“La casa de Gucci” es una de las películas más esperadas y publicitadas de este año, y además se espera que obtenga algunas nominaciones a los Oscar. Los motivos de tanta expectativa son varios: su director es el veterano y premiado Ridley Scott (“Blade Runner”, “Gladiador”, “Thelma y Louise”), su elenco es una especie de dream team de Hollywood (Lady Gaga, Adam Driver, Jeremy Irons, Al Pacino, Jared Leto y Salma Hayek) y está basada en una de las historias reales más oscuras y apasionantes del siglo XX, donde se mezclan ambición, glamour, traición y crimen. El filme, que el jueves 25 de noviembre se estrena en Rosario, narra los hechos que rodearon al asesinato de Maurizio Gucci, nieto heredero de Guccio Gucci, fundador de la famosa marca de lujo italiana. Maurizio fue asesinado en 1995 por un sicario contratado por su ex esposa, Patrizia Reggiani, que pretendía recibir su parte de la herencia.
Lady Gaga se pone en la piel de la avasallante Patrizia Reggiani, conocida como “la viuda negra de la moda”, mientras que Adam Driver es su marido, que fue asesinado cuando tenía 46 años. La película, que toma como punto de partida el libro de Sara Gay Forden titulado “La casa de Gucci: una sensacional historia de asesinato, locura, glamour y avaricia”, no fue bien recibida dentro del clan Gucci. Patricia Gucci, prima segunda de Maurizio, declaró: “Están robando la identidad de toda una familia para hacer dinero, sólo para alimentar el sistema de Hollywood. Como cualquier familia, tenemos una identidad y privacidad. Podemos hablar de cualquier cosa, pero hay límites que sencillamente no se pueden cruzar”, disparó.
A los Gucci no les habría caído muy bien las caracterizaciones de Al Pacino y Jared Leto. Más que nada la de Leto, a quien muestran como un hombre obeso en su rol como Paolo Gucci, y la familia asegura que ese solo detalle ya no es cierto. Hasta ahora no han iniciado acciones legales, porque esperan a que el filme se estrene. Por su parte, Patrizia Reggiani, que salió de prisión en 2016, dijo estar “muy decepcionada y molesta” porque Lady Gaga no se había comunicado con ella. “No es cuestión de dinero, porque no voy a sacar ni un centavo por la película, es sentido común”, aclaró furiosa.
Para el papel de Reggiani los productores habían barajado los nombres de varias actrices: Angelina Jolie, Penélope Cruz y Margot Robbie. Pero finalmente se decidieron por Gaga, que deslumbró a todos con su protagónico en “Nace una estrella”. Detallista y perfeccionista, la cantante contó en una entrevista con la revista Vogue a los extremos que llegó para interpretar a Patrizia. “He vivido como ella durante un año y medio. Y, durante nueve meses, he hablado con su acento. Nunca salía del personaje. Me quedaba con ella”, aseguró.
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Gaga en el estreno de la película en Londres.
Gaga explicó que su primera medida fue teñirse el pelo: “Era casi imposible para mí hablar con ese acento yendo de rubia”. Un acento, señaló más adelante, cuidadosamente escogido: “Empecé con un dialecto de (la ciudad de) Vignola, y después empecé a trabajar con la forma de hablar de las clases altas que habría sido más apropiada para lugares como Milán y Florencia”, relató.
Asimismo, la actriz se metió a fondo en la mentalidad de Reggiani, una cazafortunas que alguna vez afirmó: “Es mejor llorar en un Rolls-Royce que ser feliz en una bicicleta”. “Empecé a vivir de una manera en la que todo lo que miraba, todo lo que tocaba, me llevaba a darme cuenta de dónde y cuándo había dinero”, reveló. Y aunque esto la llevó a una a moverse entre el lujo, el poderío y el diseño italiano, Lady Gaga reconoció haber sufrido “dificultades psicológicas” tras el rodaje de la película. “O estaba en mi habitación de hotel, viviendo y hablando como Reggiani, o estaba en el plató, viviendo y hablando como ella. Recuerdo que un día, en Italia, salí a dar un paseo llevando un sombrero. No había dado un paseo en casi dos meses y sentí pánico. Pensé que estaba en un plató de cine”, contó.
Cuando le preguntaron por qué rechazó reunirse con Reggiani, la cantante fue categórica: “Me di cuenta rápidamente de que esta mujer quería ser glorificada por el asesinato de su ex marido. Y yo no estaba de acuerdo con eso en absoluto”, afirmó.
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El elenco y el director en Nueva York.
La historia de Reggiani es una suerte de cuento de hadas que después se volvió una novela de terror. Patrizia y Maurizio Gucci se conocieron en una fiesta en 1970. Dos años después se casaron y tuvieron dos hijas: Alessandra (en 1977) y Allegra (en 1981). La ostentación rodeaba la vida del matrimonio: un departamento enorme en la Quinta Avenida de Nueva York, una lujosa villa en México, un chalet de invierno en los Alpes o el yate de madera más grande del mundo (el Creole) eran algunas de sus propiedades. Patrizia lucía trajes de Valentino y Chanel en eventos sociales. La prensa italiana la apodó la “Joan Collins de Monte Napoleone” (una calle elegante en Milán famosa por sus comercios de moda y joyas).
El padre de Maurizio, Rodolfo Gucci, nunca aprobó esa relación porque consideraba que Patrizia era una “cazafortunas”. El matrimonio comenzó a deteriorarse cuando, tras la repentina muerte del padre de Maurizio, este tomó el control de la compañía, y las presiones de Patrizia sobre cómo gestionar la marca crearon tensiones.
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La pareja en la vida real, en los años 70.
En 1985 Maurizio dejó a Patrizia. Se fue de casa y nunca regresó. En 1991 se divorciaron. Un año después, a ella le diagnosticaron un tumor cerebral que fue eliminado sin grandes consecuencias. Maurizio le pasaba una asignación mensual de 100.000 dólares, pero le prohibió usar algunas de sus lujosas viviendas, que ahora estaban ocupadas por su nueva pareja, Paola Franchi.
Maurizio fue asesinado el 27 de marzo de 1995 en las puertas de su oficina, en Milán. Casi dos años después, el 31 de enero de 1997, Patrizia fue arrestada. En 1998 fue condenada a 29 años de prisión. En 2016 salió de la cárcel con una sentencia acortada por “buen comportamiento”.
La Casa Gucci (2021) Tráiler Oficial Subtitulado