"El primer hombre en la luna"; sacrificio, dolor y gloria
"El primer hombre en la luna"; sacrificio, dolor y gloria
Calificación: ****. Intérpretes: Ryan Gosling, Claire Foy, Jason Clarke, Kyle Chandler y Corey Stoll. Dirección: Damien Chazelle. Género: Biográfica. Salas: Del Centro, Showcase, Hoyts y Village.
Después de triunfar con dos películas íntimamente ligadas a la música —"Whiplash" y "La La Land"— el director Damien Chazelle volvió con una propuesta distinta: una biopic del célebre astronauta Neil Armstrong, el primer hombre en pisar la luna en julio de 1969. Claro que viniendo de Chazelle no se podía esperar una biopic convencional. Y el realizador de sólo 33 años se dio el gusto de hacerlo a su manera. "El primer hombre..." es una película realista y austera, que se ubica lo más lejos posible de los espectáculos épicos y demagógicos. A través de la figura de Armstrong —un hombre estudioso, perseverante y sufrido, marcado por la muerte de su hija— Chazelle construye un drama intimista que se sostiene en la relación entre sacrificios y logros, algo que también estaba muy presente en sus anteriores películas. La historia comienza en 1960 y recorre todos los hitos de la carrera espacial de EEUU, entre festejos y tragedias. La muerte está omnipresente en "El primer hombre...", y por eso la tensión narrativa nunca decae, más allá de que la duración parezca excesiva. El tono lúgubre y sin concesiones que elige el director encuentra un balance perfecto en las vibrantes secuencias de vuelo: la cámara se mete en las cabinas de los astronautas y uno puede sentir y respirar el vértigo y la incertidumbre. Otro acierto de Chazelle es haber apostado a Ryan Gosling como protagonista: su famosa mirada triste acá se vuelve poderosa.
Por Carolina Taffoni
"Noche de paz", nada es lo que parece
Calificación: ***. Intérpretes: Dawid Ogrodnik, Tomasz Zietek, Agnieszka Suchora, Arkadiusz Jakubik, Maria Debska y Tomasz Schuchardt. Dirección: Ariel Broitman. Género: Drama. Salas: Cines del Centro.
El director polaco Piotr Domalewski cuenta un drama familiar para su ópera prima que fue elegida mejor película el año pasado en su país. La trama gira en torno a Adam, un joven que viaja a la casa de sus padres en el campo para pasar la Navidad y con otro motivo que revelará a lo largo de las 24 horas que permanecerá allí. El cineasta suma capas de conflictos en la relación entre casi todos los miembros de la familia: el hermano, la madre, el padre y una mujer con la cual espera un hijo. La época del año, con lluvias y nieve, agregan densidad a un relato en el que sin embargo Domalewski consigue filtrar algunos segundos de humor absurdo surgido de las pequeñas desventuras cotidianas.
La elección del director es mostrar con crudeza todo la incomodiad que producen las situaciones forzadas, empezando por el viaje agotador de Adam. El director sigue al personaje con la cámara al hombro, mientras Adam deja registro del viaje con una videocámara como un legado para su hijo en camino. Narrada como una historia circular, el agobio de los conflictos superpuestos y las subtramas también conflictivas reflejan con eficacia la asfixia del protagonista al que espera un final impiadoso.
Por Rodolfo Bella
"Julia y el zorro", el duelo fuera de foco
Calificación: **. Intérpretes: Umbra Colombo, Victoria Castelo Arzubialde y Pablo Limarzi. Dirección: Inés María Barrionuevo. Género: Drama. Sala: Showcase.
Julia y su hija llegan a una vieja casona de un pueblo de Córdoba. La casa está destruida, pero no tanto como ellas. La tragedia atraviesa la película de la joven directora cordobesa, que en su segundo filme indaga en los caminos de la angustia. Si algo tiene de positivo "Julia y el zorro" es que nunca se cuenta con pelos y señales cómo se generó la muerte del marido de Julia (Umbra Colombo) y papá de Emma (Victoria Castelo Arzubialde). Las dos están en medio de la tristeza y les cuesta atravesarla. Julia opta como salida algún momento de erotismo y placer, sea con un amigo conocido o una mujer desconocida; Emma se entretiene paseando a caballo y hasta intenta su debut sexual con un pibe que le regala la sonrisa que su mamá no le da. En medio de este vacío llega Gaspar (Pablo Limarzi), con la idea de proponerle a Julia un papel para una obra teatral que saldrá de gira por Colombia. El regreso a la actuación es una metáfora de su nueva realidad, porque ya no es quien era y tampoco tiene claro si le cae bien su personaje actual. La directora desvía un poco la atención al darle demasiado protagonismo al deseo sexual y le resta el peso específico al tema de fondo, que es el duro tránsito del duelo. El guiño poético y literario con aire de fábula permite, al menos, una lectura superadora.
Por Pedro Squillaci