La biografía tributo a Sandro no se hizo esperar y llegó de la mejor manera. Con forma de miniserie de 13 capítulos, que debuta el 5 de marzo, "Sandro de América", es una coproducción entre Telefe y The magic Eye que pondrá al alcance de todos una investigación precisa sobre la historia de un artista muy grande y popular: Roberto Sánchez, Sandro. La obra que deja ver su preciosismo en los avances que ya circulan por la redes sociales, fue dirigida por el cineasta Adrián Caetano, autor de "Pizza, birra y faso" y "Bolivia", entre muchas otras.
Antonio Grimau será el Sandro "Gitano", del último tercio de su carrera. Marco Antonio Caponi, el Sandro adulto de mediana edad, y Agustín Sullivan, el joven de los inicios, desde la adolescencia hasta apenas pasados los 30.
"Quiero ser músico, quiero cantar", decía Roberto Sánchez de adolescente, en su casa, y le replicaban, "¿no pensás trabajar?" El trailer de la serie anticipa lo que vendrá, deja ver algo (una gran obra), y oculta lo principal. "Sandro de América", ofrece clima, textura, sensibilidad, y un guión equilibrado, equivalente a una "no ficción" literaria que se permite interpretar, embellecer la historia, sin traicionar la dirección y el sentido del camino principal que marcan los hechos concretos de una biografía naturalmente apasionante, la del ídolo popular, Sandro.
Si Sandro necesitaba un tributo, la serie de Telefé ocupará ese lugar, en lo más alto. La ficción va a mostrar el tránsito del "Sandro y los del fuego", al Sandro a secas, además de las tensiones sobre qué tipo de música o canciones debía hacer de acuerdo al interés de la industria de la música, y del suyo propio.
La construcción del personaje, del hombre solitario, con una vida íntima reservada, formó parte de una estrategia de las compañías discográficas. Luego Sandro adoptó el estilo, lo hizo propio, se desligó de las exigencias, "yo no respondo por mi vida privada, respondo con mi obra", fue una de sus frases célebres.
La serie de 13 capítulos cuenta también el tramo oscuro de Sandro, el de la mediana edad, como su adicción al tabaco y sus problemas de salud. Y también el relanzamiento que intentará, y conseguirá, en el último tercio de su vida. El esfuerzo final por volver a cantar lo llevará tensiones definitorias con su pareja, "no te voy a acompañar en esta locura, podes morirte sobre el escenario", le rogaban. "Tengo intentarlo", retrucaba él.
"Cuando fui convocado tuve muchas lecturas sobre Sandro, el libro de su viuda (Olga Garaventa) que nos da un perfil muy nítido, el libro de Marcela Guiñazú, del cual se basa la miniserie, y la gran cantidad de entrevistas y reportajes que tenemos del artista. Y en todos los países de Latinoamérica, donde tuvo la capacidad de adaptarse, de hacer una notable mimetización fonética en cada lugar", explicó a Escenario Grimau, que lleva la parte principal del Sandro tal vez más recordado por el público: el de los últimos 25 años.
"Lo más complejo en la composición del personaje fue la parte cantada. Porque aún haciendo playback, la gestualidad me requirió un gran esfuerzo, mucho ensayo, repetir hasta el cansancio, hasta alcanzar el tono justo que Caetano buscaba", abundó un Grimau que no se cansó de agradecer el "regalo" que le hizo la profesión de artista, en un tiempo inesperado.
"Sandro de América" busca todo el tiempo escapar de la imitación al mito, al personaje, y persigue al hombre. "Abrazar al mito no hubiera tenido sentido", aclaran los actores.
"¿Por qué Sandro se cruzó en la vida de Antonio Grimau?", se preguntó el actor y respondió: "Muchas veces me lo habían dicho, «¡sos parecido a Sandro!», y lo tomaba con cierto orgullo. Y como una sorpresa empeñada en darme una de las mayores alegrías de mi vida, me llegó la propuesta. Que me dejó en carne viva, y que me marcó un antes y un después, podría cerrar mi carrera con este trabajo", exageró el experimentado actor que supo ser el clásico galán de telenovela argentina.
Grimau insistió: "Estoy grabando en estado de gracia", y contó una anécdota imperdible. "Lo conocí a Sandro vendiendo gaseosas en la cancha de Nueva Chicago, en un carnaval, y desde la tribuna descubrí un artista enorme, un carisma inconfundible. Desde ese día quedé impactado, marcó toda mi vida. El era de Valentín Alsina y yo de Lanús, los dos del sur, los de origen humilde, los dos con inclinación por el arte".
Pero hay más: "Fortuitamente coincidimos en un agasajo a propósito de una producción para Puerto Rico en la que me tocó participar, nos conocimos. Luego, en una actuación en el Gran Rex, tuvo la deferencia de mencionarme (yo estaba entre el público) "hoy en la platea tenemos un atorrante del sur igual que yo, Antonio Grimau", dijo Sandro".
El final de Sandro estaba marcado por su destino. "Termina muy enamorado de Olga Garaventa", aseguró Grimau, la última mujer de su vida; "eligió un destino donde transitar una enfermedad irreversible, y lo aceptó. Se entregó hasta el último momento, sin titubear y sin lagrimear", resumió el artista sobre el tramo final que le tocó interpretar en la serie. "Nunca hubiera esperado este regalo. Cada vez que me coloqué la réplica de su bata roja, o de su anillo, fue todo emoción".
Años de juventud. Por otro lado, Sullivan, que encarna al primer Sandro, expresó: "Cuando supe que se venía un casting me puse a investigar obsesivamente". "Y cuando llegó el momento ya sabía todo", confesó el joven que se pondrá en el cuerpo y el alma de aquel Sandro lejano de mediados del siglo pasado.
"Me apasiona actuar, desde toda mi vida, lo intenté siempre, y ahora consigo esta primera posibilidad de un protagónico, es algo muy importante", afirmó Sullivan en charla con Escenario. Siente que el Sandro joven tuvo parecidos a su vida actual (lo interpretó entre los 16 y los 32 años). Para conseguir ingresar a la industria, Sullivan hizo de todo, y un poco más.
"Me disfracé de cartero para llegar a una directora del casting de un modo directo porque me pedían que mande un mail, que por supuesto nunca me contestaban. Así que entré con la ropa de cartero, la valija, los sobres, y conseguí que la persona que decidía, finalmente me llame, luego de recibir mi sobre en papel con mi ofrecimiento", confesó el actor.
En la casa de Sullivan no se escuchaba Sandro, más que resonar del algún hit en la radio. Pero todo cambió cuando se le presentó la oportunidad. "Ahí lo estudié a fondo, y me hice fan", contó. "Hice de todo, como Sandro, que una vez cantó para un productor con un biombo en el medio para que lo escuchen, pero no lo vean, ya que lo habían rechazado por su imagen", apuntó.
Finalmente, el responsable del Sandro joven definió que "me tocó el corazón por su historia de vida". Para Sullivan, luego de mucho investigar detrás del ídolo, del mito, apareció el hombre, y sus problemas. "Fue una persona que pasó las vicisitudes de muchos mortales; tuvo sus miedos, impedimentos, incluso económicos; y también momentos familiares. Pero tuvo una virtud, se animó a ir con todo por aquello que quería, cantar en un escenario y hacer música".