La historia se inició cuando Sumo primero explotó y luego desapareció con la
muerte de Luca Prodán y continuó hasta estos días en los que Las Pelotas aún cobijan aquel legado y
al mismo tiempo buscan sobrevivir tras la caída de uno de sus soldados, Alejandro Sokol. Lo
esencial es que la historia se sigue escribiendo y Las Pelotas, renovada o menguada (eso será se
verá en horas) toca esta noche en el CEC.
Germán Daffunchio, hoy el único referente de peso de Las Pelotas, es un tipo de
bajo perfil. Su tono es tan reflexivo como el de un monje zen, a pesar de que sus pausas o
silencios parezcan arrastrar cierta amenaza. Se puede decir, un hombre entre la paz de la montaña y
la tensión de la urbe.
—¿Es un grupo distinto Las Pelotas sin Alejandro Sokol?
—Cada uno pone algo distinto en un grupo, pero la banda sigue siendo Las
Pelotas y no se trata de parecerse a lo que éramos... Es obvio que si le faltara Palermo en Boca y
ponen a otro el equipo va a jugar distinto. Nosotros, en cambio, no buscamos un reemplazo. En este
sentido, somos bastante prácticos, miramos para adelante. Los grupos tienen su propio espíritu y el
espíritu de Las Pelotas va más allá de cada uno de nosotros. Son como grupos comando o algo así
(risas). A veces, algunos quedan en el camino, muchos caen o simplemente se van, pero la batalla
sigue. Alejandro tomó la decisión de irse, porque quiso dar un giro a su carrera.
—¿En algún momento tuviste miedo de que el grupo se desarmara?
—Cuando se murió Luca me quedé solo y empecé de vuelta de cero. ¿De qué
voy a tener miedo ahora? Alejandro hacía tiempo que venía proyectando otra cosa.
— ¿Y vos nunca tuviste en mente un proyecto solista?
—Hay material como para hacer un disco solista, pero en Las Pelotas somos
muchos los que estamos empujando... Hacemos música por una necesidad personal y para compartir con
la gente. Después, el circo del rock es para quien lo quiera vivir pero, la verdad, a mí no me
interesa.
—¿Qué es, entonces, ser hoy un rockero en Argentina?
—Y... no es fácil saberlo. Sé que es difícil mantener los principios y que
los músicos hoy en Argentina estamos frente a una encrucijada, porque ser artista es una aventura
bastante complicada e incierta. Yo trato de dejar de lado el circo y ver hacia dónde apunta mi
vida. Lo demás es todo parte de una gran propaganda.
—¿No tiene sentido hoy hablar de rock?
—Son palabras... Es fácil convertirse en un rockero de moda, el asunto es
mantener tus principios a través de los años.
—Si despertara Luca, ¿qué diría?
—Si Luca estuviera vivo estaríamos hablando de otra cosa, quizá yo estaría
acá y no nos hubiese importado nada. Hay toda una locura de llegar al éxito sin importar cómo, a
pesar de que la imagen del rockerito levantándose minitas es bastante vieja.
—¿"Será" fue un hit a pesar de ustedes o buscaban un tema con ese gancho?
—El músico que dice que no le interesa hacer canciones para llegar a mucha
gente es un mentiroso. "Será" se convirtió en un hit y entonces todos los discos de Las Pelotas se
empezaron a vender y eso estuvo realmente bueno, sobre todo porque no teníamos una multinacional
detrás haciéndonos propaganda y entonces todo nos costó un poco más, pero nosotros somos Las
Pelotas más allá o más acá de "Será". Hay un error conceptual de creer que porque una canción se
hace popular te vendiste. Es un tema hermoso y fue un éxito, pero también pensamos que todas las
canciones del grupo deberían ser exitosas. (Risas).
—¿Qué perspectiva hacés del grupo?
— Es algo extraño. En realidad nos sentimos como si recién empezáramos.
Estamos llenos de proyectos y eso es bueno porque dejar de tener proyectos sería la muerte.