me hizo bien llegar a pensar eso. El solo hecho de pensar en poder matarla me ayudó en hacer esta distinción. Y tuve que llegar a ese pensamiento para entender qué punto intermedio tenía que buscar y qué relación más pacificada tenía que encontrar entre Zaz e Isa, porque al final son la misma persona. Zaz es el disfraz, pero Isa es la que la nutre y la que elige el disfraz.
—Bien, nosotros no conocemos tanto a Isa, pero sí a Zaz, y la gente está muy a gusto con tus canciones , así que el disfraz fue más que logrado.
—(Risas) Igual algún día contaré mi historia con otro formato, quizá no con canciones, pero con un libro o algo así.
—Las consignas de la Revolución Francesa son: libertad, igualdad y fraternidad, y cuando se escuchan tus canciones hay mucho de eso. ¿Lo pensaste alguna vez, se dio por coincidencia, o es que la libertad, igualdad y fraternidad forman parte de tu propia bandera?
—Seguramente sí, hay mucha conexión entre los valores que acabas de decir: libertad, igualdad y fraternidad, porque soy francesa y estoy muy orgullosa de ser francesa. Tenemos una cultura no innovadora, pero un poco a la vanguardia de varias cosas, a nivel de comidas, de modas, y de muchas cosas, y nos gusta elaborar grandes ideales y seguirlos. Me siento muy identificada con todo esto y no me sorprende que se vea eso en mi música.
Zaz - De couleurs vives (Clip officiel)
—En “De coulers vives” (De colores vivos) hablás a favor de los colores de la diversidad, que te dan libertad y a la vez hablás en contra del poder y la burguesía. ¿Cuál es el color político que más te representa?
—Mi color político es el ser humano, es en lo que siempre he puesto el foco en toda mi música. Y me parece increíble que sigamos en 2023 no con un choque cultural pero sí con un choque de sociedad o con algunas partes de la sociedad, con muchísimo miedo del extranjero, de la persona que es distinta, con xenofobia y con racismo. De hecho mucho antes de “De coulers vives” hice una canción que se llama “On ira” (Iremos), que buscaba lo mismo, la unidad en la diversidad, es como la reacción de un mundo antiguo que ya está en proceso de desaparecer. Lo que yo veo en mi vida, yendo de giras y viendo otros territorios y otros países, aunque no lo veo en los medios, es que la gente está tomando mucho más control de cómo quieren vivir sus vidas. Con muchas más organizaciones que hacen mediación, ciudadanos que vuelven a tomar el control de sus barrios, y cómo se quieren relacionar entre ellos. Creo que eso es el futuro y lo que va a dominar de aquí en más, ojalá sea así. Para mí hay una semilla que se ha plantado, que es que la gente ha empezado a darse cuenta que no hace falta delegar a instituciones y gobiernos y lo que sea, y que el poder lo pueden tener en sus manos para cambiar sus vidas y su entorno, ya sea a nivel de medio ambiente, a nivel de trabajo, a nivel de cómo se relacionan con la gente que se rodean. Igual, no vamos a ver los frutos y el producto de esto ahora, pero es un movimiento que ya ha comenzado y seguramente vamos a ver esa evolución en los próximos años.
—¿Qué conocés de Rosario en particular y de la Argentina en general?
—Conozco muy poco de Argentina en realidad, pero tengo recuerdos increíbles de haber ido en caballo por paisajes hermosos en la Argentina. De Rosario no tengo recuerdos porque nunca fui, pero espero a partir de esta visita empezar a tener también recuerdos increíbles de Rosario.