Nueva York.- Uno de los grandes clásicos del rock, la canción “Born in the
USA”, estuvo a punto de quedarse inédita. Bruce Springsteen dudó sobre la publicación de un
tema que criticaba la guerra de Vietnam y reivindicaba a las clases marginadas de EEUU,
pero su manager lo convenció.En 2009 ese himno cumplió 25 años y hoy su autor cumple los 60.
Springsteen, el
Boss (jefe), alcanzó hoy la sexta década de su vida sin haber perdido su fuerza, ni la
lealtad de sus seguidores.
A principios de este año publicó su más reciente álbum, “Working on a dream”, el
número 24 de su carrera, logrando encararmarse a la lista de éxitos en 16 países. Y él no defrauda
sobre el escenario, se entrega durante horas y recorre sus grandes éxitos, desde “Born to
run” a “No surrender”, pasando por “Hungry Heart”.
“La guitarra es la herramienta con la que intento dar sentido al mundo”, explica
Springsteen, que la considera “una especie de ángel de la guarda” para él.
Con ella ha compuesto melodías pegadizas y poéticos textos que entona con su voz cascada e
inconfundible. El legendario intérprete atesora 19 premios Grammy, dos Globos de Oro y un Oscar,
que obtuvo en 1994 gracias a una canción incluida en la banda sonora de la película sobre un drama
gay “Filadelfia”, de Jonathan Demme.
Su figura sigue identificada con las clases trabajadoras y él no deja de vestir y comportarse
como uno de los suyos por mucho que los 120 millones de discos vendidos le hayan convertido en
multimillonario.
Los temas que compone hablan del otro lado del sueño americano, de pobreza y necesidades, de
deseos y esperanzas, de oportunidades perdidas y sueños rotos, de la gente corriente. “Sé
como se ve el mundo desde abajo”, cuenta. Su padre fue un eterno perdedor, que probó de todo,
desde ser vigilante de prisiones a camionero, su abuelo había trabajado en una fábrica de
alfombras.
Fue la madre del
Boss, Adele, la que intentó sacarle de una vida sin perspectivas pagando con un crédito de
sesenta dólares su primera guitarra. “Había dos cosas que no gustaban en mi casa, una era yo
y la otra mi guitarra”, resume Springsteen.
Pero fuera de su familia, el compositor no tardó en triunfar. Se hizo conocido en Nueva Jersey
como líder de varias bandas antes de trasladarse a Nueva York, firmar en 1972 su primer contrato
con una discográfica y fundar la mítica E Street Band. Tres años más tarde su carrera despegó con
“Born to run”, el tercer álbum del rockero.
En 1984 pasaría a ocupar su lugar en el olimpo de la música gracias a “Born in the
USA”. El precio del éxito es que esa canción se tergiversara tantas veces y se aprovechara
con fines políticos y comerciales, algo que a Springsteen aún le duele.
Desde entonces, el Boss ha sabido mantenerse, aunque la década de los noventa discurriera con
más tranquilidad. En esa época el diario “Frankfurter Allgemeine” comparó su música con
“una Harley Davidson con catalizador”. Se separó de su banda por un tiempo y emprendió
algunos proyectos en solitario para reunirse de nuevo con sus músicos y sacar el disco de estudio
“The Rising”.
Fue compuesto bajo los efectos de los atentados del 11 de septiembre de 2001 contra el World
Trade Center y después de saber lo importante que había sido su música para algunas de las
víctimas. Nunca ha ocultado su ideología, de la que también habla de forma indirecta en las
canciones que interpreta.
En 2004 participó en la gira “Por un cambio”, que intentó infructuosamente evitar la
reelección del presidente George Walker Bush. Más suerte tuvo cuatro años después con la victoria
de Barak Obama, al que apoyó y acompañó en su ceremonia de investidura, cantando “The
Rising” junto a un coro de gospel.
Le llaman Jefe desde los setenta, cuando pagaba a los miembros de la banda al contado después de
los conciertos. “Nunca me emocionó demasiado el apodo, hubiese preferido que me llamaran
señor Springsteen o simplemente 'el tipo de Nueva Jersey'”. Pero ya no le queda elección:
¡Feliz cumpleaños,
Boss!