Llegó al mediodía con su amable comitiva integrada por músicos y técnicos. Se instaló en Metropolitano, allí almorzó, probó sonido y se quedó descansando. "Amable, cordial, simple, sencilla, sin requerimientos de diva", la definieron los productores. No habla español, pero se hizo entender con las traducciones de algunos miembros de la sede rosarina de la Alianza Francesa que la asistieron para comunicarse.
Mientras los técnicos ajustaban luces y sonido, se percibía la ansiedad en un ambiente que hacía crecer la expectativa. Con media hora de retraso, Zaz ingresó a escena con su look teen, con sencillo vestuario informal, calmando las palmas impacientes de quienes llegaron bien temprano al salón Metropolitano. Y arrancó el show tocando una intro de percusión y de inmediato proponiendo "moverse y saltar", agitando y contagiando con "On ira".
"Hola, cómo están", saludó con su particular timbre rozando la afonía, después de incursionar en "Gamine",un tema con estética pop-rock. Incursionó en el reggae con "Cette journee", incluyendo un scat en la intro. "Por favor, bailamos", reclamó con "La fee".
Entre matices. Su delgada y bella figura es resaltada por el trabajo de luces, mientras suena "Port Cotton", una balada intimista, acústica, al estilo Dylan. Subió el tono, poniendo énfasis en "Eblouie par la nuit", una melodía setentosa con la que logra conmover. El público percibió que puso el corazón y se lo reconoció con una gran ovación. En "Deterre", cambió el matiz y mostró otra virtud: el fraseo. Salió de escena y quedó la banda luciéndose con un final rockero coronado por el notable solo de saxo de Eric Seva. Mientras, ella corre a camarines a realizar el primer cambio de vestuario.
Más formal, con vestido con encaje, abordó el repertorio de chanson, iniciado con "Sous le ciel de París", incluido en su último disco. "¿Hablan francés?", preguntó al público buscando complicidad para contar algo de las bondades de París.
Con sonidos de gipsy jazz y swing, mostró sus logradas versiones de "Dans mon París" y "París será toujours París" y dio un respiro con la melancólica "La complainté de la butté". Luego volvió al gipsy con "París s"eveille" y anunció "un regalo" para el público. Su voz, con sólo piano, se lució en el bolero "Historia de un amor", en perfecto castellano. La banda se quedó tocando jazz tradicional, ante el último cambio de vestido.
Los fans deliraron con la popular "Les passants"tema por el cual muchos la descubrieron. Luego vino mucho swing con "Comme si comme ca" y, en "La lune", la banda visitó el flamenco y allí terminó ella bailando y se cerró el tema con un extenso solo de batería de Jean Philippe Motte. Sentada en el piso, agradeció "no olvidar que somos memoria de los que ya no la tienen" y, nuevamente íntima, cantó "Si je perds", tras lo cual el acordeón de Thierry Faure le aportó atmósfera parisina a "J"ai tant escamote". En la despedida, los fans volvieron a vibrar con la popular"Je veux".
Antes de los bises, Zaz leyó en un limitado español un texto acerca de una leyenda sudamericana. El jazzeado "Dans ma rue" y el pop "J"aime a noveau" dejaron la última imagen de un show de dos horas que conformó a todos.
Zaz encabezó una sorprendente convocatoria, que superó los dos mil espectadores, y así significó un notable registro que será el antecedente a considerar para las futuras visitas de la artista francesa a Rosario.
Actitud solidaria
“Adhiero a un proyecto de una sociedad más respetuosa”, afirmó Zaz, resaltando sus actitudes solidarias. Pidió que se sumen a las colectas de la entidad Rosario Solidaria, donando útiles escolares y frazadas, y también recordó que lo recaudado en la venta de su merchandising tiene el mismo fin. En Francia, Zaz forma parte de un lote de artistas que adhieren a “Les Enfoirés”, una ONG que recauda alimentos para distribuir entre los pobres.