Juan Bautista Stagnaro vuelve al ruedo con un film al que sintió como una ópera prima. Es que aunque tiene larga experiencia (“La furia”, “Casas de fuego”, entre otras), hacía 13 años que no rodaba. Y aquí enciende la cámara para mostrar el derrotero de una joven, quien tras la muerte de César, su exesposo policía, se ve envuelta en las facturas impagas de este agente. En una propuesta anclada en el film noir, Stagnaro le da el protagónico a una mujer, un giro poco frecuente en el cine negro. Y Sofía Gala Castiglione, cada vez más actriz, lo resuelve de manera sólida, sin subrayados. Sus gestos precisos y expresivos son suficientes para hacer foco en una persona que huele a podrido en la policía bonaerense y no está dispuesta a mirar para otro lado. Ante la muerte de su ex toma distancia y remarca que ya no tiene nada que ver con quien fue su marido, pero de a poco los supuestamente compañeros de César la irán involucrando cada vez más en su pasado. Stagnaro es un realizador cuidadoso de sus tomas y es muy clásico a la hora de filmar y narrar, lo que es bienvenido en una película cuya trama cada vez genera más secretos y madejas por desovillar. Por momentos todo se muestra como una Caja de Pandora, y más aún cuando sobre el final aparece una revelación inesperada.