El humorista gráfico, hijo de caloi, le contó a escenario la aventura de este proyecto audiovisual de "canciones dibujadas". Se trata de diez videoclips sobre temas propios, cantados e ilustrados por grandes figuras. Y aseguró que este año vendrá a rosario a presentarlo en vivo
El tipo empuña la zurda y dibuja. Una pincelada de humor por acá, otra por allá y ya pasa a otra cosa. Como si fuera un juego, escribe una letra, tararea una melodía y eso que antes era la nada hoy se convierte en una canción. "Me tomo el arte como un juego", le confiesa a Escenario Juan Matías Loiseau, hijo del gran Carlos Loiseau. Claro, parecen nombres de desconocidos, pero basta aclarar que Juan no es otro que Tute y que su padre es nada menos que Caloi, para que la cosa vaya tomando forma. Sí, forma de dibujo.
El proyecto audiovisual "Canciones dibujadas" es una propuesta transmedia compuesta por canciones, ilustraciones, videos animados en formato de serie de TV, que se pueden ver de forma gratuita en www.un3.tv, pero además está disponible en Youtube y las canciones se pueden oír en Spotify.
Cuenta además con un vinilo para melómanos, editado por Epsa Music, y tuvo una presentación en vivo realizada a fines de diciembre en el Xirgu Espacio Untref con shows, imágenes y la participación de varios de los artistas destacados que fueron parte de esta movida, como Gillespi, Inés Estévez y Charo Bogarín. "Seguro vamos a ir al interior este año a presentarlo, y desde ya que iremos a Rosario", adelantó Tute a Escenario.
Los músicos que aportaron su impronta son Ricardo Mollo, Kevin Johansen, Miss Bolivia, Víctor Heredia, Adriana Varela, Jaime Torres, Charo Bogarín, Lisandro Aristimuño, Inés Estévez, Gillespi, Rolo Sartorio (La Beriso), Manuel Moretti (Estelares), Tomy Loiseau (hermano de Tute), Hernán Lucero, Gustavo Ecclesia, Matías Padilla y el rosarino Juan Blas Caballero, quien realizó los arreglos y la producción musical y artística (ver aparte).
La lista de los créditos de este proyecto toma más vuelo aún con los nombres de los responsables de los dibujos y las animaciones, entre los que se destacan además del mismo Tute, Lucas Nine, Luis Scafati, el rosarino Esteban Tolj, El Sike, Max Aguirre, Aldana Loiseau, que es hermana de Tute e hizo un trabajo de animación sorprendente en "Sabana esperanzada", con música de Jaime Torres, quien además toca el charango en el tema interpretado a dúo por Ricardo Mollo, de Divididos, y Charo Bogarín, de Tonolec.
En una charla distendida con Escenario, Tute habló de este sueño, de su pasión por lo que hace y de cómo, al igual que los chicos, se toma la vida como un juego.
—¿Qué es "Canciones dibujadas"?
—Te cuento, "Canciones dibujadas" es el encuentro de dos universos que me interesan, por un lado la canción y por el otro el dibujo. Es un proyecto audiovisual, no es solamente musical, porque son canciones mías, de letra y música, pero a su vez cada canción tiene un videoclip y cada uno está ilustrado y animado por un artista diferente, en algunos casos los dibujos son míos pero en la gran mayoría son de invitados. Y como sé hacer canciones pero no sé interpretarlas (risas) o no me animo todavía, invité a un montón de gente que quiero y admiro para que interpretaran las canciones.
—¿Cómo salió esta idea, tiene que ver con que la música es otro papel en blanco para vos?
—Si me preguntás de dónde viene este proyecto, tengo dos respuestas, una larga, que tendríamos que hablar de la prehistoria, que es mi casa familiar y yo, con muy pocos años, escuchando los discos que estaban en mi casa, que escuchaban mis viejos. Y ahí están los cantautores españoles, los cubanos, los franceses y eso me gustaba, me impactaba directamente. De hecho, tengo el recuerdo con muy poquitos años poner yo los discos en la bandeja para irme a dormir y elegir los de cantautores, escuchar a Serrat o a Jacques Brel. Si pienso por qué me gusta tanto la canción y por qué la elijo como vehículo para contar historias o para preguntarme cosas pienso en aquella época. Y en la historia más reciente, y acá va la segunda respuesta, yo hace diez años hice un disco con un cantor de tangos, Hernán Lucero, quien hizo las músicas y yo las letras. En realidad, él me invitó a participar con una música que tenía, probamos para ver si funcionaba y me gustó tanto la experiencia que le fui pidiendo cada vez más músicas. LLegó un momento en que él no podía cubrir la demanda de música que yo le exigía (risas) y fue ahí que se me empezaron a ocurrir a mí algunas melodías. De tanto trabajar con la música, de tanto entusiasmo, de tanta pasión puesta en eso, ya sea en el silabeo, en la búsqueda de las palabras y demás, me pasó que empecé a despertarme con las melodías y esas melodías no eran de nadie, eran mías. Así que empecé a grabarlas torpemente y después a ponerle letras y armar con eso mis propias canciones, que son las "Canciones dibujadas" de hoy.
—En "Caballos blancos" decís que dibujás para detener el tiempo, y hay muchas canciones que se convierten en eternas, ¿quisiste a través de este trabajo proyectarte en el tiempo?
—"Caballos blancos" habla sobre el tiempo y la infancia, pero en ese tema en particular aparece esta idea que siempre aparece en mi laburo, que es una suerte de preocupación existencial por el paso del tiempo. En esta canción se ve reflejado eso cuando un dibujante para intentar retener el tiempo propone un retrato cada día, pero después se da cuenta de que el tiempo no se detuvo y que él termina siendo un viejo dibujante. Para esta canción pensé en tener los dos polos: una voz joven y una voz de un veterano, por eso pensé en Víctor Heredia, así que la canta Víctor junto con Matías Padillo, que es un nobel cantante sampedrino. Ahí está ese encuentro de generaciones y de voces, y ese juego literario o poético para hablar del paso del tiempo.
—"La vida es un juego" escribiste en "Canción para Dorotea", ¿con este proyecto te divertiste y soñás a la vez ?
—"La vida es un juego", dice la letra de esa canción, y es verdad que es una suerte de sueño haber hecho este proyecto "Canciones dibujadas". A mí me gusta llamarlo berretines, berretines artísticos o juegos, que es exactamente lo que le pasa a los chicos: juegan y se divierten, pero juegan en serio. Y así me tomo el arte, así me tomo todo lo que hago, soy ante todo un tipo inquieto, al que le gusta hacer muchas cosas y me gustaría hacer muchas más). Pero me lo tomo como un juego, en el punto en que no me tomo demasiado en serio a mí mismo o lo que debiera ser, o supuestamente debiera ser. Entonces me salgo de los márgenes y juego más libremente a lo que tengo ganas, que puede ser jugar a ser poeta, jugar a ser cineasta, jugar a ser dibujante, jugar a ser cantautor. En ese sentido es c uando digo que yo me lo tomo como los chicos, lo juego, pero lo juego en serio, me tomo en serio el jugar.