No es sólo una serie. También es un símbolo. "House Of Cards", que comenzó en 2013, fue la primera serie que produjo Netflix, y la plataforma de streaming, que hoy es un monstruo del entretenimiento, le debe mucho al éxito de ese explosivo thriller del poder. Ahora, cinco años después, "House Of Cards" llegó a su fin con su sexta y última temporada, con una vuelta de tuerca que ni siquiera los mejores guionistas hubieran imaginado: su carismático protagonista, Kevin Spacey, expulsado de Hollywood tras sus escándalos sexuales, quedó afuera de la historia, y la que pasó al frente fue Robin Wright, la protagonista femenina.
El viernes Netflix subió a su plataforma los capítulos finales, donde el inescrupuloso y cruel personaje de Frank Underwood —ex presidente de EEUU—, ya está muerto, y la que toma la posta es su esposa Claire, la primera presidenta en la historia de EEUU de esa realidad alternativa. Robin Wright se sienta en el Despacho Oval de la Casa Blanca rodeada por un grupo de mujeres con gran poder, y las intrigas políticas que siempre han marcado a la serie están a la orden del día.
Kevin Spacey deslumbró en la piel de Frank Underwood, un político capaz de todo, hasta que en octubre de 2017 comenzaron a conocerse numerosas acusaciones de abusos sexuales en su contra. Esta crisis estremeció como un terremoto el set de "House Of Cards", que para entonces ya tenía todo listo para grabar su temporada final.
El difícil dilema de Netflix se resolvió con el despido de Spacey y la suspensión del rodaje, que no se retomó hasta tres meses después, tras reescribirse los guiones ya sin Spacey. "Mi turno", prometía Claire Underwood (Robin Wright) en el último capítulo de la quinta temporada, mirando a la cámara ya como presidenta de EEUU. "Ninguno de nosotros quería negar a Claire su turno. Queríamos terminar la serie y llevar la historia a un final apropiado", dijo Melissa James Gibson, productora de "House Of Cards".
En ese sentido, Wright afirmó: "Esta última temporada Claire Underwood por primera vez actuará sola, y se dará cuenta de que no puede confiar en nadie. Ella se enfrentará a muchos retos y a hombres poderosos dentro y fuera del gobierno. También será muy estratégica: hará nuevos amigos y creará enemigos alrededor de ellos". En otras palabras: bienvenidos al eterno arte de la guerra.
La actriz también comentó: "Claire es una figura complicada. Y eso es realmente importante para que la historia mantenga el tono, que pudiera ser tan contradictoria, compleja y antiheroína como su difunto esposo".
Aunque Claire Underwood fue progresivamente ganando presencia en la serie, donde empezó como "esposa de" y finalmente llegó a alcanzar la cúspide del poder, en la nueva temporada no es la única mujer con peso en el masculino mundo de la política. Las actrices Patricia Clarkson y Constance Zimmer regresaron a la serie, mientras que como novedad se incorporó la bella Diane Lane. "Debería llamarse «House Of Women» (castillo de mujeres, en inglés), y no «House Of Cards» (castillo de naipes)", dijo Clarkson entre risas.
Constance Zimmer, por su parte, subrayó lo relevante que es en la actualidad presentar a una presidenta estadounidense y a un grupo de mujeres en los salones donde se toman las grandes decisiones. "No tenemos nada que temer. Vamos simplemente a mostrar lo que sucede cuando les das poder a las mujeres y lo que pueden hacer con ese poder", indicó.
La gran oportunidad. Según algunos críticos, lo mejor que le pudo haber pasado a "House Of Cards" es que Frank Underwood ya no esté... La serie arrancó con todo en 2013 mientras Netflix marcaba un hito. Era una declaración de intenciones del servicio de streaming para convertirse en el monstruo todopoderoso que es en la actualidad. En esos primeros episodios, el director David Fincher sentó las bases de un estilo audiovisual brillante para retratar las mentes desquiciadas y manipuladoras de la política.
Las últimas temporadas de "House Of Cards", en cambio, ya no sorprendían. Incluso la serie parecía una parodia de sí misma, con esos trazos gruesos y maniqueos de la maldad. Pero no todo estaba perdido. Entre sus cualidades rescatables, el personaje de Claire Underwood no dejaba de crecer. Y hacia el final de la quinta temporada, estaba claro que ella iba a tener su oportunidad.
Entonces, en un momento de crisis, "House Of Cards" fue visionaria para dialogar con el presente y el futuro de la realidad. Las acusaciones por violación y acoso sexual contra Kevin Spacey comenzaron a asomar en octubre de 2017 y conmocionaron, pero las circunstancias estaban dadas para convertir su caída en una oportunidad. Ahí estaba lista Claire, lo que encaja perfecto en la era del #MeToo y otras causas feministas.
Dos caras nuevas. La última temporada incluye otras novedades, además de la protagonista. Al elenco se suman dos actores con experiencia: Diane Lane ("Infidelidad") y Gregg Kinnear ("Mejor...imposible"), que personifican a los enemigos más poderosos de la flamante presidenta.
Lane y Kinnear interpretan a Annethe y Bill Shepperd, dos hermanos de un conglomerado industrial que tiene una injerencia muy profunda en el ámbito político y que no están de acuerdo con una mandataria que ha llegado hasta las últimas consecuencias en su afán por pasar a la historia. "No creo en lo que se conoce como jugadores del poder silencioso, sin embargo, ellos sí tienen algo de real", dijo Gregg Kinnear sobre estos hermanos. "Nuestros personajes son el reflejo de eso. Ellos tienen una agenda contraria a la de Claire y no van a parar en su afán de atacarla", agregó. Diane Lane, por su parte, añadió: "Annette es una mujer que está destinada a cumplir con la labor de control de su familia, incluso, si eso significa sacrificar su lealtad a esa familia. Ella también tiene una batalla y una búsqueda personal por su poder", explicó.