Iván Noble se abraza para cantarle al amor y al paso del tiempo. El ex Caballeros de la Quema presenta hoy, a las 21.30, su nuevo disco "Perdido por perdido", en el teatro La Comedia (Mitre y Ricardone), acompañado de Benjamín López Barrios, Tiago Rodríguez y Agustín De Carli en guitarras, Rubén Casco en teclados, Pablo Alvarez en bajo y Alejandro López en batería. "Hoy en día, más que pintar mi aldea, hago autopsias personales con las canciones", le dijo el músico a Escenario. Baladas con metáforas futboleras para ganarle por goleada a la muerte.
—Siempre se dice "perdido por perdido, me la juego". ¿Te la jugaste con este disco?
—No, no es autobiográfico el título. Siempre el título de un disco lo elijo a último momento y trato de que sea el título de alguna de las canciones, sobre todo de la que más me guste cómo haya quedado. Ahora en la canción el título tiene más que ver con lo que decís vos, es como una canción medio confesional, un autorretrato y trata de ser un homenaje, porque creo que todos hemos sido en algún momento un arquero yendo a cabecear un córner en el minuto 92.
—¿Si alguien pregunta quién es Iván Noble y se le responde que es un tipo que hace buenas canciones con una mezcla de poesía urbana y metáforas ingeniosas, más un guiño a frases cotidianas con un link futbolero, le agregarías algo más?
—Nada (risas). Me gusta rescatar el habla coloquial así en general, y también intento tener cierto vuelo literario porque me gusta mucho leer (ver aparte). Así que trato de que eso se note en las letras, a veces ocurre y a veces no, claramente. Después, el fútbol es una parte grande de las cosas que me gustan y es una gran metáfora de la vida, entonces te termina sirviendo para graficar otras cosas que no tienen que ver a primera vista con el fútbol.
—Siguiendo con las metáforas futboleras, el tema del cierre dice que "la muerte patea fuerte y al medio", y si es así es gol casi seguro.
—Por eso también en "Fuerte y al medio" digo que "a veces la vida es quedarse quieto" y lo que quiere decir ahí es que a lo mejor hacés el ridículo y no la agarrás o, como los arqueros, capaz que te patean fuerte y al medio y la atajás, qué se yo, con la muerte nunca se sabe.
—¿Le tenés miedo a la muerte, a la vejez, al olvido?
—A todo eso, bueno, son los temas que sobrevuelan un poco el disco. En uno de los temas dice "la única guerra es contra el olvido y no vale la pena". El paso del tiempo y sus consecuencias es lo único que debería preocuparnos, el ocaso, la agonía, la vejez y la muerte. ¿A qué le vas a tener miedo si no?
—El amor vuelve a aparecer en tus canciones, por tenencia o carencia. ¿Es inevitable?
—Es que en la historia, ya no sólo de la música popular, sino en la literatura, hay dos o tres temas, el amor, la muerte, la soledad, no hay mucho más que eso. El tema está cómo lo escribís, cómo vestís esas preocupaciones. Y cuanto más grande te ponés, los temas son más existenciales y más universales también.
—¿Cuando componés pensás en pintar tu aldea y a la vez buscar empatía con los que te escuchan?
—Yo cuando escribo no me pongo a pensar en los demás, en cuánta empatía va a provocar una canción o no. Pero sí me doy cuenta que si uno habla de la soledad, el amor o el desencuentro, casi inevitablemente va a haber algún cristiano ahí escuchando el disco que se va a sentir hermano de esa situación. Son sentimientos universales, qué se yo. Cuando era más joven pensaba más en pintar la aldea, y hacer canciones que tenían más que ver con el afuera y el mensaje social, pero hoy en día, más que pintar mi aldea, hago autopsias personales con las canciones, me miro para adentro, digamos.
—¿De esas autopsias podés salir más muerto que nunca o todo lo contrario?
—Las canciones son armas de doble filo, por ahí te acarician y también te dan una puñalada.
—En una canción decís "mis cincuenta espero sean mis ochenta germinando" ¿Al ver más cerca los 50 años surgen cada vez más preguntas?
—Exactamente, cuando uno crece coleccionás preguntas y cada vez tenés menos respuestas a mano. En ese tema del final del disco, que es uno de los que más me gusta, es un repaso de mi vida hasta ahora y lo que trato de contar es que ojalá que esto dure mucho y que pueda morir de viejo acampado en el escote de una enfermera.
—¿No es una afrenta al rock decir que "morirte de rock no está en mis planes", en tu tema "Perdido por perdido"?
—Una afrenta no, lo que pasa es que veo mucha gente que se sigue muriendo de rock, algunos literalmente y otros convirtiéndose en caricaturas de lo que fueron. Yo al rock le agradezco mucho todo lo que me dio y me da, pero no quiero morirme de ser una caricatura del rock. No me interesa morirme de las cosas que se mueren a veces los tipos que hacen rock, sobre todo cómo se morían los «rockers» hace veinte o treinta años. Algunos todavía piensan que ése es un buen plan, el del reviente. Yo me quiero morir de viejo jugando con mis nietos en el jardín, no me quiero morir de gira drogado en el baño de un hotel.
Patricio Pron, musa rosarina
“Me gusta muchísimo lo que leí de Patricio Pron, siempre nos escribimos por Twitter y también leo lo que él recomienda”, dijo Noble en referencia al escritor rosarino. El músico contó que leyó “El espíritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia” y “El mundo sin las personas que lo afean y lo arruinan”, de Pron. “Ojalá que todo lo que lea sea un combustible a la hora de escribir canciones”, afirmó.