Por Pedro Squillaci
—¿La casa propia, no la película sino tener una casa propia, es un salto a la independencia y la libertad o también a la soledad?
—La casa propia es un camino a la independencia y a la libertad total, en ese sentido está buenísimo también que la casa propia sea un camino a la soledad, pero a una soledad bien entendida, una soledad entendida donde uno se tiene que encontrar a sí mismo, la paz consigo mismo para recién ahí salir al mundo.
—¿El vínculo entre una madre y un hijo te libera o te deja solo, como la casa propia?
—Yo creo que las madres tienen que liberar a los hijos, los tienen que soltar para que ellos sean. Ese soltarlo no es dejarlo solo y sí también es dejarlo solo, pero con un vínculo. Mi mamá me dio libertad, yo me encontré con mi soledad, fui libre, estoy solo, pero el vínculo con ella está intacto. Ahí es donde se refuerza el verdadero vínculo con los padres. Una vez que logramos, primero la libertad y estar bien en soledad, es cuando ahí podemos relacionarnos de nuevo con los padres.
—El cine intimista que hacés en este filme necesita otros tiempos que difieren de los del cine comercial. ¿Considerás que tu película entraría en lo que se llama cine de autor o preferís evitar ese título?
—Sí, creo que la película tiene otros tiempos distintos a los del cine comercial de acción, tiempos más pausados, tiempos en los que creo o intento dialogar con el espectador, y no que mi película sea sólo un monólogo, como suelen ser algunas películas comerciales. Por otra parte no me molesta que se lo llame cine de autor, cine de género o cine contemporáneo. Las etiquetas que sean las que se las quieran poner, yo voy buscando hacer películas. A veces lo hago con más elementos de género cinematográfico y otras veces con un estilo un poco más moderno y contemporáneo.
—El cine cordobés tuvo cierta repercusión con "De caravana". ¿Por qué es tan difícil que el cine del interior, como el de Córdoba, Rosario o Mendoza llegue a una difusión más masiva?
—La difusión masiva es muy difícil que la tengamos, porque para ello hay que tener dinero, hay que tener acuerdos con las cadenas grandes de televisión y dinero para hacer mucha publicidad. Las películas americanas o los tanques argentinos de Darín, por ejemplo, salen al mercado con una campaña tremenda de publicidad, que le llega a mucha gente para que vaya al cine, además de tener figuras de actores conocidos o películas de directores ya reconocidos es el aparato que está atrás de todas estas películas que lo sostienen. Contamos con una ayuda del Incaa (Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales) con un poco de difusión y publicidad, y también el trabajo de redes hoy por hoy significa una posibilidad muy importante de comunicación, y la hemos aprovechado, la estamos aprovechando al máximo. Nosotros, la mayor publicidad que tenemos son banners y afiches que los repartimos en las salas. No tenemos dinero para invertir en publicidad, que esa es la verdadera diferencia.
—En este mes se estrenarán tres películas convocantes en el cine argentino: "El amor menos pensado", "El ángel" y "Mi obra maestra". ¿Ves con buenos ojos que la gente vea las películas de Darín o Francella o te afecta que no se tenga el mismo interés por el cine independiente argentino?
—No, no me parece mal que Darín, Francella y las estrellas más conocidas hagan películas, sí me gustaría que el público abriera más el abanico y se acercara más también a ver películas en donde no están las megaestrellas. Me parece que de a poco va sucediendo y es un lugar por el cual tenemos que seguir peleando y apostando. Y hacer todo lo que más podamos para llegar a un público más amplio, tengo fe de que lo podamos hacer.
"Ahora y siempre", "Minievo" y "Tunga" son tus próximas películas. ¿También abordás temáticas tan cercanas o elegiste otro tipo de aventura narrativa?
—Tengo dos películas editadas que están en posproducción, que es "Ahora y Siempre" y "Minievo", que son películas producidas por colegios; una por un secundario y la otra por un primario. "Tunga" sí ya es una película más grande, con producción con el Incaa. Es un policial negro sobre Córdoba del 70, mostramos los inicios de La Mona Jiménez, mostramos cómo un pibe de clase media, media baja, terminó convirtiéndose en el gran ídolo popular y la leyenda viva que es hoy por hoy, en una aventura narrativa totalmente distinta a las otras. Así que sí, me gusta ir tomando desafíos nuevos.