No los une el amor sino la pasión por lo prohibido
"Atrapa a un ladrón", emitida por Telefe y disponible en Flow, es una serie dinámica, con alta calidad de imagen, una trama entretenida y actuaciones logradas.
13 de octubre 2019 · 00:00hs
Si hay un motor que activa a los personajes de “Atrapa a un ladrón” es la pasión. La historia basada en la película de Alfred Hitchcock “To Catch a Thief” sigue a un ladrón de obras de arte retirado y residente en Barcelona que, en un gesto de porteño langa, se quiere ganar a la chica más linda de España. Y claro, resulta que ella es una inspectora de policía. Todo se complica cuando este buen hombre debe volver a la adrenalina de la delincuencia VIP. Y es allí donde la trama se corre del típico yeite de ladrón y policía para convertirse en una lucha cuerpo a cuerpo entre apasionados, gente que ama lo que hace y va por otro nuevo desafío.
Creada por Javier Olivares, la misma mente brillante española que hizo “El ministerio del tiempo” e “Isabel”, “Atrapa a un ladrón” se presenta en formato miniserie, con diez capítulos de poco más de 45 minutos, con escenas rodadas en Barcelona, dos municipios de la Costa Brava ibérica y Buenos Aires. Va los miércoles a las 23.15 en Telefe Rosario, lleva emitidos dos capítulos en la televisión de aire, pero ya está disponible completa en Flow.
La estética dinámica, el tratamiento de la imagen y el uso de la tecnología al servicio de la serie son los puntos distintivos de una ficción que atrapa al televidente, más que al ladrón del título, gracias a diálogos aceitados y actuaciones parejas, tanto en los roles protagónicos de Pablo Echarri y Alexandra Jiménez, como de los integrantes del elenco, entre quienes se destacan Cecilia Rossetto y Roberto Carnaghi. Mención especial para dos créditos locales: el siempre rendidor Luis Machín y, con un papel más pequeño, Juan Pablo Geretto.
El relato va y viene en el tiempo para contar la historia de Juan Robles (Echarri), conocido como El Gato para sus íntimos, menos para el resto de los mortales y sobre todo para el fiscal Prieto (Machín), quien perdió 9 años atrás la posibilidad de capturar al ladrón más buscado de la Argentina.
Ese karma le incentivó un deseo voraz por encontrar a El Gato hasta que, ya en la actualidad, ocurre un robo en una galería de arte con la marca del felino y el culpable parece ser Román Robles (genial Carnaghi), tío de Juan y más que un padre para él. Claro que Juan estaba en Barcelona, en noche de bodas con la policía Lola (Jiménez), quien es capaz de llegar una hora tarde a su casamiento para interceptar, vestida de novia, una toma de rehenes.
Ese es el tono de esta comedia, que toma vuelo cuando los ladrones deciden volver al ruedo para sacar de la cárcel a Román. Y hay un trasfondo melodramático. Porque Juan le había prometido a primera esposa antes de morir que nunca volvería a robar para ser un ejemplo para su hija. Desde ya que Lola no sabía que Juan era El Gato, por lo tanto deberá perseguir a quien hasta ayer era el hombre de su vida. Pero, se insiste, a todos los mueve la pasión. Y allí será cuando la serie subirá la vara. Porque detrás de las mentiras llegará la acción. Y hay pasiones que se atrapan, como a un ladrón.