"Toy Story 4", los juguetes irrompibles
"Toy Story 4", los juguetes irrompibles
Calificación: ***. Voces en inglés: Tom Hanks, Tim Allen, Keanu Reeves, Tony Hale, Joan Cusack y Annie Potts. Dirección: Josh Cooley. Género: Animación. Salas: Del Centro, Hoyts, Nuevo Monumental, Showcase y Village.
El final de “Toy Story 3” fue perfecto. Todos salieron del cine emocionados, con la certeza de haber disfrutado de la mejor saga animada de la historia. ¿Por qué un “Toy Story 4”? ¿Por qué si iba a perder como en la guerra en la inevitable comparación con las películas anteriores? Y, nadie quiere matar a la gallina de los huevos de oro, y menos en épocas difíciles para el cine. Entonces Pixar confió en la excelencia de su equipo y del director debutante Josh Cooley para crear una secuela que no es del todo decepcionante, pero que decididamente es una película menor en la contexto de la saga. Los juguetes ahora viven nuevas aventuras de la mano de Bonnie (la nena que aparece al final de “Toy Story 3”) y reciben en el grupo a un juguete inventado por la niña: Forky, un tenedor de plástico con bracitos de alambre que estaba destinado a la basura pero que resucita gracias al cariño de Bonnie (y a la protección a toda costa del vaquero Woody, otra vez liderando la pandilla). La secuela sorprende con algunos logros técnicos, pero en esencia no tiene mucho que contar. Está dirigida a un público más infantil, con un humor más físico que ingenioso, y el guión apuesta más a los enredos (tantos que a veces cansa) que a desarrollar nuevos perfiles en los personajes. En ese sentido Forky es un acierto, y su relación con Woody moviliza lo mejor de la película. La reaparición de un viejo personaje como Bo Peep, ahora convertida en una mujer empoderada, en cambio, suena a forzado. “Toy Story 4” amaga con varios finales posibles, pero afortunadamente encuentra una resolución a la altura del corazón sensible de la saga. Ojalá que sea el final definitivo.
Por Carolina Taffoni
“El emperador de parís”, a la luz de las miserias
Calificación: ****. Intérpretes: Vincent Cassel, Patrick Chesnais, August Diehl, Olga Kurylenko, Denis Lavant y Freya Mavoret. Dirección: Jean-François Richet. Género: Drama. Salas: Cines del Centro.
El francés Jean-François Richet dirigió y escribió este extraordinario recorrido por una convulsionada ciudad de París durante el gobierno de Napoleón Bonaparte. Un sólido guión y una reconstrucción histórica lograda con el diseño de arte y sobre todo de posproducción, y una dirección de fotografía detallista hasta la obsesión, sostienen con firmeza este relato que transcurre en su mayor parte en los bajos fondos de la ciudad, en escenas generalmente nocturnas e iluminadas con velas.
Allí llega François Vidocq, un ex soldado napoleónico que fue acusado de un crimen nunca comprobado. Vidocq, interpretado por Vincent Cassel, es además una figura célebre entre los delincuentes, una fama adquirida por su capacidad para huir de prisión.
Nuevamente Vidocq escapa de una cárcel en alguna colonia francesa y llega a París con un objetivo claro: obtener una amnistía colaborando con las autoridades en la captura de los delincuentes más buscados. Eso le vale el doble rango de héroe y soplón y el enfrentamiento con el otro aspirante a emperador de París. Richet muestra sólo lo necesario los salones del poder, su burocracia, su ineficiencia y sus mezquindades, y prefiere enfocar las pequeñas glorias y miserias de una sociedad en plena transformación.
Por Rodolfo Bella
“Breve historia del planeta verde”, de cerca no sos normal
Calificación: ***. Intérpretes: Romina Escobar, Paula Grinszpan, Luis Sodá, Elvira Onetto, Anabella Bacigalupo, Léo Kildare Louback. Dirección: Santiago Loza. Género: Drama. Sala: El Cairo.
“Todos somos un poco raros”, dice un personaje de “Breve historia del planeta verde” y cuánto de verdad hay en esa frase. Los tres protagonistas de esta road movie de Santiago Loza exponen una rareza en la que cualquiera se puede sentir identificado. Tania es una trans a la que la persigue un joven enamorado, Pedro tiene debilidad por bailar cuándo y dónde se le canta, y Daniela se peleó con su novia y pese a su tristeza sigue en pie con su sueño de ser mamá. Lo cierto es que los tres tienen una amistad entrañable y saben que están solos. Apenas los consuela el típico aguante de esa amistad o bien la ternura de una vieja tortuga. Hasta que muere la abuela de Tania y cuando van a esa vieja casona descubren que aún estaba allí el mejor amigo de su abuela, que no es otro que un ser extraterrestre. En medio de situaciones un tanto bizarras y hasta risueñas, Loza maneja con habilidad el tema de incorporar al hombrecito azul a esa cotidianidad. Nadie se asusta con el extraterrestre porque todos se sienten un poco extraterrestres en una sociedad que discrimina, que mira al que se viste distinto como un marciano, que es capaz de quemar un juguete porque no es apropiado para el sexo del niño, o que le pega al otro por no ser “hombrecito”. “Nosotros no somos de ninguna especie”, dice otro personaje supuestamente raro y la frase vuelve a golpear en el interior del espectador. “De cerca nadie es normal”, cantaba Caetano Veloso. Y Santiago Loza lo ratifica en esta historia.