Bruselas- Son azules, llevan gorros frigios blancos y los conoce casi
cualquier niño: los Pitufos celebrarán el jueves su 50 cumpleaños. Estos alegres duendes
aparecieron por primera vez el 23 de octubre de 1958. En aquel entonces aún eran figuras
secundarias en el cómic belga “Johan et Pirlouit”. Le siguieron varias apariciones más,
hasta que su inventor belga, Pierre Culliford, alias Peyo, finalmente les dedicó una serie
propia.
“Peyo nunca se hubiera imaginado que los Pitufos iban a tener tanto
éxito”, dice su hijo Thierry Culliford. Con la película “La flauta de seis
Pitufos” comenzó en 1975 la cruzada albiceleste por el mundo.
En los años 80 le siguió una serie de televisión con 270 episodios, que fue
distinguida con varios Emmy. “En aquel entonces los padres tenían miedo de que sus hijos no
aprendieran a hablar y a leer bien si leían cómics”. Mientras tanto, la serie es esencial en
la televisión.
En los años 80, los pequeños duendes incluso desataron una verdadera
“pitufomanía”. En aquel entonces, no faltaba la Pitufina, Papá Pitufo, el Pitufo Gruñón
o cualquier otro de los personajes en ningún dormitorio infantil.
A pesar de que los Schtroumpfs, como se llaman en francés, cumplen ahora 50
años, no demuestran aún ni rastro de envejecimiento: En más de 30 países los niños siguen viendo
sus aventuras por televisión.
Peyo llegó a la curiosa expresión Schtroumpf más bien por casualidad. Al comer
con un colega, le quiso pedir la sal. Pero no se le ocurría la palabra sal, y entonces dijo
Schtroumpf.
También en otros idiomas los Pitufos tienen nombres graciosos como Schlümpfe en
alemán, I Puffi en italiano o Strumparnir en islandés. Y así los Pitufos hablan su propio idioma en
el que las palabras originales simplemente son sustuituidas por pitufo.
Hasta su muerte en 1992, Peyo trabajó incansablemente en los nuevos dibujos,
escenas e historias para la serie, a veces noche y día. En las fases de más actividad, su familia
apenas lo veía. “Nunca quiso delegar nada. Hacía todo él mismo”, relata su viuda Nine
Culliford, que administra su legado junto con su hijo y su hija.
Su hijo Thierry recuerda sobre todo una anécdota, que muestra lo importantes que
eran estos pequeños seres para Peyo. Un día le preguntó una niña: “Señor Peyo, ¿realmente
existen los Pitufos?”. Y la respuesta fue: “Sí, claro”.
Lo real es que son estos gnomos azules lo demuestran las cifras de ventas:
“Con los artículos de los Pitufos se hizo una facturación mundial hasta ahora de 5.000
millones de dólares”, dice el gerente comercial Hendrik Coysman, de IMPS, la empresa que
tiene la licencia para todos los productos de los Pitufos.
Pero no sólo en el marketing los Pitufos mantienen el ritmo. También el cambio
social que se produjo desde 1958 estará reflejado en la serie, anunciaron los diseñadores de Peyo
Créations: en el futuro, habrá más Pitufinas en el pueblo y no sólo una. (DPA)