No es un mero "arriba las manos", ni un "eh ameo, dame la mochila", y quizás recuerde a un jovensísimo Al Pacino en su "Tarde de perros". Aquí no hay un banco, pero sí un bar o restaurante donde irrumpe un grupo de hombres armados con el objetivo de robarle a los comensales. No el dinero, claro, sino una risotada o como mínimo una alegría. Con el Cultural de Abajo como escenario, el director rosarino Pablo Razuk viene presentando la versión local de "Bang bang! y somos historia", a esta altura un clásico del teatro de humor que también se monta por estos días en España. La obra, tan ocurrente como inesperada, para quien desconoce el dispositivo teatral utilizado, se puede ver los jueves en Entre Ríos al 500 durante lo que queda de mayo, y en junio y julio, siempre a las 21:30.
El libro fue escrito hace 20 años por un rosarino, Martín Gervasoni, junto a Wilfredo Van Broock, y no solamente ganó el premio ACE al mejor espectáculo de humor, sino que, desde su estreno en Buenos Aires en 1998, acaparó cientos de funciones en Argentina, España y casi todos los países de América latina.
Además, la obra ya forma parte del repertorio del director, quien la interpretó en 1999 y 2002.
Protagonistas. Con esa experiencia en su haber, Razuk convocó a un interesante terceto de actores que se pone en los pellejos de tres torpes hermanos, ladrones ellos, pero con objetivos de vida diferentes.
Es así como Mariano Rey, Federico Giusti y Ariel Fumis, como Sonny, Billy y Joe, sorprenden a los espectadores y/o comensales paseando la historia por el escenario y entre las mesas, esto es, concibiendo a todo el lugar como espacio de actuación. De esta manera, el público asiste al espectáculo pero además es protagonista directo del hecho (relatado y teatral) a través de pocas pero eficientes interpelaciones.
Es de celebrar la afinidad y reciprocidad conseguida por el elenco que, entre altos y medianos niveles de interpretación, se gana rápidamente a la platea a través de un pulido trabajo de creación de los personajes. El trío de referencia, cuyas caricaturas pueden fácilmente ser asociadas a los malos de Quentin Tarantino o a los no tan malos de las telenovelas argentinas o latinoamericanas, está complementado con las colaboraciones de Juan Emilio Vidoletti y Fernando Soto.
Apropiación. La puesta incluye un muy inteligente uso de la tecnología, ya que en la pantalla gigante se reaviva la habitual construcción televisiva, en vivo y al estilo Crónica, de los acontecimientos; un recurso que se aprovecha de la incorporada forma de enfrentar la realidad de la sociedad contemporánea: a través de la TV.
Resulta además muy efectivo el uso de espacios exteriores a la sala, otorgándole a la pieza un halo de realidad inapelable.
Exorcizados con voluntad y respeto los riesgos de retomar un clásico, contenida por la madurez de su director, con un reparto de alto compromiso actoral, abordando temas de gran actualidad como la fama, la familia, la televisión y hasta la anodina reacción de todos frente a la calamidad de la violencia, y sobre todo divertida y llevadera, "Bang bang! y somos historia" emerge como una mirada audaz, a veces infantil y otras descarnadamente real, de la estrecha relación entre la crueldad de los medios utilizados, apuntando con armas a la cabeza de las víctimas, para alcanzar la felicidad, sea ésta efímera o duradera y del color que sea.
Mugica hace memoria y regresa a Europa
El director rosarino Pablo Razuk participó el jueves de la función de "Bang bang" y partió a Buenos Aires, donde reside, para encarar una gira europea con "Padre Carlos, el rey pescador". La obra que protagoniza sobre la vida del sacerdote católico Carlos Mugica y su asesinato en 1974 se vio en Rosario en 2015 y 2016, también en París, Roma y El Vaticano, y esta vez llegará a las ciudades de Madrid, Zaragoza y Barcelona, mientras se negocian otras plazas.