El Festival de Cine de Cannes, considerado el más prestigioso y grande del mundo, postergó su 73ª edición debido a la pandemia del coronavirus. Los organizadores del festival en la Riviera francesa, originalmente previsto del 12 al 23 de mayo, dijeron que estaban considerando mudarlo a finales de junio o principios de julio.
“Varias posibilidades se están estudiando para preservar el festival, la principal sería un simple aplazamiento”, dijeron en un comunicado. “Tan pronto como el desarrollo de la situación sanitaria francesa e internacional nos permita evaluar la posibilidad real, notificaremos nuestra decisión”, se agregó.
Los organizadores habían estado extremadamente reacios a cancelar Cannes. Durante semanas, desviaron preguntas y trataron de seguir adelante con su proceso de selección de películas. Pero mientras el Covid-19 se propagaba por Francia, era prácticamente inevitable que un evento masivo como Cannes fuera cancelado. El sábado pasado, el primer ministro francés douard Philippe ordenó el cierre de restaurantes, cafés y cines en el país para incrementar el distanciamiento social y combatir el virus.
Otros grandes festivales de cine, como South by Southwest y Tribeca, en Estados Unidos, ha se han cancelado. Pero algunos tenían la esperanza de que Cannes, que se realiza más cerca del verano boreal, sobreviviera.
El aplazamiento de Cannes tiene ramificaciones muy negativas para la industria cinematográfica que se reúne anualmente en la Cote d’Azur. Cada año, innumerables acuerdos de producción y distribución se concretan en Cannes. Los ejecutivos cinematográficos viajan de todas partes del mundo y se reúnen en el Marche du Film, en el sótano de la sede de Cannes, el Palais, y cada país con una industria cinematográfica monta un pabellón en el festival.
Ahora están estudiando si esa sección del encuentro, llamada “el mercado”, podría celebrarse online. En sentido estricto, ésta no forma parte de la estructura del festival, pero es, por su importancia económica, la que lo mantiene en pie. Es ahí, en este apartado reservado a la industria, donde se decide el devenir del cine mundial: del independiente en su totalidad y de buena parte del comercial. Pero nada está confirmado aún.
El cambio de fecha del festival también es especialmente doloroso para Cannes, porque viene de una edición 2019 muy exitosa, en la que su ganadora de la Palma de Oro, “Parasite”, del surcoreano Bong Joon Ho, terminó por llevarse el Oscar a mejor película.
En años recientes se han intensificado las críticas a Cannes por la falta de inclusión de género en sus categorías, y también ha aumentado la competencia de otros festivales como Venecia. Sin embargo, el año pasado el certamen francés tuvo en su oferta, además de “Parasite”, a “Había una vez en Hollywood”, de Quentin Tarantino; la aclamada “Dolor y gloria”, de Pedro Almodóvar, y el elogiado drama de Celine Sciamma “Retrato de una mujer en llamas”.
Pero el encanto internacional de Cannes obró en su contra este año, porque la pandemia del nuevo coronavirus haría que, incluso si Francia logra estar libre del virus, fuera difícil convocar y mantener sanos a cineastas, ejecutivos y periodistas de todo el mundo.
Cannes se fundó en 1939 cuando Europa estaba en el umbral de la guerra, y se ha alterado en otras ocasiones. Comenzó como una alternativa al Festival de Cine de Venecia, que en ese entonces había quedado bajo la influencia de Benito Mussolini. La primera edición del festival se canceló tras su gala inaugural con el estreno de “El jorobado de Notre Dame”. Al día siguiente Alemania invadió Polonia.
Cannes también se detuvo, célebremente, en 1968, cuando cineastas como Jean Luc-Godard, Francois Truffaut y Louis Malle subieron al escenario del Palais para cancelar el festival en solidaridad con la huelga estudiantil y de trabajadores que había en Francia.