De San Luis a Colombia y Miami, donde el reggaetón es bandera, Sael fue primero produciendo y componiendo para otros, pero ahora es el momento de presentar sus propias canciones. “Lo último que hice fue cantar, primero probé con un beat de reggaetón, después seguí con las letras, y así me fui dando cuenta que quería vivir de esto”, cuenta Santiago Elías Mercado Gomez, alias Sael, desde una mesa del bar El Cairo.
Está en medio de una gira de promoción de su EP debut “El pibe Vol. 1”, editado a través de Virgin Latin Musica y el sello Black Koi del productor colombiano Sky Rompiendo, quien trabaja con artistas de la talla de J Balvin y Ozuna. Y días atrás lanzó el video “Sueños húmedos”, uno de los temas destacados de ese material.
Nacido en 1998 en Villa Mercedes, despegó con el remix de “Pase lo que pase”, junto a Manuel Turizo, Feid y Andy Rivera, pero su principal trabajo es componer en la productora de Sky. Y la lista sigue. Este año, fue el encargado de presentar el premio Gardel a Mejor álbum de Música Urbana, entregado en mano a Nicki Nicole.
Este jueves estará en los premios Billboard en Miami, pero además va a compartir escenario con Duki en Vélez, está grabando con Lola Indigo y Paulo Londra y, como si fuera poco, Sael está planificando shows en Argentina para fin de año, donde asegura habrá fecha en Rosario.
Partícipe de una generación versátil y colaborativa, de su EP participan la entrerriana Emilia Mernes, el chileno Taiko, y el rapero puertorriqueño Miky Woodz. Dentro de la gran pecera que es la música urbana, Sael se encuentra más cómodo con el reggaetón. “Es el nuevo pop, a diferencia del trap o el hip hop; hace que figuras de la música vuelvan a estar en escena”, dice en charla con La Capital.
—¿De qué va este nuevo EP, “El pibe vol.1”?
—Es un rejunte de canciones que tenía guardadas, y los feat. se fueron dando de manera orgánica. Uno sueña de tener a tal artista en alguna canción, y empezamos en la búsqueda a ver si se podía lograr o no. Al final se pudo dar, y todos los artistas que quise que colaboren están. Y fue una locura. Algo muy bonito y que no fue forzado ni un favor. Estoy súper agradecido con cada artista que aportó su granito de arena. Por otro lado, tenía muchos temas guardados, así que el mayor trabajo fue la selección para este EP. Primero eran ocho, y a la semana eran otros ocho distintos, costó la selección de temas pero al final elegimos lo que me representó en ese momento. Estamos muy felices del resultado. Además, son historias mías, me identifican. Disfruto del feedback positivo de la gente con estas nuevas canciones, con todo el esfuerzo que uno hace para que los sueños se cumplan. Eso hace que haya nuevas canciones, nuevos videos y colaboraciones con otros artistas. Hay mucha buena energía.
—¿Cómo se dio el feat. con Emilia Mernes?
—La de Emilia fue una historia muy linda. Ella me conoció a través de Duki, su pareja, de cuando saqué un tema con él. Al tiempo, Emilia subió un cover cantando la canción que habíamos hecho con Duki, entonces aproveché y le dije por qué no hacemos un tema juntos, que me encantaría hacer algo con ella. Y me dijo que sí de una. Casualmente a las semanas nos vimos en Miami, en la semana de los premios Billboard. La disquera había organizado una cena con muchos artistas y ellos vinieron, en ese mismo momento nos metimos en el estudio y grabamos. Mientras estaban de joda afuera, nos pusimos a grabar y así quedó el tema. Después, en Buenos Aires, pudimos grabar el video que quedó muy bueno. El resultado es algo espontáneo y creo que la gente lo percibe así, por eso los disfrutamos tanto.
—¿Hay una buena onda general en el ambiente de la música urbana?
—Todos los pibes que hoy hacen música están dispuestos a colaborar con otros, hay mucha unión. Como por ejemplo Nicki Nicole, que es de acá y que haya podido trascender a otros niveles y hacer tantas colaboraciones y tan diversas. Yo poco a poco me voy sintiendo parte de eso y son cosas que lo motivan a uno para seguir haciendo música, trabajando, y compartiendo esto tan lindo.
—Sos amigo de J Balvin, ¿Cómo surgió esa relación?
—Con José somos pana hace cuatro años ya, nos hemos visto muchas veces, y he trabajado cosas para él que no han salido todavía. Es un artista que me apoya muchísimo, el 15 de octubre toca en Buenos Aires y le voy a abrir el show. Lo veo como una bendición porque es como si un chico que juega al fútbol se whatsapee con Messi y le proponga de jugar juntos. Me siento así, porque soy de Villa Mercedes, en San Luis, y por ahí me pasa de estar sentado en la plaza tomando una Coca con mis amigos y de repente me suena el celular y es una videollamada de J Balvin. Es una locura pero soy el mismo, eso no me hace cambiar. J Balvin es una estrella global, y que me llame para ver cómo está todo, si quiero tocar en su show, es algo que habla muy bien de él y me hace sentir muy bendecido.
—El español Quevedo también te tiene en la mira...
—Quevedo me mandó un mensaje por Instagram por “Infraganti”. Se pegó global con ese tema del Biza (por Bizarrap) y ahora está a dos mil por hora, lo tiene girando por todo el mundo. Yo saqué “Infraganti” hace cuatro meses, está dentro del EP, es el bonus track. La historia es que de la nada salió Quevedo en las redes y dijo “Díganle al chico que le quiero hacer el remix”. Y dije: “De una hermano!! obvio!”. Y ahí estamos, tenemos la mejor onda y se está craneando algo.
—Viviste en distintas ciudades que marcan el pulso del reggaetón, ¿Dónde te inspiraste más?
—Soy una persona de vibras, voy a Medellín (Colombia), y hago una clase de música por la cultura, por el clima, por los sabores. Voy a Miami y me siento full verano y hago música más tropical. Vengo a la Argentina y hago mi esencia. Siento que no depende mucho del lugar para hacer música, me dejo llevar de lo que tengo alrededor. De Villa Mercedes pasé a Medellín, ahí fue donde conocí a Kevin Roldan, a J Balvin, y después volví a Villa Mercedes. De ahí me mudé a Buenos Aires, y he ido a Miami, a Medellín, a Nueva York y de ahí a Miami de nuevo. Pero de cada lugar me llevo un poquito. La cosa es simple, uno se tiene que rodear con la gente que uno quiere y se siente bien. El meneo está en Miami, en Colombia, tenés que estar ahí a veces, pero la música la lleva uno dentro. Me siento afortunado de andar en esos terrenos y conocer a grandes artistas.
—¿El reggaetón quedó un poco superado por el trap? ¿Te parece que es así?
— No, no lo creo. Es más, está volviendo poco a poco. Duki hizo un álbum de reggaetón, Tiago también sacó un reggaetón. Nicki tiene sus temitas con otros artistas que hacen reggaetón; Paulo Londra está armando algo también. Es una generación de pibes versátiles, como Nicki que te saca una cumbia, un trap y un reggaetón, la admiro por eso, y pa’ gusto están los colores. Pero sí, en un principio en Argentina estábamos lejos. Yo empecé haciendo reggaetón, es lo que hago, y me mantuve firme con esa postura. Y acá estamos, poco a poco metiéndonos en esa zona. El reggaetón viene del Caribe, como una mezcla de dancehall y reggae, y tiene una caja más de por medio, un kick más. El dancehall tiene un solo kick (Sael imita el sonido con las manos sobre la mesa), y después le agregaron el kick. Así quedó el “pum pa pum pa pum”, que es lo clásico del reggaetón. Asi como está el patrón del Hip Hop o del rock, está el del reggaetón. Por otro lado, en un principio era como mal visto, las letras eran misóginas o denigraban a la mujer, o decían sobre tener cosas, riqueza. Eso ha cambiado mucho, podemos ver un Luis Fonsi haciendo reggaetón, o a Shakira. Hay muchas mujeres haciendo reggaetón, y ellas están comandando el movimiento actualmente. Hay gente que quizás se ha quedado con esa mala impresión, pero yo a mi música, la hago para todo público, y que sea para todos: que una mujer se la pueda dedicar a un hombre, que un hombre a otro hombre o una mujer a otra mujer. Siento que los tiempos han cambiado y el reggaetón vino para quedarse.