Recién llegado de gira por Europa, donde realizó 80 conciertos y 25 proyecciones de su película “Son Tango: entre el sueño y la vigilia”, seleccionada en 20 festivales del mundo, el flamante ganador del premio Rosario Edita por su disco “Barricadas”, se explayó en la charla sobre su presente artístico, reflexionó sobre la esencia gardeliana y sobre lo que significó para él la producción de este disco conceptual en el que reivindica a un artista como Barbieri.
—Estás recién llegado de Europa. ¿Cómo fue esa gira?
—Llegué hace menos de un mes. Para mí lo de las giras es algo casi de calendario. En los últimos 5 años hice giras más prolongadas, en esta última estuve 140 días. He empezado a organizar giras no solo donde yo toco, sino también donde me presento con formaciones europeas. No hay lugar de Europa, no hay pueblito que conozca donde no haya gente que baila tango, y eso ya genera un público. Después hay instancias de conciertos, grandes festivales de tango y festivales de otras músicas donde alojan al tango como música de gran prestigio, ya es como la música clásica. Eso es lo que me pasa a mi trabajando con el cuarteto Soltango, uno de los mejores grupos de tango de Europa integrado por dos alemanes, un holandés y un noruego en violonchelo, bandoneón y violín.
—¿Cuándo te vas de gira tocas con ellos?
—Sí, siempre tengo apuntados con ellos 6 ó 7 conciertos. Incluso este año tocamos en festivales importantes, uno fue en lo Alpes, en el escenario donde había estado Pavarotti, y en esta última gira grabamos un disco que se llama “Poesía”. Es nuestro primer disco juntos y mi primer disco grabado en Europa, en el estudio de Radio Bavaria de Munich, que es un estudio donde graban figuras de la música clásica. En este disco hay arreglos originales de las décadas del 40 y 50, donde yo interpreto los estilos de los cantores mas representativos de esas décadas del tango. El disco está producido por Soltango con el estudio de Radio Bavaria, lo vamos a presentar en Europa y ya tengo fechas pactadas hasta el 2025.
—”Barrio Viejo” es un homenaje a la obra de Barbieri. ¿Se podría decir que éste es el más gardeliano de tus discos?
—No creo definirlo como el más gardeliano de todos, porque para mí la gardelianidad no tiene que ver con el repertorio o con el estilo. Para mí ser gardeliano, además de cultivar una forma de cantar que tiene que estar siempre al filo de lo posible, de una enorme exigencia tanto interpretativa como técnica y vocal, también es ser innovador, es hacer temas nuevos, es apostar a nuevas estructuras y romper los moldes, que es lo que hizo Gardel. Un disco como “3D”, donde presento 20 temas propios tocados en vivo, para mí es muy gardeliano, porque Gardel fue un revolucionario en todo su aspecto. Ser gardeliano es ser innovador y original. Gardel vino a inventar el tango cantado, vino a llevar una música hacia otro lugar. Al mismo tiempo para ser gardeliano tenés que tener un amor y un respeto por la música y la palabra, por eso ser gardeliano es respetar la melodía, es estar a la altura técnica de liberar la interpretación al máximo de sus posibilidades, entender cuáles son los paisajes que se están narrando y cuáles son los personajes que te toca interpretar. Yo creo que este disco también es gardeliano y al mismo tiempo evocativo de lo gardeliano, porque tiene que ver con un hermano de Gardel. Barbieri fue el amigo que lo acompañó desde 1921 cuando empezaron a tocar juntos, hasta la muerte de ambos. Fijate qué significativo, los dos murieron juntos en ese avión F-31 en Medellín. Creo que la figura de Barbieri quedó un poco eclipsada por la figura mitológica de Gardel, así como el verdadero arte gardeliano queda eclipsado por el mito. No abundamos en la tremenda epopeya artística que este hombre hizo. Barbieri quedó un poco ahí solapado, siendo el guitarrista al que Gardel mas temas le grabó y logró una cancionística maravillosa. Barbieri sabía cómo musicalizar palabras, al punto que esas palabras se te caen de la boca cantando. Este es un homenaje a un personaje muy querido, un hombre de barrio, de lo cotidiano, como eran todos esos artistas. Lo contrario de lo que ocurre hoy, que los artistas están revestidos de una especie de misterio tecnológico, que los lleva hacia un lugar de algoritmos...
—¿Querés decir inaccesible?
—Exactamente. Estos eran tipos distintos, el mismo Gardel, ya sabiendo que era Gardel, seguía viviendo en la misma casa y seguía cantando en cumpleaños de 15 de pibas pobres.
—¿Este disco también es una reivindicación de los valores que encarnan esos artistas?
—Sí, esos valores y esa forma de hacer de una expresión artística una consecuencia de la manera de vivir. Nada de lo que ellos hicieron estaba condicionado a aquello que una estructura mercantilista pedía. Ellos hacían lo que sentían, Gardel grabó tangos escritos por canillitas. Antes eran dos temas por disco, cuando él grababa lo que sabía que iba a ser un gran éxito, del otro lado ponía un tango que era de un pibe que estaba empezando y lo convertía en bueno. Gardel metía a gente adentro todo el tiempo. Mirá lo compañero que sería, que en el aeropuerto de Bogotá antes de la tragedia, Barbieri escribe una carta a su familia donde les dice: “Tenemos ganas de retirarnos, estamos cansados, ya Gardel nos dijo que al volver nos compra una casa a cada uno”. Esa relación conmovedora es la que existía entre ellos.
—Tiene algo de maradoniano lo que estás contando.
—Sí, diste en la tecla. Gardel tuvo mucho de Maradona y viceversa, en esa actitud de compañerismo y de cercanía.
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"BARRIO VIEJO". Doce canciones y un Bonus track en homenaje a Barbieri.
—”Barrio Viejo” ofrece un repertorio completo de Barbieri. ¿Cuál fue el criterio para seleccionar ese cancionero? ¿Por qué esas canciones y no otras?
—Barbieri escribió unas 50 canciones, Gardel le grabó casi 40. Los temas seleccionados son los más conocidos e hicimos algunos rescates. Incluimos los clásicos más importantes de Barbieri como “Anclao en París”, “La novia ausente”, “Viejo smoking”, y después incluimos temas como “Pordioseros”, un tango con un fuerte contenido social. Sabés que Gardel tenía la costumbre de levantar pordioseros de la calle, les daba de comer, les compraba ropa, llamaba a un amigo y le preguntaba: “¿Che tenés algún laburito para este muchacho?”. Entonces Barbieri escribió sobre esto y lo incluimos porque nos pareció interesante. También está “Mar bravío” y rescatamos un estilo de la música de la provincia de Buenos Aires en una canción que se llama “Salve Patria”. Y hay una perlita, que es un tango que terminó de escribir Flores después de la muerte de Barbieri, es la canción “Pa’ lo que te va a durar”, muy conocida porque la grabaron Troilo con Goyeneche.
—Este homenaje a Barbieri también reivindica el estilo guitarrístico tanguero. ¿Con este disco te das una vuelta por esa etapa del tango canción?
—La guitarra en el tango es un instrumento muy amigo, muy cercano, que hasta hoy sigue produciendo nuevas figuras. Con Juan Martín Escalerandi, que es un guitarrista enorme de la provincia de Buenos Aires, gardeliano y un gran compañero de ruta, pudimos reivindicar a Barbieri como uno de los creadores de lo que hoy se considera el estilo guitarrístico tanguero. Tocar tango en la guitarra es otra cosa, requiere de una introspección y Barbieri es de los iniciadores de este estilo. Por un lado, está el camino de la orquesta típica de tango y por otro, el de los conciertos de guitarra. Una de las cosas que me entusiasma de este disco, es que pongo mi voz a un trío de guitarras tradicional, que tiene mucho de búsqueda moderna en algunos de los arreglos, pero dentro de lo que es un estilo guitarrístico concebido desde muchas generaciones, y de la mano de Juan Martín Escalerandi, Pablo Juárez Levar y Martín Bracone.
—Tu disco anterior, “Barricadas”, tenía marcada esa impronta tuya de expresarte políticamente. ¿”Barrio Viejo” tiene algo de eso?
—Yo soy de los que piensa que todo hecho artístico es un hecho político, y más cuando lo hacemos desde el tango, que es un género desdeñado y vapuleado por lo medios hegemónicos y por la industria del entretenimiento desde hace por lo menos 5 ó 6 décadas. Entonces para nosotros hacer un disco de tango ya es un hecho político en sí, que nos sitúa en un lugar ideológico. Sí, “Barricadas” es un disco que edité desde un lugar denunciante, desnudante, un grito urgente, que de alguna manera fue un vómito de bronca, un disco político que va al hueso. Pero este último, el hecho de hacerlo y de cómo se produjo y se presenta, para mí también tiene su costado político. Sin ser una expresión como “Barricadas” o “3D”, siento que también es un hecho político reivindicar a un personaje que murió hace más de 90 años y que tuvo muchas cosas que decir en su momento.
—¿Cómo definirías vos a “Barrio Viejo”?
—Lo defino como un disco en donde me reencuentro con las cosas de las que nunca me fui. Porque yo amo el tango, soy una persona que me formé en el amor por el tango, en la exploración y en la investigación del tango. En tiempos donde hay gente que lo hace de esa manera y otros que creen que pueden habitar el tango entendiendo sus rasgos mas superficiales. A pesar de que me he dado el gusto de entrar y salir las veces que he querido, siento que soy un tanguero de raza, y que trabajos como éste me regocijan porque me encuentro con mi esencia.