La lengua afuera, más allá de convertirse en un logo icónico en la historia del rock, representa mejor que nada la esencia de los Rolling Stones. Ni vale la pena divagar en la confusión de los fans de aquella época sobre si era una obra maestra de Andy Warhol cuando en verdad pasó por la impronta de John Pashe, un ilustre desconocido en ese momento. Los Stones venían a romper con los flequillos prolijos de los Beatles y los coros armónicamente perfectos de sus canciones apostando al banquete de pordioseros y a la simpatía con el demonio. Es cierto que Jagger tenía un vínculo con Lennon y es sabido que fueron amigos de la noche y de algunas sesiones de grabación, pero esa rivalidad se respiraba en el aire cuando eran los años 60, la grieta del rock estaba a pleno y todo estaba por descubrirse. “Sticky Fingers” sale en abril del 71, un año después de la explosiva separación de los Beatles, pero claro, los Fab Four ya tendrían el rótulo eterno de galácticos. Es indudable que ese sello de la lengua roja va mucho más allá de aquel disco, que acunaba perlitas como “Brown Sugar”, “Wild Horses” y “Bitch”. Aunque aparece pequeña en la contratapa del vinilo sirvió de estandarte, por sensual y revolucionaria. La lengua afuera también era el reflejo de los labios carnosos de Mick y representaba de algún modo su desparpajo e irreverencia escénica. Hoy ya pasaron 50 años y la lengua sigue estampada en las remeras de todas y todos. El tiempo pasa, nos vamos volviendo viejos, pero la lengua sigue allí. Y le mojó la oreja a unos cuantos.