Pocas escenas fueron tan determinantes en la historia del cine: una joven mujer disfruta de una
ducha, pero de pronto aparece una figura negra y la apuñala reiteradas veces.
Mientras que unos chirriantes violines martillean el tímpano del
espectador, la sangre de la bella mujer fluye al desagüe, que lentamente se convierte en el ojo
abierto de la asesinada.
“Psicosis” hizo historia, atemorizó a millones de personas,
dio a su creador el prestigio de “director de películas de terror” y tuvo influencia en
generaciones de directores: la película de Alfred Hitchcock cumple ahora 50 años: el 16 de junio de
1960 fue estrenada en Nueva York.
El crimen de la película se basó en un caso real. A mediados de los años
50, el estadounidense Ed Gein asesinó a al menos dos mujeres y desenterró cadáveres de varios
cementerios.
La novela. Luego Robert Bloch relató en su novela “Psicosis” la historia de un
hombre que se llama Norman Bates, que estaba tan traumatizado por la muerte de su madre, que una y
otra vez asume su papel y asesina a las presuntas novias indignas de su hijo, es decir, las
propias.
En algún momento este libro cayó en las manos de Hitchcock. Debido a que
buscaba un género totalmente nuevo, se aseguró por un par de miles de dólares los derechos y compró
la totalidad de los libros impresos. Nadie que fuera a ver su película, debía conocer ya el final.
Los estudios Paramount consideraron que el proyecto no era atractivo,
por lo que con gran esfuerzo, Hitchcock financió la película. La producción en blanco y negro, algo
ya superado en 1960, no sólo tenía una función artística, sino que también reducía
considerablemente los costes.
El presupuesto fue determinante además para que Hitchcock no contratase
estrellas. A Janet Leigh, que muere duchándose en el clásico del cine, sólo se la conocía por un
par de películas y por su matrimonio con Tony Curtis. Anthony Perkins sólo había tenido unos pocos
papeles en la televisión, antes de interpretar al psicópata y lo hizo tan bien que nunca pudo
deshacerse de esa imagen.
Para guardar al máximo el secreto, Hitchcock hizo prometer a todos los
implicados que mantendrían silencio.
La famosa escena de la ducha fue grabada una y otra vez. Y plagiada una
y otra vez. Hasta Homero Simpson se desvaneció así, con grito y “staccato” de violines,
luego de que su hija Maggie lo golpeara con un martillo.
Los expertos habían advertido ya en 1960 sobre ese tipo de violencia y
criticaron duramente la película. Pero al público no le molestó esto. Pese a que muchos detalles
fueron víctima de la censura, los espectadores llenaron los cines.
“Psicosis” fue el trabajo más exitoso de Hitchcock. Y
también fue una suerte de alerta, pues después de esta película, muchas disposiciones de censura,
que antes eran totalmente normales, ya no le interesaban a nadie.