“Cuando dejes de quererme”, heridas de la historia
“Cuando dejes de quererme”, heridas de la historia
Calificación: ****. Intérpretes: Florencia Torrente, Miki Esparbé, Eduardo Blanco y Joaquín Climent. Dirección: Igor Legarreta. Género: Suspenso/drama. Salas: Showcase.
El director español Igor Legarreta eligió para su ópera prima una historia que fusiona romance, suspenso y política que transcurre entre España y Buenos Aires y que recorre 50 años de historia. Para este ambicioso proyecto, el también autor del guión de “Autómata”, que protagonizó Antonio Banderas, contó con la actuación de los argentinos Eduardo Blanco y Flor Torrente a quienes se suma el ibérico Miki Esparbé para completar el trío protagónico.
Uno de los puntos fuertes del filme es el guión que a lo largo de dos horas desarrolla una trama con múltiples giros para desvelar sólo en los últimos minutos cuál es la resolución del conflicto. En el medio de todo están Laura (Torrente) y su padrastro Fredo (Blanco) y todo comienza con el descubrimiento en el país Vasco de los restos de un hombre muerto hace 30 años. Se trata de quien fuera su padre quien supuestamente las abandonó a ella y a su madre y Laura y Fredo parten a España a desenmarañar la desaparición del hombre.
Por Rodolfo Bella
“Dolor y gloria”, Almodóvar al desnudo
Calificación: ****. Intérpretes: Antonio Banderas, Penélope Cruz, Leonardo Sbaraglia, Asier Exteandia. Dirección: Pedro Almodóvar. Género: Drama. Salas: Nuevo Monumental, Del Centro, Hoyts, Showcase, Village.
Almodóvar vuelve a hablar de sí mismo, pero en esta oportunidad lo hace desde el autorretrato más expuesto de todos. Aquí no acciona la denuncia de “La mala educación” ni pone el foco en el vértigo sexual de “La ley del deseo”, pero “Dolor y gloria” atraviesa toda su historia de vida, desde su infancia precaria en los tiempos en que vivía en una casa-cueva en aquel pequeño pueblo de España hasta este presente de estrella del cine, a la vanguardia del séptimo arte de Europa y del mundo. Para hablar de sí mismo con mayor libertad y menos pudores, lo ideal es usar una máscara apropiada. Con el nombre de Salvador Mallo y a través de una composición inmejorable de Antonio Banderas, este cineasta repasa ese derrotero de niño inteligente -que tenía la habilidad de enseñarle a escribir a un albañil analfabeto- con una sensibilidad tan abierta que no podía evitar movilizarse cuando lo veía bañarse a ese mismo hombre dentro de su casa. En ese devenir, Mallo/Almodóvar revisará sus principales vínculos afectivos. Primero será su madre, interpretada por Penélope Cruz y Julieta Serrano en las distintas etapas; también una ex pareja que ahora es heterosexual (Leonardo Sbaraglia, impecable) y un actor protagónico de una película suya con quien no se hablaba hace 32 años. Pero también hará foco en sus interminables problemas de salud y su adicción a las drogas en una mirada sin complacencias pero lejos de la autocondena. Aunque falten más planos almodovarianos de su sello, el filme toma vuelo con las actuaciones sensibles, los diálogos inteligentes y un cierre brillante con un guiño al cine dentro del cine. En síntesis, una película para quienes aman la filmografía de Almodóvar, pero también para quienes lo desconocen y quieren saber los porqué de su vuelo creativo.
Por Pedro Squillaci
“De nuevo otra vez”, Una madre en la crisis de los 40
Calificación: ***. Intérpretes: Romina Paula, Mónica Rank,Pablo Sigal, Esteban Bigliardi, Mariana Chaud,Denise Groesman. Dirección: Romina Paula. Género: Drama. Sala: Village.
Romina Paula elige la autorreferencia para contar una problemática común: la de ser madre en medio de la crisis de los cuarenta. En un registro que atraviesa la ficción pero también el documental, la directora y actriz protagónica utiliza una voz en off para exponer su derrotero más íntimo. Entre fotos familiares y situaciones cotidianas con su hijo pequeño y su madre de la vida real que hacen de sí mismos, “De nuevo otra vez” cumple con una condición importante: entretiene. Y más aún, en ese ida y vuelta de Romina con su hijo, con su ex en plan adiós amor adiós y con su búsqueda interior, habrá lugar para el humor, como en la escena en la que le tira onda a un joven que le tiene ganas, en un guiño que versa sobre el deseo sin decir “estoy filmando una película sobre el deseo”. Por eso también tiene sentido en el momento en que se insinúa un coqueteo con una mujer sin que eso signifique levantar la bandera del todo vale. Ese espacio de duda que presenta Romina Paula en la vida real y en el personaje es lo mejor que tiene la película, porque se corre del lugar idealizado culturalmente de la madre perfecta y se anima a mostrar las debilidades, inseguridades y también (¿por qué no?), felicidades, de ser una madre en la era de la madurez.