A veces se da por casualidad, otras es el resultado de profundas cavilaciones, lo que es extrañísimo es que se conviertan en un éxito instantáneo, pero pasa. Las parejas en la televisión, las que son bendecidas por el público y quedan en la memoria colectiva, son gemas raras, piedras preciosas que los productores, esos intrépidos exploradores capaces de sacar rating de las piedras, valoran y explotan hasta sacarles la última gota de jugo.
En la pantalla chica se han dado encuentros memorables que son recordados con nostálgica: Mónica y César, en los noticieros de Canal 13, Borges y Alvarez, que en realidad eran Olmedo y Portales en "No toca botón", y hasta Carozo y Narizota, en los flashes infantiles de Crónica. Ya no están en el aire, pero siguen vivos en la memoria de generaciones de argentinos que crecieron con la nariz pegada al televisor.
En Rosario, donde siempre ha habido quejas de que va a la saga de las tendencias de las cadenas nacionales, en más de una oportunidad se ha formado, como le gustaba anunciar con bombos y platillos a Roberto Galán, "¡una pareja!" La más reciente, y muy querida por los más pequeños, es la que animaba los mediodías de "De 12 a 14", Tornillo y Tenaza, y que la partida de Julio Orselli condenó al ostracismo.
Y no fue la única, ni lo será. Hay otras que por generación espontánea o por el resultado de un concienzudo trabajo de producción entusiasman locamente a los televidentes rosarinos. LaCapital.com.ar recopiló las más populares y también las más curiosas que por estos días amenizan la pantalla local. Aquí las cinco más destacadas:
1- Airel Bulsicco y Marcelo Lewandoski: en los mediodías del 5, que cosechan las mejores mediciones de audiencia de toda la televisión rosarina, el presentador histórico del noticiero de Telefé y el columnista de deportes del envío se sacan chispas. A los circunspectos comentarios de deportes de Lewandoski, que habla de deportes con la seriedad de un experto en explosivos al dar las instrucciones para desactivar una bomba nuclear, se suman los latiguillos tribuneros del presentador de noticias. Como si jugaran al amo y el esclavo, Bulsicco dispara y Lewandoski esquiva la balas, como puede, pero jamás con una sonrisa. El público, de parabienes.
2- Susana Rueda y María José Gindre: hay que estar atento al día y la hora, porque en medio del ajetreo informativo de las mañanas de "Bien temprano" surge, como una bendición, el oasis de moda y glamour que protagonizan estas dos bellezas de la TV vernácula. A una hora en la que las mujeres, las que trabajan fuera de casa y las que lo hacen, esforzadamente, en el hogar, tienen los pelos de punta y ni se les cruza por la cabeza pensar si tienen el maquillaje perfecto, los zapatos a la moda y mucho menos "el color que se impone en la temporada", aparecen ellas, como paladines de la alta costura local, para decir lo que está "in" y lo que está "out". ¡Genial!
3- Tito y Pelusa: hace años que hacen las delicias de los más pequeños, en el teatro, que es su hábitat natural desde siempre, y de tanto en tanto en la pantalla de Canal 3. Sin las pretenciones artísticas de los clowns del Cirque du Soleil, ni el humor barrial de Piñón Fijo y mucho menos el ingenio naif de Piripincho, se las arreglan para que los chicos los sigan en sus correrías televisivas. Cantan, bailan y hacen morisquetas, siempre las mismas, que no por añejas dejan de ser efectivas, frente a las cámaras, mientras los pequeñines, con carita de "¿por qué mi papá me trajo acá?", buscan la salida de emergencia. Televisión infantil, perfecta para cubrir la cuota de la Ley de Medios.
4- Lisandro Cavatorta y Oswaldito: uno arrancó joven, irreverente, con aspiraciones contra culturales, como Roberto Caferra en los los tiempos de "Elemental Watson", y después se lo llevó puesto el tiempo, como a cualquier hijo de vecino. Se le volaron las chapas, empezaron a insinuarse las arrugas y el berretín de cambiar el mundo, al menos el mundo de la televisión, lo archivó en un cajón. De programa de actualidad "Bótelos" se recicló en show de humor. Y ahí encontró a su media naranja, el cómico de Marca Cañón, y al reparto de los sueños, los dirigentes políticos de la aldea, más ávidos de pantalla que las chicas de "Bailando por un sueño". Abott y Costello tiemblan en la tumba.
5- Gustavo Rezzoaglio y su otro yo: al verlo, de impecable traje de sastre, peinado de peluquería y maquillaje de estrella de Hollywood no caben dudas de que el conductor de "Plan A" tiene "Plan B". No lo dice, no se ufana de eso, pero está clarísimo que no está sólo en la pantalla. No lo acompañan amigos invisibles, no, nada que ver, a su lado está su inquebrantable vocación por poner en debate la realidad, desde si existe la farándula rosarina hasta por qué las hormigas vuelve a casa en fila india. Parece que está solo, pero no lo está, jamás. No usa corbata, pero es como si lo hiciera, porque sabe bien que no hace falta vestir de etiqueta para ser serio. Y él y su otro yo, son un caso serio.