El entrevistado afirma que la única característica que sigue manteniendo la radio es la “no imagen”. Pero más allá de su inconfundible voz, ver a un tipo con gorra oscura, pelo largo y remera de La Renga es sinónimo de Marcelo Mogetta, el conductor que celebra 15 años con su programa “Un tiro al aire”. El ciclo que va de lunes a viernes, de 21 a 22, por La Ocho tendrá su merecida fiesta de cumple esta noche, a las 21, en el teatro Lavardén (Sarmiento y Mendoza). A esa cita, además de concurrir una gran cantidad de sus más fieles “escuchas, no oyentes”, como él diferencia en la nota con La Capital, concurrirán dos bandas amigas. Una de ellas es CTM, liderada por el guitarrista de Almafuerte Claudio “Tano” Marciello; y la otra es la potente agrupación rosarina Julián Miretto & La Turbina. “Yo tengo en claro que hago un programa que no le puede caer en gracia a todo el mundo”, dice Mogetta, con voz y alma de radio. Siempre es disfrutable escucharlo y, en este caso, también vale la pena leerlo.
—¿Cómo nace el título y el programa “Un tiro al aire”?
—Yo estaba con Gachy Santone haciendo “Locos por la radio” y a un gerente artístico de la radio, que ya no está, se le ocurre mandarme a la noche. A él se le ocurrieron varios nombres que eran impresentables y ahí empecé a buscar. Siempre fue dificultoso para mí pensar los nombres de mis productos radiofónicos: “La manzana que pudre el cajón” (9 años en Rock & Pop) hace juego con el refrán, ese no me costó mucho; cuando con Gerardo Lo Ré hicimos “El mañanero” (8 años en FM TL 105) lo pusimos de vagos porque iba a la mañana, no por doble sentido ni capciosidad sexual y además faltaban tres días para que empiece el programa y no teníamos nombre. Y con “Un tiro al aire” decidí jugar con el aire de la radio y me vino el refrán porque estaba solo, si hubiese estado con otra persona no tendría sentido. Pero lo cierto es que el nombre permanece desde hace 15 años hasta el presente.
—¿Qué se generó entre la audiencia y vos para que el programa continúe al aire por tantos años?
—Yo tengo en claro que hago un programa que no le puede caer en gracia a todo el mundo. Creo que tengo escucha, no oyentes, porque tener la radio prendida a las 9 de la noche con todo el bombardeo televisivo y de plataformas es todo un tema. Yo creo que hoy se multiplica el mensaje, se atomiza más, se divide con el auge de las plataformas y todo eso, pero hoy hay una convivencia y se notó en la pandemia cuando la gente necesitaba la voz de alguien en la radio. Creo que en mi caso se dio una gran complicidad, siempre me interesó ver qué se generaba aparte de un programa de radio. Siempre digo que al programa lo hacemos entre todos, está claro que se escucha menos el medio radiofónico pero yo no lo atribuyo a la aparición de las plataformas y toda la aparatología tecnológica. Creo que el sol sale para todos, pero en muchos casos hay un ninguneo que viene de la gente que labura en radio, que hablan de la serie que se estrena en Netflix sobre la historia del canario en Alto Volta o en Burundí, o del rating televisivo, o de los programas que llaman tanques televisivos. Y de alguna manera te están diciendo “apagá la radio a la noche que hay un pelotudo que habla boludeces”, hablando mal y pronto. La radio habla de la televisión pero no sucede a la inversa, la televisión no habla de la radio. En las radios hay canales de televisión prendidos y en los canales de televisión no hay radios encendidas, no están escuchando radio. Por eso creo que el desdeño y el ninguneo muchas veces parte de los mismos que laburan en radio, y eso no es mi caso, al menos en mi programa que va de lunes a viernes, de 21 a 22, por La Ocho.
—¿La batalla AM contra FM ya quedó en el tiempo o continúa esa grieta?
—No, ya no, cuando aparecieron las primeras FM era la dicotomía AM palabras- FM música. Pero creo que con la aparición de la Rock & Pop se rompió con ese mito, pero estamos hablando de más de 30 años. Hoy yo paso música en AM, pero eso me lo enseñaron mis mayores haciendo radio: Héctor Larrea, Antonio Carrizo, Lalo Mir después, Poli Román acá en LT8, y es porque no concibo hacer un producto radiofónico sin considerar a la música como un elemento fundamental del lenguaje radial, aparte de las palabras, de los sonidos, de los silencios. La música es fundamental a la hora de hacer radio.
—¿Estás de acuerdo con las radios que incluyen cámaras y salen al aire en plataformas o en la tevé?
—No, porque sigo pensando, después de más de cien años que tiene la radio como medio, que la única característica que sigue manteniendo es la no imagen. Aunque hoy es algo que se ha perdido porque hoy ponés el nombre de alguien en Google y te aparece una imagen, entonces te das cuenta que tiene rulos, es rubio, es pelado, es más flaco, es más alto, el famoso “yo creí que eras diferente” cuando te conocen personalmente. Yo creo que eso se ha perdido un poco, y si encima contribuimos a develar el truco del mago de cómo te saco un huevo detrás de la nuca poniendo camaritas detrás del estudio...La radio no es un programa de televisión, en todo caso sería tevé de bajísimo presupuesto, y sería un embole ver una hora una cámara fija a un tipo que está laburando dentro de la radio.
—Se pierde la magia...
— Es que ya le queda poco de magia, y si encima blanqueo absolutamente todo...En mi caso quiero seguir manteniendo esa única característica que tiene.
—En tu programa todos saben que sos leproso y rockero, entonces ¿canallas y cumbieros abstenerse?
—No, en lo absoluto, todo el mundo sabe que soy de Newell’s y Argentino, y sin embargo no hago curtidas futbolísticas porque estoy solo y me parecería una deshonestidad para con el oyente. Me faltaría un contrapunto, que lo tenía cuando hacía “Locos por la radio” con (Sergio) Rinaldi o “El mañanero” con (Gerardo) Lo Ré. Acá todo el mundo sabe que soy de Newell’s y Argentino ,y eso no me impide entrevistar a un encargado de inferiores de Central o de Ñubel o un técnico de Central Córdoba o Argentino, no mezclo los tantos. Pero te repito: me parecería una deshonestidad al aire, y creo que hago un programa que está hecho con mucha honestidad. Además tengo en claro cómo estoy parado ideológicamente, políticamente, socialmente y culturalmente, de qué lado me acodo del mostrador, digo lo que siento al aire y esto me lo permite la radio, porque creo que es el medio más libre y democrático que existe. Libre porque podés decir lo que quieras y lo que sientas, y democrático porque hasta el día de hoy no tenés que pagar para escuchar radio. Y te digo la verdad, no me interesa el oyente que le gusta porque escucho rock, pero cuando me escucha decir al aire un posicionamiento político le da tirria. No quiero que me escuchen solamente los que le agrada la música que paso, sea rock, blues, tango, folclore o música andina. La música es un elemento importante, sí, pero hay otras cosas alrededor de un producto radiofónico.