"Siempre evité ser un súbdito de los laureles/porque vivir era un vértigo y no
una carrera". La cita es de "Me va la vida en ello", compuesta por Luis Eduardo Aute, el mismo que
atiende el teléfono celular desde Madrid para la nota con La Capital. El mismo que hizo
"Anda", el que deleitó a todos con "Al alba" y que parte la tierra cuando entona "Sin tu
latido".
Este compositor, poeta y pintor filipino, que se presenta mañana, a las 20.30,
en el Auditorio Fundación, Mitre 754, afirma que le gusta más el trabajo "fuera de las luces". Se
identifica como un artista "de bastidores" y lo grafica así: "Que me dé el foco no es la ilusión de
mi vida". Pero no hay duda que en cada show deja un pedacito de su alma, le va la vida en ello.
—¿Qué ejercicios hacés en tu interior cuando creas canciones que te
obligan a repasar momentos clave de tu historia?
—Bueno, un poco revivir ese momento. Volver a
experimentar lo pensado cuando se escribió esa canción, una manera de volver a vivir y regenerar
esa idea.
—¿Con tantos años de carrera, hay temas que te llegan de la misma manera o
los ves como si hubiesen sido escritos en tu adolescencia?
—No tengo mucha conciencia. La selección de temas que
voy a cantar en Rosario puede variar según el estado de ánimo, según haga frío o calor, pero cuando
llevo mis canciones al escenario les doy una forma tal que se vea que están vivas todavía, y es
más, que se hubieran compuesto dos horas antes. Felizmente, cuando hice la selección de obras para
volver a tocarlas e incluso grabarlas, la gran mayoría de ellas resisten el paso del tiempo. Y es
porque no ha habido variaciones en cuanto al concepto, hay variaciones formarles, estilísticas,
instrumentales, literarias, pero no conceptuales.
—¿Hay cantantes que siguen tu camino en lo estilístico y conceptual, con ese
respeto a las canciones de amor?
—No lo sé bien, supongo que habrá, pero no encuentro
a músicos que estén en mi misma órbita, lamentablemente, porque ya me gustaría. De todos modos no
tengo mucha información de lo que está haciendo ahora la gente más joven, pero al menos no
encuentro relevo a la vista.
—¿Se avizora un vacío generacional de cantautores tras la triada de Serrat,
Aute y Sabina?
—No, hay algunos compositores buenos, que están más
bien en la línea de Serrat y Sabina, que son más bien narradores, que son cantantes que cuentan
historias, en cambio mis canciones son más de mirarse hacia adentro. Yo cuento muy mal historias,
tengo muy pocas canciones en donde hay personajes, mis canciones son más conceptuales, más
reflexivas, intentando bucear por los bares del interior, no los del exterior.
—¿El amor es una materia prima permanente para hacer bellas
canciones?
—Bueno, el amor estuvo presente en la inspiración de
los autores a lo largo de la historia. Es difícil encontrar una buena novela que no sea una
historia de amor, es difícil encontrar un poema o una canción que no sea de alguna forma una
derivación de una relación de amor o de odio.
—¿Cuál es la explicación a esta inclinación artística recurrente?
— El amor es lo que nos convierte en seres humanos, por eso tal vez
en estos tiempos el amor es una ausencia absoluta y se perdió eso de contemplar al otro, la
generosidad con el otro, solidarizarse con el otro, hacerse uno con el otro, e intentar trascender
la realidad muy aburrida. El amor es un trago ardiente de donde uno se agarra para intentar
trascender la obsoleta realidad.
—¿La crisis social afecta tus canciones?
—Es que mis canciones siempre han estado en crisis,
aunque, no sé, en este caso no inciden en esta realidad. Quizá en algunas, en "A día de hoy" hay
una canción que se llama "La barbarie", que intenta reflejar el status quo contemporáneo, pero no
incide en cuanto a que sea motor de mis canciones que, de alguna forma u otra, han sido muy
estéticas. El esteticismo es una forma de ver la realidad sin especulaciones ilusorias.
—¿La pintura te amplía el campo artístico para darle más vuelo a tu música o
es simplemente un gusto que te das?
—Bueno, es un poco todo. Es un gusto que me doy, me
gusta mucho pintar, lo hacía desde muy joven, quería ser pintor y no dejo de trabajar en mi taller,
en este momento estoy exponiendo una retrospectiva en Roma. Es una actividad que me tomo muy en
serio.
—¿Te dedicarías sólo a la pintura y dejarías la música?
—No podría dejar de escribir canciones o poemas, es algo que me
resulta muy natural. Sí podría dejar de dar conciertos, eso seguramente. Y es porque el escenario
no me gusta nada, soy una persona de bastidores. Que me dé el foco no es la ilusión de mi vida. Me
gusta más el trabajo fuera de las luces. Pero como escribo canciones y las grabo, es lógico que
salga al escenario a cantar. Pero no me siento en absoluto carne de escenario, para nada.