Son dos, pero es sólo una, y ahí reside el mérito de "Educando a Nina". Griselda Siciliani se luce en una tira a su medida en la nueva producción de Telefe (lunes a jueves, a las 21.30, por Canal 5), al dar vida a Nina y Mara, dos criaturas antagónicas y disparatadas. La ficción de Underground, que salió a competir fuerte en el prime time, no sólo le torció la mano en las mediciones a "Los ricos no piden permiso" (de Pol-ka y El Trece), sino que le dio una necesaria inyección de humor y desparpajo a la tevé.
El primer capítulo empezó bien arriba. No sólo en el rating, ya que fue el segundo programa más visto con 18.2 puntos, sino que también en intensidad y ritmo. Ritmo de cumbia. En ese escenario cuartetero aparece Nina, una de las bailarinas y coristas que acompaña los shows de El Bicho (Nico Furtado), émulo de Rodrigo.
Aunque aparenta frivolidad, ella es tan sexy y mal hablada como responsable. Es de una familia humilde, está enamorada del cantante de moda, pero se cansó de que El Bicho viva la vida loca.
En otro universo está Mara, hija de Manuel (Juan Leyrado), que es un poderoso dueño de una editorial, cuya figura es el exitoso Antonio (Rafael Ferro), quien saltó a la fama por robar una novela de su hermano Renzo (Esteban Lamothe), postrado por un accidente.
Mara es una cheta drogona, peor mal hablada que Nina, trata mal a todos y hace abuso de poder. Tiene salidas humorísticas para los televidentes pero es aborrecida en su entorno.
En un primer capítulo en el que hubo demasiada información, un error que suele ocurrir en la mayoría de los primeros capítulos por esa necesidad de querer explicarlo todo de manera urgente, "Educando a Nina" sacó un felicitado en el debut.
Fundamentalmente porque explotó al máximo a Griselda Siciliani, quien compone ambos roles con una eficiente ductilidad. El leit motiv de la tira se dispara cuando Mara cae presa en Ibiza por portación de drogas y su padre trata de buscarle un reemplazo para no enchastrar la imagen de la editorial. Ahí se descubrirá que él había sido padre de mellizas, en un pasaje mal resuelto a nivel dramático, y convencerá a Nina que tome el rol de Mara, a cambio de una suntuosa suma de dinero.
En esa mutación está lo mejor de la tira y lo que dará tela para cortar. Porque ella se sentirá incómoda en el rol de una cheta, pero de a poco le irá tomando el gustito. No de los destratos del rol de Mara, sino al heredar ciertos lujos y algunos viejos amores. Uno de ellos será Renzo, que se recuperó de una agonía de dos años y a medida que recupere la memoria tendrá muchos secretos por develar. En ese vínculo amoroso está otra de las llaves de "Educando a Nina". Amor y humor, una fórmula de éxito asegurado.