"La mejor película de terror la tenés cuando encendés la tele y ves el noticiero", dice Gabriel Grieco, director de "Naturaleza muerta", considerada la primera película de terror vegano en la Argentina. El filme, que se estrena mañana en Rosario, tiene como argumento la venganza de los animales por los siglos de maltrato y explotación a manos del hombre. Luz Cipriota, Juan Palomino, Nicolás Pauls y Mercedes Oviedo encabezan el elenco de esta producción independiente que viene de participar en festivales internacionales de prestigio, entre los que se destaca el de Cannes.
Gabriel Grieco llega a la pantalla grande tras una amplia experiencia en series, programas de TV, cortometrajes, comerciales y videoclips en Disney Channel, HBO, Glitz, Fashion TV y CM. En su debut cinematográfico apunta a un nuevo subgénero de thriller vegano y terror ecológico, con el objetivo de darle movida a una "moral animalista" que considere los derechos de los animales.
El filme, que no tuvo el apoyo del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa), se presentó en el Festival Internacional de Cannes (Francia) abriendo el ciclo "Midnight Galas" (muestra de películas latinoamericanas del género fantástico y terror).
El realizador, de 33 años, dialogó con Escenario mientras estaba en pleno proceso de producción de otra película que sigue esta temática de denuncia social y terror. Se trata de "Transgénesis", que podría ser protagonizada por Liz Solari, en la que el terror se cruza con la crítica al uso de agrotóxicos y pesticidas en la soja transgénica. "Allí no se tiene en cuenta al pueblo y a los trabajadores que pueden quedar intoxicados por esto", dijo el director sobre su próxima criatura de celuloide.
"Naturaleza muerta" está ambientada en un pequeño pueblo de Argentina, al que se identifica como "el país del asado", y en el que hay personas vinculadas a la industria ganadera que empiezan a desaparecer. Mientras en la zona se larga a correr el rumor de una posible guerra económica entre ganaderos y agricultores, llega por casualidad una periodista (la bella Luz Cipriota, en un rol atípico en su carrera) y empezará a investigar. El principal sospechoso parece ser un grupo ecologista radical, pero la verdad podría ser mucho más aterradora.
—¿Cómo se te ocurrió filmar una película sobre el maltrato de animales?
—Yo soy fanático del thriller y del género de terror (fue el organizador del festival de cine "Crepusculum Film Fest", dedicado al género fantástico) y empecé a pensar que no había visto en cine el maltrato y sadismo que se practica con los animales, y consideré que era ideal para incluir en una película de terror y que uno se identifique con esto. Me preguntaba cómo puede ser que nadie haya pensado en esto antes, y pensé como disparador en personajes humanos atrapados como si estuvieran en un campo de concentración, y que sufran y sientan el miedo que padecen los animales.
—¿Es una crítica al salvajismo de la condición humana?
—Sí, pero tampoco siento que sea una película activista, simplemente es una película simple y de entretenimiento, y entre líneas tiene esta temática y este mensaje. Y apunta a que tomemos conciencia de ciertas cosas, pero no a que sea una bajada de línea o una cosa densa, sino que transmite esa información para que después cada uno pueda interiorizarse más del tema en su casa.
—¿Por dónde pasa la trama principal que desemboca en la construcción de este mensaje?
—En realidad muchos personajes de la película están atravesados por cierta obsesión que los hace egoístas. La película habla de diferentes formas de hacer activismo: tenemos a una periodista que está dispuesta a hacer cualquier cosa por conseguir una nota en la televisión, tenemos un activista que está también dispuesto a hacer lo que sea por lograr cambiar las cosas. Y ahí se enfoca la diferencia en hacer un activismo pacíficamente y lo que es hacer terrorismo, que no es lo mismo. Podemos tener diferentes ideas o impulsar un debate, pero siempre teniendo en cuenta el respeto por el otro y charlar pacíficamente las cosas que nos parezcan mal a ver si las podemos cambiar. De eso, más que nada, trata la película.
—¿El cine de género en la Argentina crece año a año?
—Sí, cada vez hay más gente que quiere ver estas películas y más directores que las hacen. Fijate que diez años atrás era algo totalmente under y hoy está llegando a salas comerciales. Todavía falta el apoyo de una productora más grande, como lo tuvo "El secreto de sus ojos" y "Relatos salvajes", para que pueda conectar con el gran público. Cuando pase eso va a ser la consagración definitiva del cine de género.
—¿Apostar a crear conciencia social es una manera superadora de hacer cine de género?
—A mí siempre me gustó el cine de terror pero con directores que piensan un terror inteligente, no me gusta el simple. El terror, en realidad, más que pensar en un monstruo es el humano y lo que vivimos. No hay nada más terrorífico que mirar lo que hace el hombre. Entonces, por qué no hacer un cine de género que se ocupe de esas cosas, si no hay nada que dé más miedo que las cosas terribles que nos pasan cuando vas a la tele y prendés el noticiero, ahí tenés una película de terror. Y te va a dar más miedo todavía si sabés que eso sucede de verdad.