Formó parte de los programas más exitosos de la televisión argentina. “Clave de sol”, “Amigos son los amigos” y “Cien días para enamorarse”, que acaba de ganar el Martín Fierro de Oro en la pantalla chica y “Papeles en el viento”, “Metegol” y la ganadora del Oscar “El secreto de sus ojos”, en la gran pantalla, sólo por nombrar algunas.
Pablo Rago es enérgico, entusiasta y sobre todo, muy humilde. Después de haber protagonizado el documental rosarino “Historia de Un Emblema Nacional”, por lo cual fue declarado Cuidadano Distinguido de Rosario, Rago está de regreso en la ciudad rodando “Un Encuentro con Malvinas”, también de la directora Maria Fernanda Moreno (ver aparte).
La película, que comenzó a rodarse el jueves en el Centro de ex soldados combatientes en Malvinas de Rosario, se centrará en personajes reales, que usarán sus nombres verdaderos y el relato es en base a sus verdaderas experiencias vividas en la guerra: ellos serán Roberto Rubén Rada, presidente de la Confederación Nacional de Combatientes de Malvinas de la República Argentina; Claudino Chamorro, Néstor Omar Debenedetto, Julio Más, Raúl Alberto Gómez y Eduardo José Armua.
Rago toma el rol del padre de una nena de 10 años, interpretada por la hija de la directora, que debe escribir una carta dirigida a un veterano de la Guerra de Malvinas. Cuando va a llevar la carta, en el lugar se encuentra con los veteranos y comienza una charla a fondo sobre sus experiencias en la guerra.
En medio de un asado en el centro de los ex combatientes, el actor dialogó con Escenario sobre este proyecto que lo cautivó para “trasladarle a los jóvenes una historia que para ellos es muy lejana”. Habló de la relación con su hijo y de sus ganas de volver a conducir “TVR”. Contó su reciente experiencia solidaria en el Chaco y adelantó cuándo se estrena “El robo del siglo” que terminó de rodar junto a Francella.
—¿Qué te atrajo de esta propuesta para dar el sí?
—Lo primero que pensé fue en trasladarle a los jóvenes una historia que para ellos es muy lejana e incluso casi inexistente. Hoy cuando veníamos con Rubén (Rada) desde Buenos Aires para Rosario me dijo una frase que me pegó muy fuerte: “Si nosotros ganábamos la guerra teníamos dictadura para mucho tiempo más. Nosotros perdimos para que todos tengamos democracia”. Nunca lo había pensado en esos términos.
—¿Cómo estás preparando tu personaje?
—Desde la ingenuidad de una persona común de 46 años que no vivió la guerra más que por la tele. Vengo de un fin de semana en el Chaco. Con Miriam Lanzoni armamos la obra “Casi felices” a beneficio de la casa Garrahan del Chaco, para ayudar a los chicos que están con tratamientos oncológicos. Uno sabe lo que está pasando allá pero estar ahí presente me cambió la visión. Tengo muchas ganas de participar en lo que me pidan. Y es lo mismo que me pasa con los muchachos acá, uno puede pensar “son héroes”, pero uno viene acá y ve los chicos que se quedaron ahí, en las fotos. Yo tengo un hijo chiquito, de 16 años, y no puedo imaginarme el dolor para las madres y los padres y el significado de ellos de estar ahí, con cargadores que se te terminaban en una hora enfrentando a un ejército profesional que trabajaba a horarios específicos para hacerte más daño todavía. Los ex combatientes me hicieron escuchar un audio de un hombre que se quedó parado durante 3 días al lado de un compañero muerto para que no se perdiera el cuerpo. Es muy conmovedor.
—¿Qué diferencias interpretativas notás a la hora de componer un papel en una historia ficticia o en una basada en hechos reales como lo fue con Belgrano y ahora con los héroes de Malvinas?
—No hay diferencia. Los personajes me entran en la piel. Lo de Belgrano me pegó mucho porque empecé la primaria durante la dictadura y Belgrano no era tomado como un prócer, entonces me puse a estudiar mucho. Descubrí un mundo de lo que estaba pasando en ese momento en Argentina. Los mejores halagos fueron de mi hijo, que vio la película de Belgrano cuando tenía 11 años y me dijo dos cosas: “Los personajes son todos distintos pero siempre actuás desde vos”. Y segundo: “Vos nunca podrías haber sido Belgrano”. “¿Por qué?”, le pregunté. “Porque nunca me dejarías a mí por ninguna revolución”. En la película se contaba que Belgrano dejaba dos hijos porque no podía tener más que hijos de la patria. Eso me rompió el corazón porque es verdad, jamás entregaría mi vida si tendría que ponerlo a él en el medio. Por eso admiro tanto a los ex combatientes.
—¿Te fue muy duro trabajar desde los 5 años?
—De chico lo disfruté muchísimo, pero a los 16 lo empecé a sufrir porque me planteaba qué hubiese pasado si hubiera hecho otra cosa y me enojé con mis viejos. A los veintipico arranqué a hacer teatro y ahí me definí como actor, antes sentía que trabajaba en la tele. Como fui niño actor, jamás quise llevar a mi hijo a la tele, aunque me lo han pedido mil veces, porque prefiero que siga estudiando y divirtiéndose.
—¿Tu personaje de “El secreto de sus ojos” es el que más te gustó hacer?
—Sí, no me identifico con él, yo le hubiese pegado 3 tiros. ¿Mirá si le voy a dar la oportunidad de vivir? Mi personaje lo vive desde otro lugar. En la escena final, Campanella nos muestra al asesino, a Darín y a mí, detrás de las rejas, como que los tres estuvimos presos de esa historia durante 25 años. Ninguno estuvo libre. En la novela original de Sacheri es más interesante porque el asesino muere de viejo en la cárcel y Morales, mi personaje, se pega un tiro, pero antes le manda la historia por escrito al personaje de Darín. Esa película es muy fuerte.
—Hiciste actuación en tele, teatro, cine y hasta conducción en “TVR”, ¿en qué rol te sentís más cómodo?
—Si me llaman ahora mismo para conducir “TVR” te dejo acá y me voy corriendo. Extraño mucho esos sábados, esa época, ese país. Fueron cinco años muy efervescentes donde nos sentíamos muy bien, contenidos. Y ni hablar que soy muy fan del programa. A mí me llamó Diego Gvirtz porque había leído que en una nota de La Nación de hace 10 años me preguntaban qué quería hacer además de actor, y yo dije “conductor de TVR”. Era fanático. Cuando me llamaron no podía creerlo. El primer año tardé en adaptarme. Todavía lo extraño.
—Tras ganar el Martín Fierro de Oro con “100 días para enamorarse”. ¿Qué sigue este año?
—Acabo de terminar el rodaje de “El robo del siglo” junto a Francella y Peretti, que se estrena en enero. Ahora voy a presentar esta película. Respecto al premio, me enteré en el Chaco, ya que estaba haciendo funciones. Me hizo muy bien volver a la tele con un éxito así, que merecía el Martín Fierro.