Nicki Nicole nació en Rosario e inauguró su primera gira mundial aquí, en la ciudad que la vio nacer. En la previa, mientras en el escenario brillaban sus amigos locales Nasir Catriel y Fasciolo, la calle mostraba gorro, bandera, posters y vincha, que colorearon las veredas de San Lorenzo, entre Entre Ríos y Mitre, donde a mitad de cuadra se encuentra el Teatro Broadway, reducto transformado en la cobija para los artistas taquilleros de la nueva generación que responden a la etiqueta de sonido urbano.
Cuando las luces se apagaron y se levantó el telón, el estallido de voces fue descomunal, reforzando que indefectiblemente su representación es un fenómeno cultural que pilotea el límite de lo social y la industria, pero con el que realmente había incertidumbre: ¿Cómo será un show de Nicki Nicole?
Hasta hoy, además de algunas presentaciones esporádicas en escenarios, presencias en eventos, y producciones de canciones, a gran escala todo en la vida de Nicki Nicole parecían ser cifras incorpóreas. Su último disco arrasó con más de 350 millones de streams, logrando el puesto #2 a nivel mundial y #9 en Estados Unidos. Aún así, eso parece no impactar si la vara de medición incluye que compartió canción y escenario con Christina Aguilera, fue invitada al show de Jimmy Fallon, o es una de las figuras del Tiny Desk, sensación inigualable de propuestas musicales plataformas digitales. Es mucho, Nicki es una estrella.
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Foto: Celina Mutti Lovera / La Capital
Pero también es una persona que crea canciones, que hace dos años pateaba las calles de Rosario grabando demos y rapeando donde se podía, o compitiendo en batallas de freestyle en plazas. Y de repente, ‘Wapo Traketero’. Todas las imágenes siguientes son vertiginosas, pánico y locura versión Nicki Nicole, al punto de que nadie entiende bien que pasó, pero hoy es una de las artistas con más promoción en el mundo, y con el condimento de una pandemia en el medio. Nada responde a una lógica.
Hasta que Nicki subió al escenario, tomó profundamente aire, y se tocó el pecho. ¿Está sufriendo?, ¿está disfrutando? Se escuchaban los primeros sonidos de ‘Colocao’, y los dos bailarines y las cuatro bailarinas, además de bailar, parece que les gusta. La gente, estalla. La primera impresión es que Nicki entendió todo lo que necesita un escenario y el público: identificación.
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Foto: Celina Mutti Lovera / La Capital
En esa línea, parece que le habla a cada persona que está acá. Saluda, y una piba dice “me saludó a mí”. Después señala, y otra persona dice “me vio”. Las primeras palabras que expresa fuera de las canciones son “Qué placer estar en casa, buenas noches Rosario”. Esta vestida con ropa urbana blanca, intervenida con letras rojas que mencionan los títulos de canciones de su segundo disco, el que está presentando. Todo parece ensayado, hay poco espacio para la improvisación, pero sus gestos develan que en cualquier momento se sale del guion. Avances instantáneos entre gigantes, en un medio incierto y poco generoso, Nicki fue derribando puertas de la industria y llegando a las casas y los oídos de mucha gente, y ahora está acá, y es de acá. La gente no puede más. Grita, eleva cantos: “Oh, Nicki es rosarina, como Messi, y Di María”.
En la estructura del show, capitán de emociones, un video muestra las peripecias vertiginosas de Nicki entre combis, ensayos, y otras yerbas. Arranca un piano solo y ella rompe el protocolo. Vestida de noche en tonos negros, explica que "tenía que cambiarme de personalidad, para que me acompañen en plegarias". Se sienta en el centro del escenario como si estuviera en su casa, otra vez saluda, y otra vez se escucha el estallido cuando dice "Yo voy del infierno al sol". Y no puede seguir. Se para, llora y pregunta “¿Se animan a seguir ustedes?” y siguen, claro.
Después resalta que la gira es muy importante, que se siente tranquila y “quiero que sepan que donde esté, estoy pensando en ustedes”. Le llevan carteles, y tiene contacto con la gente. Después, otra vez fuera de guión, dice "perdón, la hice muy larga". Es la Nicki natural, y tal vez no sea casualidad que se salga del protocolo en canciones que le sientan cómodas, como “Si vos me lo pedís” o “Cuando te veo”. Se suelta, le encanta lo que hace, lo disfruta y lo transmite. Se mueve casi siempre en el centro del escenario que tiene escaleras y cuando va para arriba, la figura invade todos los espacios físicos.
Ahí se destaca que entre todos los híbridos que se colan en la etiqueta "sonido urbano" siempre resalta la Nicki de “Wapo Traketero”. La inclasificable, que no es voz de soul, ni de funk, ni de jazz, ni de hip hop, pero se parece un poco a todo eso junto. Eso la destaca, y la potencia, a pesar de la sobreproducción.
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Foto: Celina Mutti Lovera / La Capital
Tercer cambio de ropa. Mientras la banda rockea, pregunta “¿Ese sonido les suena?” es "Ella no es tuya". Pero en “No toque mi naik” es cuando el teatro se viene abajo y Nicki está “ready pa'l party”. Los apoyos vocales de Ayelen Zuker y Camila Ibarra soulean todo, mientras, también hay tiempo para un solo de guitarra de Raúl Andrés Cortes.
Otro cambio de ropa. Otra vez vestida de noche, pero esta vez blanca. Otra vez llora. Y se escucha desde la platea un alentador 'Vamos Nicki'. Responde: “Perdón que me emociono y me pongo contenta”. Y explica que la canción, ‘Parte de mí’, es para un ser querido que perdió y que no es un show más para ella, que se pone nerviosa porque quiere dar lo mejor. Y enfatiza que quiso que el primer show sea acá porque Rosario es su casa. Se siente ‘Ole ole Nicki, Nicki”. Interrumpe con un “Voy a seguir, aunque me quedaría una hora hablando”. Pero no puede, el show debe continuar.
A veces, entre emociones, enfrenta el show como pidiendo permiso, sorprendida. Y por momentos es la piba cantando canciones que le gustan, como si fueran de otra persona y no fuera ella la protagonista. En ese sentido, a pesar de lo armado del show, lo hace genuino. Ahora hay un bandoneón, y una pareja bailando tango. De repente se van del escenario, y entran María Elena y Aníbal, dos bailarines septuagenarios, y Nicki otra vez se quiebra. En la platea se escucha ¿serán sus abuelos?, pero pronto, cuando imperturbable entona la oración tangueada "he perdido un amor" dice “esto va para mi abuelo, que está en el público, y alguna vez me pidió un tango”.
Otro cambio de ropa y vuelta a las tablas con la oración "tuve que salir a las corridas". Pregunta si está todo bien, siguen ‘Ya me fui’, ‘Mamichula’ y el teatro parado no puede más hasta que dice: “Esta es la última, pero fue la primera. Y empezó acá, en Rosario”. Se escucha ‘WapoTraketero´. Es la mayor ovación y griterío de la noche. Ya no hay guión, ni protocolo, ni show pautado. Nicki, la Nicki rosarina, dice sin vueltas: "Son un público de la concha de su madre". Cae el telón, y se terminó.