“Tenemos que desacralizar a la música clásica”. El que lo dice es Laureano Bruno, un joven concertista de piano nacido en localidad entrerriana de Victoria, que se presenta este domingo, a las 19, en el Museo Castagnino, en el marco del 85º aniversario, con entrada libre y gratuita. “Pensar a la música clásica como una música culta o erudita es lo que termina por distanciarla de la gente”, dijo Bruno, en diálogo con este diario. Y afirmó: “La música clásica tiene que salir más a la calle”.
—¿En qué consiste el recital del Castagnino y qué repertorio vas a mostrar en ese concierto?
—El domingo 20 de noviembre voy a estar brindando un recital de piano solo. El programa consta de dos partes, voy a comenzar con obras románticas, un Nocturno y una Balada de Chopin, la transcripción de la Obertura de “Tannh„user” de Wagner hecha por Liszt, que fue una pieza que me significó uno de mis mayores desafíos pianísticos por su complejidad técnica y musical, y el Momento Musical número 4 de Rachmaninoff. La segunda mitad va a estar dedicada a autores argentinos y latinoamericanos, voy a tocar una obra de Osvaldo Golijov, un compositor argentino actualmente radicado en Estados Unidos, que tiene un color muy caribeño, una obra de Lecuona, compositor cubano, que tiene un estilo similar, y para terminar dos clásicos de Piazzolla: “Verano porteño” y “Adiós Nonino”. Me gustaría invitar al público a compartir este recital pero también a celebrar que este mes se retomaron los conciertos de piano en el Museo Castagnino, entiendo que desde la pandemia no había eventos de este tipo y es una alegría que el piano haya dejado de estar en silencio y que podamos encontrarnos presencialmente después de ese parate tan duro para todos, pero especialmente para las actividades culturales, que vivimos en 2020 y 2021.
—La música clásica siempre se consideró una música culta y por ende se la enfrentó a la música popular. ¿Creés que esa grieta sigue existiendo o es factible que convivan la música culta y la popular?
—En lo personal no veo una grieta, disfruto mucho de la música clásica y de la música popular. Creo que pensar a la música clásica como una música culta o erudita es lo que termina por distanciarla de la gente. Por el contrario, la música clásica tiene que salir más a la calle, tenemos que desacralizarla y entender que es una música más y no se necesita de ningún conocimiento previo para disfrutarla. También está la cuestión del acceso a determinados productos culturales, la música clásica no suele estar presente en las radios y los medios de comunicación en general, pero tampoco es tan frecuente escuchar a Yupanqui, Piazzolla o Charly García. La apuesta tiene que ser lograr una programación más diversa, que haya más pluralidad en la oferta.
—Hoy sos docente de piano pero fuiste alumno de figuras de la talla de Aldo Antognazzi, Eduardo Delgado y Alexander Panizza, por nombrar solo algunos. ¿Quién te marcó o te dejó alguna enseñanza clave para tu carrera y por qué?
—Quien me formó como pianista fue Graciela Reca, una excelente música de Paraná con quien estudio desde mis 13 años, me enseñó a tocar el piano pero fundamentalmente me transmitió la pasión por la música, me descubrió un mundo y se dedicó con una generosidad enorme hacia mí. Con Aldo también estudié varios años, disfruto mucho estar en contacto con él porque encuentro a una persona muy sabia, con una visión muy honda de la música, y tiene una sencillez y humildad ejemplares. Alexander y Eduardo me han dado clases magistrales, se aprende mucho del contacto con los buenos músicos. En 2014 pude hacer un curso de verano en Salzburgo, Austria, con Andrzej Jasinski y fue una experiencia que me marcó, él fue maestro de Krystian Zimerman, uno de mis pianistas favoritos, y poder compartir unas semanas de trabajo junto a él y músicos de distintos países del mundo me incentivó muchísimo para profundizar mis estudios en aquel momento.
—Te formaste en Rosario, pero sos entrerriano y venís realizando una tarea muy importante en el ciclo de conciertos “Victoria al Piano”. ¿El objetivo es acercar la música clásica a la gente de tu comunidad para que puedan apreciar sonoridades distintas a las que se oyen en los medios de comunicación y las redes?
—Sí, con “Victoria al Piano” nos planteamos inicialmente un objetivo que era restaurar el piano Steinway & Sons de la Agrupación Cultural Victoria, único piano de concierto que hay en la ciudad. Lo conseguimos en 2020, después de casi diez años de trabajo. Se hizo un cambio integral de la maquinaria del instrumento con piezas originales traídas de Alemania y Estados Unidos y quedó un piano nuevo. Logramos generar un espacio para el repertorio pianístico en la ciudad que no existía, nos han visitado músicos de diversos géneros, música clásica, jazz, tango, folclore, y en ese camino nos surgió el interés de acercar nuestra propuesta a los barrios. Y realizamos muchos conciertos gratuitos en una capilla para los vecinos del lugar con la intención de llegar a un público que, por diversos motivos, muchas veces no tiene acceso a las salas de conciertos.