ESTA NOTA CONTIENE SPOILERS
Por Vanesa Valenti
ESTA NOTA CONTIENE SPOILERS
Terminó "Games of Thrones". Tras nueve años, ocho temporadas y 73 capítulos la serie más trascendental de la historia de la televisión llegó a su fin anoche, y como era de esperarse, no fue epílogo del consenso. Lejos de eso. Se sabía se antemano, por razones obvias, que era imposible que el final pudiera convencer a los millones y millones de fans que GOT cosechó a lo largo y a lo ancho del mundo. Sí con sorpresa en torno a la gran pregunta que envolvía a esta trama de los Siete Reinos: ¿Quién ocupará el Trono de Hierro? Lo ocupó un rey poco probable en la previa. Y esa silla por la que pelearon durante tantos años sólo pasó a ser un objeto simbólico.
Antes, durante y después del episodio que dio final a la serie más aclamada, las redes sociales explotaron con el tema. Primero, desde las teorías y especulaciones, una constante de la última temporada fundamentalmente. Durante, con un capítulo que no permitía pestañear pero que a algunos les daba tiempo para canalizar las emociones con algún que otro posteo. Y después, con la catarata de sensaciones y opiniones respecto al final que eligieron los guionistas David Benioff y D. B. Weiss.
¿Qué pasó? Finalmente tras largas batallas y peores guerras, Bran Stark se convirtió en el Rey de los Siete Reinos. Uno de los hermanitos menores de la casa de Ned, quizás de los que menos vuelo tuvo en los últimos años (pese a haberse convertido en un cuervo de tres ojos) fue elegido por los reyes de las demás familias para ocupar un trono simbólico. Bran está postrado a una silla de ruedas desde la primera temporada, no podrá engendrar hijos y sucesores, pero logró el consenso de la mayoría en un territorio que necesita ahora tener reyes por elección y no por linajes, ya que los linajes y las ambiciones los llevaron a una destrucción casi total. Sansa Stark, la hermana que siempre soñó con esas ideas rosadas de Reina apoyó a Bran pero proclamó el Norte un territorio independiente, el cual gobernará ella misma.
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Antes de este momento, que se resolvió con una facilidad cuestionable teniendo en cuenta la complejidad de GOT a lo largo de los años, Daenerys Targaryen, uno de los más emblemáticos personajes y quizás más amados por el público (de ahí tanta bronca por el desenlace) murió con una daga atravesada en el pecho por su sobrino y gran amor, Jon Snow. Los dos máximos favoritos a ese trono, quedaron disueltos en una escena de alto impacto emocional. Sin embargo, el momento en el que Drogon, el último de los dragones vivos dispara fuego furioso sobre el Trono de Hierro, es sublime. Ese dragón entendió que por culpa del trono ella, su madre, la Madre de los Dragones, estaba muerta. No la mató Jon, la mató la ambición.
Con los Stark separándose en el final, con Bran en Desembarco del Rey (la capital de los Siete Reinos), con Sansa proclamada en el Norte, con Arya yéndose a recorrer nuevos mundos ya sin hambre de venganza y con Jon "condenado" a vivir nuevamente en la muralla, pero marchándose finalmente a pasar el resto de su vida con los Salvajes, no pocos interpretaron que los autores quisieron hacerles un "fanservice". Pero otros en cambio entendieron que ese no era el final, que ese epílogo fue demasiado apresurado (sólo seis capítulos en la última temporada) y que la suerte de los personajes más intensos, más sólidos y fuertes, se fueron desmembrando sin demasiada opción.
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El final, por una razón y otra, trajo polémicas. Y esa sorpresa de Bran pegó tan fuerte como el fuego de dragón. Pese a todo, HBO y sus guionistas llevaron hasta el final la esencia de GOT: difícilmente se le escaparon los secretos de los trucos. La serie nunca fue predecible.
La tela para cortar seguirá por varios días. Con fans contentos, con otros no tanto y con la revisión de diálogos y teorías que dieron en la tecla o directamente no se cumplieron. Lo cierto es que GOT, aún finalizada, seguirá cosechando los frutos de un éxito tremendo y gozará de ese lugar de privilegio a partir del cual marcó un quiebre en la televisión mundial.
La vigilia en Rosario
Cientos de fanáticos locales vivieron este domingo el final apostados delante de pantallas gigantes. Con varias horas de previa para cuidar lugares se acomodaron en bares de bulevar Oroño, avenida Pellegrini y otros del macrocentro.
En uno de ellos, El Faraón, de 9 de julio y Buenos Aires, hasta hubo sorteo de un anillo tallado con el blasón de la Casa Stark (¿acaso sabían que los Stark iban a gobernar?) y encararon las primeras horas del lunes con una pequeña fiesta de celebración donde aparecieron los trajes de los personajes más queridos.
Previamente, músicos de la ciudad interpretaron con violines la cortina musical de apertura de la serie, ya convertida en otro gran éxito.
Tras el capítulo, muchos de ellos dejaron entrever alegrías y sinsabores. Incluso cierto shock y necesidad de tiempo para digerir e interpretar ese final del que seguirán hablando una y otra vez.