“El viejo mundo muere, el nuevo tarda en aparecer, y en ese claroscuro surgen los monstruos”. La frase de Antonio Gramsci abre el primer capítulo de “El Reino”, la serie argentina que este viernes 13 de agosto estrena Netflix con los protagónicos de Diego Peretti, Mercedes Morán, Chino Darín, Nancy Dupláa, Joaquín Furriel y Peter Lanzani.
La ficción de ocho capítulos cuenta la historia del pastor Emilio Vázquez Pena (Peretti), candidato a vicepresidente de la Nación, cuyo compañero de fórmula es asesinado durante el acto de cierre de campaña. Luego del horror viene la oportunidad: Vázquez Pena podría convertirse ahora en el próximo presidente argentino. ¿Pero podrá un pastor dedicarse a los problemas del país sin relegar las actividades en el templo?
Eso es lo que perturba a Elena, su esposa y fundamentalista religiosa interpretada por Mercedes Morán. En un breve diálogo de diez minutos por Zoom, la actriz que brilló en tevé en “Gasoleros”, “Amas de casa desesperadas” y “Guapas”; y también en cine con “La ciénaga”, “El amor menos pensado” y “Sueño Florianópolis”, habló en charla exclusiva con La Capital sobre el desafío de interpretar un personaje que está en las antípodas de su pensamiento y le restó importancia a los que se puedan enojar por el contenido de la ficción escrita por Marcelo Piñeyro y Claudia Piñeiro: “Si se quieren ofender, se pueden ofender los políticos, los religiosos y el mundo de la Justicia. La verdad es que no es nuestra intención que eso suceda, pero el que se sienta aludido....”.
—”El Reino” es una ficción que mete miedo si se convierte en realidad. ¿Podría ser realidad?
—No, creo que la preocupación que tenemos todos, todes, de los fundamentalismos en el mundo, que no nos pertenecen a nosotros exclusivamente, da un poco de miedo por supuesto, pero en “El Reino” es todo tan ficcional que yo no lo veo así. Esto fue escrito hace tiempo y a veces la realidad termina pareciéndose a la ficción, pero esto tiene todos los elementos de una ficción. Claramente, todo está exacerbado de algún modo como para poder jugar con la historia. Es un thriller de género, político y creo que el verdadero tema que subyace todo el tiempo es el tema del poder y el fundamentalismo. Y en el universo de las iglesias y de la política, son dos mundos en el que el poder y las ambiciones personales se juegan mucho, por lo que da mucha oportunidad para crear historias de ficción.
El Reino | Tráiler oficial | Netflix
—Tu Elena es una mujer empoderada, pero para el lado perverso. Para vos que sos una militante de género, aquí te toca ponerte otro ropaje. ¿Es un desafío convertirte en un personaje que es totalmente lo opuesto a lo que sentís y militás?
—Sí, es un desafío, pero es el mejor desafío que me puede tocar por muchos motivos. Primero porque hacer un personaje que no piensa como yo es una manera enorme de derribar prejuicios, que en la vida a veces nos cuesta un poco más, pero aquí me tengo que meter en ese personaje y entender las razones por las que hace lo que hace y además buscar en mi algunas cosas que yo pueda reconocer como similares. Creo que el personaje de la pastora tiene valores que son diferentes a los míos, pero lucha por ellos; y tiene la dignidad de luchar por esos poderes y meterse en el barro por eso. Tiene otros pensamientos, otra escala de valores, es una mujer, como vos decís, empoderada, pero que pertenece a un mundo donde se autocondena a no ser ella misma nunca. Donde tiene que echar mano a la negación para poder continuar sobreviviendo y los valores que ella tiene la condenan a no poder separarse de su marido, eso no lo puede ni pensar. No es algo que piense y decida, no lo puede ni pensar. Tiene a cargo una familia que es al mismo tiempo su iglesia, es un personaje muy atractivo y muy contradictorio. Se percibe súper iluminada y tiene una oscuridad impresionante (risas); está llena de misterios, está llena de secretos, en ese sentido es un personaje muy soñado para interpretar.
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Amor y poder. Elena (Morán) y Emilio (Peretti), una pareja en el caos.
—La serie arranca con una cita de Antonio Gramsci que advierte que en los claroscuros “surgen los monstruos”...
—Hermosa cita...
—Es hermosa, pero ¿tal como muestra tu personaje en una escena puntual de los primeros capítulos se podría interpretar que hasta los monstruos pueden tener un rasgo de humanidad?
—No sé, habría que definir bien qué es humanidad. Me parece que los monstruos no tienen humanidad. Lo que sucede en una escena es que hay algo debajo de todos esos caparazones, de todo este disfraz que ella usa más que para engañar que autoprotegerse, una intimidad que no puede compartir ni con su propio marido. A ella sí se la ve vulnerable, frente al espejo mirándose como en ningún otro momento se la ha visto. Me parece que sí, hay algo de humanidad y vulnerabilidad en ella, que te deja de dar un poco de miedo y te empieza dar un poco de pena. Podés ver el dolor de esa destrucción, de esa contracara de lo que ella muestra, tan producida y dura, y después la ves tan frágil y vulnerable.
—Claudia Piñeiro y Marcelo Piñeyro tienen un común denominador en la historia y es que todos y todas tienen algo que esconder. ¿Coincidís con esta mirada?
—Sí, totalmente, y eso obedece como diría una ley del género, del suspenso y del thriller, en que la administración de la información y de los secretos es lo que va haciendo que la historia avance y que el interés del espectador también avance y que nada de lo que ocurra sea previsible. Como espectadores nunca nos gusta que lo que pasa en la serie que estamos viendo sea lo que ya se nos había ocurrido, siempre nos sorprende si lo que pensamos que va a pasar va por otro lado. Y en ese sentido ambos la tienen muy clara, porque la experiencia que tienen como guionistas y directores se percibe. En los primeros capítulos estás obligado a dar una cantidad de información y es una catarata de información para el espectador. Nos pasa que a veces decimos “aguantemos un segundo”, pero con respecto a eso a mí lo que me maravilló del primer capítulo fue que la administración de la información fue la justa y necesaria. Y además me gustó cómo se sostuvo eso con el suspenso, desde el libro, sumado a la actuación, la edición y todo el post que va cuando termina el rodaje, la iluminación, la musicalización, todo tiene un grado de excelencia muy justa, en cuanto a gran producción y ficción de género.
—Muchos religiosos practicantes no se pondrán muy contentos cuando vean esta serie. ¿Cómo se hace para transitar una delgada línea que no sea ofensiva para los que tienen una fuerte vocación religiosa?
—Bueno, si se quieren ofender, se pueden ofender los políticos, los religiosos, el mundo de la Justicia (risas). La verdad es que no es nuestra intención que eso suceda, hemos tratado de darle un carácter muy universal, porque la serie se va estrenar en muchos países, así que el que se sienta aludido....
—Que tire la primera piedra...
—Claaaro (risas).