Sergio Gonal regresa a Rosario para presentarse con su espectáculo "Vengo con el cuento" mañana, a las 21.30, en el teatro Broadway, San Lorenzo 1223. El humorista que saltó a la fama en "Videomatch" llega con un divertido relato que ironiza sobre "los cuentos" que nos venden en distintos momentos y aspectos de la vida. El espectáculo, que debutó en mayo del año pasado, resultó un éxito de público y ganó dos premios Estrella de Mar.
—¿Con qué cuento venís a Rosario?
—No vengo con ningún cuento, o vengo con muchísimos, podrían ser cualquiera de las dos respuestas. Este espectáculo no es un cuento, es una realidad hermosa que estamos viviendo desde el 25 de mayo de 2012, cuando debutamos en Villa Carlos Paz. Ese fue el comienzo de una gira nacional y una temporada en Mar del Plata que fue genial. En el espectáculo yo salgo al escenario con un gran libro, el libro dorado de todos los cuentos, y traslado el contenido a la gente. El libro habla de todas las veces que nos han venido con el cuento: en la niñez, en la adolescencia, en el noviazgo, en el matrimonio, en la política. Y a partir de instalar a la gente en diferentes situaciones que han vivido, se van disparando los diferentes relatos humorísticos.
—Dicen que el humor es lo más difícil de hacer. ¿Es así?
—Académicamente, en la formación, es más sencillo enseñar a actuar un drama que una comedia. En el drama, si podés manejar ciertos tonos y tenés un buen texto, ya está. Como no se necesita de una respuesta inmediata, porque el público permanece en silencio hasta el final, no notás si salió bien o mal. En la comedia, en cambio, se necesita la sonoridad de las risas en la sala casi de manera permanente. Si no se oyen es porque algo no está resultando, y si el texto de la comedia es genial pero quien corporiza ese texto no es gracioso, no hay con qué darle. Yo creo que cómico se nace y después se puede mejorar, pero ya desde la cuna tiene que haber algo.
—¿Por qué creés que en un momento el humor fue desplazado de la televisión y hoy recobra un espacio importante?
—Yo creo que hubo una cuestión presupuestaria. Los programas de humor tienen un costo alto. Si querés hacer diferentes sketches necesitás de diferentes locaciones. Si el personaje es un médico necesitás un consultorio, si el personaje es mozo necesitás un bar y si querés hacer muchos personajes necesitás mucha escenografía, mucho vestuario y muchos actores. Desde el 2000 para acá, luego de la crisis, fueron apareciendo los programas que se piensan en forma horizontal: todos los días en un horario, con un solo decorado y un panel. Yo creo que los chicos de "Peligro Sin Codificar" están marcando un lindo camino. Tienen un buen conductor y buenos humoristas desarrollando muchos personajes en un decorado. Después le agregan dos o tres notas grabadas y da perfecta la ecuación. Ojalá haya muchos programas de humor nuevamente.
—Cuando Tinelli vuelva a la TV, ¿debería enfocarse en el humor, como en las viejas épocas?
—Estaría genial si hace eso, siempre y cuando se encaren personajes nuevos con los actores de antes, obvio, así puedo estar yo (risas). Marcelo tiene un humor increíble, y a eso sumale todo su carisma. Yo creo que si vuelve con el humor es dinamita pura, no hay quién lo frene.
—¿Hay alguna clave para ser un buen comediante?
—Hay que ser muy observador de lo que pasa en la calle. A la gente le gusta divertirse con personajes o situaciones que ellos perciban como cercanas, como cuando dicen "ese tipo que hacés es igual a uno que está siempre parado en la esquina de mi trabajo". Eso al público le gusta. No sé si hay secretos, pero creo que ese es un buen punto a tener en cuenta.
—¿Te ves en otra piel que no sea la de humorista?
—Hice un drama alguna vez y mucho no me gustó. A mí me encanta ver cuando el otro se ríe, siento que se disfruta más del momento. La risa es terapéutica, entonces me gusta sentir que te hago bien de algún modo. Podría hacer otra cosa, pero me gusta más la comedia.