Aveces hay relatos que son circulares. Y cuando sobre el final del concierto "Argentina Canta Latinoamérica", Litto Nebbia entonó "Sólo se trata de vivir" y cantó "dicen que viajando se fortalece el corazón" sobrevoló la sensación de que se cerraba un círculo. Porque la propuesta cultural organizada por el Instituto de Cooperación Latinoamericana, dependiente de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), apuntó en esa dirección. A transitar un extenso viaje, a cruzar fronteras, y a comprobar que aunque el recorrido sea largo, la canción sigue siendo la misma, y está acá nomás.
Litto Nebbia, a cargo del proyecto musical, presentó el jueves en el Espacio Cultural Universitario (ECU), un recital con el que recorrió bellas páginas del cancionero latinoamericano. Incompleto, sí, como se encargó de anticipar este pionero rosarino del rock argentino. Y también arbitrario, (¿por qué no?), es que no podría ser de otra manera.
Ese rompecabezas invitó a representar las músicas de Bolivia, Argentina, México, Chile, Nicaragua, Paraguay, Uruguay, Perú, Venezuela y Brasil. La banda de sonido fue Aire Fresco, la formación que acompaña a Nebbia, y que integran el experimentado y sutil Daniel Homer, en guitarras; Leopoldo Deza, en flautas y teclados; y el eterno y polifuncional Daniel Colombres, en batería.
Pero, claro, la frutilla del postre eran las figuras invitadas por Litto. Nada menos que Emilio del Guercio (figura clave de Almendra y Aquelarre); Ricardo Soulé (alma mater de Vox Dei); Nito Mestre (el lado b de Charly García en Sui Generis); Silvina Garré (crédito de la Trova Rosarina); Leo García (figura pop solista, también reconocido por integrar la banda de Gustavo Cerati) y Gonzalo Aloras (una de las figuras del rock local, ex integrante de la banda de Fito Páez).
El espectáculo realizado en las instalaciones del ex Banco de la Nación Argentina (San Martín 750) no era abierto al público. Sólo había invitados especiales, de diversos ámbitos culturales, políticos y educativos. El objetivo fue grabar un CD y un DVD, como una manera de dejar un documento para los más de 36 mil estudiantes de distintos países de Latinoamérica que llegan a estudiar a las universidades de la Argentina.
Por eso el cancionero fue de rango amplio. Y gracias al buen criterio artístico de Litto, las canciones tuvieron un sonido aggiornado, con arreglos novedosos en algunos casos y sólo correctos en otros, pero que siempre respetaron la esencia de los temas originales.
El espectáculo incluyó tres pantallas para apoyar con imágenes cada uno de los temas, cuya realización estuvo a cargo de la Dirección de Comunicación Multimedial de la UNR, encabezada por Fernando Irigaray. La urbanidad era el telón de fondo de las composiciones tangueras, mientras un paisaje campestre funcionaba como el espejo de un tema folclórico, o bien sumaba una correspondencia literal como en "El cóndor pasa", o bien más simbólica o documental.
Precedido por imágenes con frases de Borges, Jorge Amado, Gabriela Mistral, Juan Rulfo y Julio Cortázar, Litto arrancó sólo en el piano con "Toda mi vida", un tango de Troilo y Contursi; y saltó al folclore con "La nochera", de Jaime Dávalos y Ernesto Cabeza; después fue el momento de "Llegamos de los barcos", en un conocido tema de la discografía de Nebbia con Los Músicos del Centro que le hace un homenaje a los inmigrantes que poblaron la Argentina.
Tras sonar "Recuerdos de Ipacaraí" (Paraguay,Demetrio Ortiz), con la banda Aire Fresco a pleno; llegó el primer invitado: Leo García. Con su habitual energía, el ídolo pop entonó "Samba Landó" (Perú, Patricio Manns- Horacio Salinas -José Seves) y levantó a la platea al cantar con el puño cerrado "somos una misma historia", otro guiño al concepto del espectáculo.
Ovacionado, Nito Mestre entonó una sentida versión de "Te recuerdo Amanda" (Chile,Víctor Jara), sobre una base blusera dominada por el contrapunto de la guitarra de Homer y la batería de Colombres.
El mejor momento de Nebbia llegó con "Sinceridad". "Esto lo cantaba mi padre en Rosario, en LT2 y en LT1, y yo lo canté alguna vez en LT8. Adoro este tema", dijo Litto antes de entonar en carne viva esta versión.
Soulé sorprendió en otra canción con aire blusero. Fue el caso de "Gracias a la vida" (Chile, Violeta Parra), tras lo cual llegó Del Guercio, para homenajear a Alfredo Zitarrosa, a Uruguay, y también a su padre, que vivió en el paisito durante 18 años. Gonzalo Aloras mostró su oficio en la mexicana "Sabor a mí", y delante de una puesta colorida y psicodélica, le aportó su impronta interpretativa, con un intenso punteo de guitarra sobre una base de bossa nova.
La calidez de Silvina Garré sincronizó a pleno en dos perlitas de Tom Jobim y el cierre llegó con "Guantanamera", con todos a coro sobre el escenario. Pero lo mejor llegó con el homenaje al rock argentino. "Silencio marginal", "Presente" (impecable la voz de Soulé), "Aprendizaje". "Todas las hojas son del viento", "Yo no pretendo", de Moris; "Dos que ya no cambian" y "Sólo se trata de vivir"(Nebbia) y luego, con todos arriba: "Quien quiera oír que oiga".
Para transitar un viaje placentero hace falta una buena compañía. Y hay canciones que nunca te dejan a pie.