La cantante y actriz Valeria Lynch sale airosa con su protagónico de "Sunset Boulevard", el musical de Andrew Lloyd Weber que es el nuevo imán del teatro céntrico porteño, con destino de permanencia, en la sala del Maipo, de miércoles a viernes a las 20.30, sábados a las 19 y a las 22.30 y domingos a las 19.30.
Con bastante de drama y algo de policial, el espectáculo se estrenó en Londres en 1993 y recorrió numerosas ciudades del mundo, hasta llegar a la versión argentina que acaba de estrenarse y que, entre lujos de escenografía y una música notoriamente inspirada en el Hollywood de hace 70 años, confirma la capacidad de Claudio Tolcachir para manejar una pieza musical con muchos personajes.
Es la historia de Norma Desmond -que en 1950 interpretó en el cine Gloria Swanson junto a un elenco de lujo, dirigida por Billy Wilder-, una actriz del cine mudo que desaparece de la pantalla al llegar el sonoro a fines de los años 20 y vive en un mundo ilusorio, enclaustrada en su mansión de Sunset Boulevard 10.086, una arteria de Los Angeles que antaño albergaba al estrellato. Las cosas cambian cuando la ex diva tiene un confuso encuentro con un guionista de poca monta (Mariano Chiesa) perseguido por dos matones que buscan quedarse con el automóvil que no pudo pagar: en un "insert" cinematográfico -en la obra hay varios- se había visto cómo en su huida, el hombre terminaba escondiéndose con su vehículo en el garaje de Desmond.
Ello sirve para que se entable una relación entre ambos a raíz del guión de un filme silente, "Salomé", escrito torpemente por ella a la espera de volver al éxito público, para que sea dirigido por Cecil B. DeMille (Jorge Priano), famoso por sus superproducciones históricas.
Al parecer el texto es infilmable -de hecho la protagonista tiene 16 años y la alucinada Desmond anda por los 60- y el escritorzuelo se resiste a colaborar en él pero la insistencia de la mujer termina introduciéndolo en el endiablado mundo de los estudios, además de alimentar la otoñal pasión de ella, a todas vistas no correspondida. En ese ambiente conoce a una joven guionista (Carla del Huerto), de novia con un colega (Mariano Zito), con la que luego de un encuentro árido termina iniciando un romance, aunque hay otro personaje esencial en la historia, el mayordomo y cancerbero de Desmond (un sorprendente Rodolfo Valss), dentro de un elenco que supera las 20 personas.
Hasta allí lo anecdótico de la pieza, que cuenta con excelencias de escenografía, iluminación y proyecciones, el suntuoso vestuario, sobre todo en el caso de Lynch, la coreografía de Elizabeth de Chapeaurouge y la música en vivo dirigida por Gerardo Gardelín y Gaspar Scabuzzo.
El resto es virtud de Lynch, que marcada por Tolcachir adopta las posturas de una diva del cine mudo -recuerda a Theda Bara, sobre todo en su alucinado canto a capella cerca del final- y modera su conocida potencia vocal al evitar sus famosos vibratos en los tonos altos, componiendo una criatura que suscita varios sentimientos entre la sorna y la compasión.